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“The Square”, una plaza con vida propia

"The Square", una plaza con vida propia

EFE

El Cairo —

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Vibrante, hipnotizadora y por momentos peligrosa, la plaza Tahrir no solo fue protagonista de la revolución contra Hosni Mubarak, también ha sido eje de la vida política de los últimos años en Egipto, como recoge la película “The Square”.

La cinta, nominada a los Oscar como mejor documental, es un recorrido subjetivo por los acontecimientos que se desencadenaron tras la caída de Mubarak en 2011, hace casi tres años, a través de los ojos de los activistas.

Esa relación entre los manifestantes y la plaza que los acoge y los hace experimentar en sus carnes sentimientos como el sufrimiento o la ilusión es el punto de partida de esta producción que, pese a la expectación suscitada, aún no ha llegado a la cartelera egipcia.

Su directora, la egipcioestadounidense Jehane Noujaim, reconoce en una entrevista telefónica con Efe que le ha tocado grabar un proceso “doloroso”.

No es para menos, aunque solo sea por las miles de personas que han muerto en las protestas reprimidas por las autoridades, ya sea bajo la batuta del Ejército en la transición o de los Hermanos Musulmanes durante el año que gobernó Mohamed Mursi antes de ser depuesto por los militares el pasado julio.

“Ahora estamos atravesando un periodo muy oscuro, pero creo que existe esa idea de que puedes influir en tu propio futuro, incluso si va a llevar un largo camino la lucha por la libertad, la dignidad, los derechos humanos y la justicia social, valores que muchos egipcios comparten”, sostiene Noujaim.

Pese al clima de violencia, la realizadora dice sentir una “profunda esperanza” y recuerda que no hace tanto en Egipto era “muy difícil hablar de política y ahora todos piensan y sueñan con el futuro”.

También se fía de la opinión de los personajes de la película, con quienes ha convivido dentro y fuera de Tahrir. “No miran con pesimismo el futuro”, apunta.

Uno de ellos es Ahmed Hasan, un joven revolucionario soñador que intenta unir a los egipcios en torno a una serie de ideales, y otro es Magdi Ashur, un islamista barbudo que pertenece a los Hermanos Musulmanes, aunque no siempre concuerda con ellos.

Según Noujaim, esas diferencias y tensiones no impiden que ellos se adoren, se necesiten y se ayuden mutuamente de una forma “tan desgarradora como bella”.

“Surgió una relación orgánica entre los egipcios de la que deberíamos estar orgullosos”, indica la cineasta, que define a sus compatriotas como “muy pasionales”.

Emociones que tuvieron su punto álgido en los brotes violentos, en esos momentos en los que la salud y la seguridad del equipo de rodaje se convirtieron en una cuestión vital para Noujaim.

“Todos los del equipo sufrimos el efecto de los gases lacrimógenos, disparos o detenciones”, cuenta la directora, quien no pudo evitar ser arrestada en alguna ocasión y que ahora admite que “había tanto interés por captar la historia que se llegaron a poner en situaciones de peligro”.

Masacres como la de una treintena de cristianos en 2011 o los choques sangrientos de ese año en la calle Mohamed Mahmud, junto a la plaza, tienen su dramático reflejo en la cinta, así como la impotencia de los activistas que quieren hacer oír su voz y se ven superados por fuerzas mayores como los islamistas.

También ejercen una sofocante presión los militares, cuya imagen se vio lastrada en el periodo posterior a la revolución y ha sido relanzada desde la destitución de Mursi en torno a la figura del ministro de Defensa, Abdel Fatah al Sisi.

Está por ver que esas críticas en forma de documental lleguen a las salas de Egipto. Por el momento, solo ha circulado una copia pirata en internet y se han realizado algunas proyecciones en privado.

Noujaim confía en que las autoridades lo autoricen y ha dejado el embrollo burocrático en manos de la destacada productora Misr International Film, después de que estallara un intercambio de acusaciones con la censura, que niega haber prohibido la película.

Mientras, la directora prefiere “celebrar” la nominación a los Oscar con una película que, hablando de “la búsqueda de la conciencia”, ya ha obtenido los premios del público en los festivales de Sundance y Toronto.

Fue precisamente después de la última edición de Sundance cuando Noujaim volvió a ver a los protagonistas de “The Square” bajar a las calles.

Decidió seguirlos y grabar. Así la cinta se alargó hasta la caída de Mursi. ¿Volvería a hacerlo? “No podíamos seguir grabando indefinidamente. Entonces sentí que los personajes llegaban a una conclusión emocional: que no va a bajar del cielo un caballero blanco y va a solucionar todos los problemas”.

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