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CRÓNICA

Ábalos, el último ariete del PP

José Luis Ábalos en los pasillos del Congreso el 21 de febrero.

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José Luis Ábalos se puso chulo el fin de semana en dos entrevistas en las que no se le veía con muchas ganas de asumir su responsabilidad política por el 'caso Koldo' con su dimisión como diputado. En esta situación, todas sus opciones son bastante malas, pero parecía que pretendía confirmar con sus respuestas la apariencia de ser el tipo de político que se encuentra cómodo con personajes como Koldo García. ¿Su partido pretende que dimita? “Tendrá que hacerlo convenientemente”, dijo. ¿No se lo han sugerido ya? “A mí las cosas se me dicen claritas”. No tenía pinta de estar preparando la mudanza del despacho.

El PSOE le tomó la palabra el lunes y lo demostró en público. Le exigió la entrega del escaño en un plazo máximo de 24 horas. El exministro de Transportes debía asumir la responsabilidad por haber llevado al Ministerio a un personaje como García, que pasó de conducir el coche a hombre para todo lo que quiera el ministro y finalmente a hombre que sabe rentabilizar una posición de poder en su beneficio. Estaba claro que no podía colar la teoría de Ábalos de que habría dimitido rápidamente si hubiera sido aún ministro, pero ya no lo es. Como si, por ser diputado, le fuera a salir gratis.

No existiría Koldo, el presunto conseguidor de comisiones, si antes no hubiera aparecido Ábalos, el ministro.

Los socialistas intentaron eso que raramente funciona bien. Darle a alguien una patada y un beso al mismo tiempo intentando que duela lo menos posible. No quieren volver a verlo en el Congreso, pero su opinión sobre él es extraordinaria. La gente no sabe hasta qué punto lo aprecian. “José Luis Ábalos es el mejor ejemplo de la ortodoxia de partido, del puro compromiso y del puro respeto a la historia y militancia de este partido”, dijo la portavoz del partido, Esther Peña. Un momento, ¿le estaban echando del Congreso o poniendo su nombre a una calle?

Ábalos ha perdido algo de ortodoxia en los últimos días. El PSOE sólo necesitó tres horas para comprobar que su primer intento de solucionar la crisis no había funcionado. La noticia que apareció fue la de su dimisión como presidente de la Comisión de Interior del Congreso. Es decir, sobre lo de renunciar al escaño, nada de nada. Lo confirmó el martes en una rueda de prensa en el Congreso en la que no admitió preguntas de los periodistas. “No puedo acabar mi carrera política como si fuera un corrupto”, dijo al anunciar que pasará al Grupo Mixto. 

Ante la posibilidad de que Ábalos dimitiera, el Partido Popular se movió rápido por si acaso. No podía permitir que el PSOE amortizara el caso con el cadáver político de su antiguo ministro. La amnistía es una inmensa ubre de la que se puede alimentar durante mucho tiempo, pero no sirve para cubrir por sí sola la dieta parlamentaria de preguntas al Gobierno. Hay que renovar la carnaza de vez en cuando.

Este miércoles, Alberto Núñez Feijóo y otros cinco diputados del PP realizarán cinco preguntas en la sesión de control –habrá una más de Vox– y una interpelación. “¿Cuántos escándalos puede soportar su Gobierno?”, es la elegida por Feijóo. Esa es una cuestión fácil de responder. Sánchez le responderá con algún fragmento sabroso del sumario de la Gürtel.

Otra de las preguntas está destinada al actual ministro de Transportes. Teniendo en cuenta el número de peleas en que se ha metido Óscar Puente en Twitter en los últimos días, el espectáculo está asegurado.

El sumario de la investigación ya no es secreto, pero sólo se han conocido algunos fragmentos. El PP lo sabe todo. En este caso, no resulta conveniente manifestar ningún respeto a la independencia judicial o dejar que los jueces y fiscales hagan su trabajo. El partido ya ha terminado la instrucción y celebrado el juicio. Justicia rápida y letal, como en las películas del Oeste.

Este fin de semana, Elías Bendodo dictó sentencia. Ya puede tomar nota el juez. “El que ejecuta las órdenes es Koldo”, dijo en un acto público. Y empezó a largar nombres de ahí hacia arriba. Bendodo ya tenía la serie de Netflix en la cabeza. “El jefe de la trama es Ábalos, el epicentro de esta organización criminal”. En realidad, no es el jefe, ya que por encima hay un “padrino”, al que el número tres del PP identifica como Santos Cerdán. Pero no es el número uno –esta es la parte que menos nos va a sorprender–, porque existe “un líder máximo que está informado de todo y toma todas las decisiones, y ese líder máximo es Pedro Sánchez”.

Esto es la política española. Puedes tachar al presidente del Gobierno de liderar una “organización criminal” y no pasa nada. Sin pruebas, todo con las hábiles deducciones de alguien como Bendodo. Y luego dirán que no se puede hablar ahora libremente de ningún asunto, no como en los ochenta cuando nos lo pasábamos en grande.

Bendodo forma parte de una mesa de seguimiento del caso formada en la dirección nacional del PP y que dirige Cuca Gamarra. Es una elección perfecta. La secretaria general es la que escribió en 2022 que “en el PP la responsabilidad, lealtad y ejemplaridad deben guiar siempre la conducta dentro y fuera del partido, por respeto a nuestros votantes y a nuestros afiliados”.

La cadena de flores estaba orientada a elogiar a Pablo Casado después de que este acusara a Isabel Díaz Ayuso de haber beneficiado a su hermano con estas míticas palabras: “La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros de beneficio por vender mascarillas”.

Unos días después, Gamarra decidió que todo eso era muy entendible y se unió a los que guillotinaron a Casado y recibieron a Feijóo con los brazos abiertos. Está claro que nadie mejor que ella para ocuparse de un asunto de dudas éticas y legales por la compra de mascarillas.

No ha habido en España, a diferencia por ejemplo de Gran Bretaña, una investigación en el Parlamento para conocer en profundidad cómo fue la respuesta de la Administración a la pandemia, no con el objeto de meter a nadie en prisión, que para eso están los tribunales, sino para sacar enseñanzas de cara al futuro.

Ahora, por nuestros pecados, tendremos dos. Una en el Congreso, promovida por el PSOE para examinar los contratos de compra de material sanitario firmados por todas las administraciones. Otra en el Senado, controlada por el PP, que cuenta con mayoría, que se centrará en el caso de los negocios de Koldo García y asociados. Aunque la verdad es que servirá para generar unos cuantos titulares, porque Bendodo ya sabe todo lo que ha pasado.

Cada uno desenterrará lo que cree que es la basura del otro. Ya están todos avisados. Ahora que la izquierda no cesa de recordar el caso del hermano de Isabel Díaz Ayuso, el Gobierno madrileño está sobre aviso. Su consejero de Presidencia tuvo el lunes una ocurrencia genial con el comentario: “Que gente se lucrara cuando peor lo pasamos es lamentable”. Era como volver a escuchar a Casado hablando sobre su jefa.

Nota: artículo actualizado con la decisión de Ábalos de no dimitir y de pasar por tanto al Grupo Mixto.

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