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La OTAN agoniza y Aznar ya no sabe qué hacer para que despierte

José María Aznar en la presentación del informe sobre la OTAN.

Iñigo Sáenz de Ugarte

La paciencia de José María Aznar con Donald Trump se ha acabado. Con anterioridad, por ejemplo en su libro 'El futuro es hoy' publicado en octubre de 2018, no se había mostrado muy duro con el presidente de EEUU. Trump ya había calificado a la OTAN de “obsoleta” y había dejado claro que los viejos aliados de EEUU no le inspiraban mucho respeto. Todo era cuestión de dinero para él –lo sigue siendo– y si los países europeos no aumentaban sus gastos de Defensa, eso quiere decir que le estaban timando.

El concepto de solidaridad atlántica provocaba la risa de Trump. Había que imaginarse a Aznar rechinando los dientes.

Ahora el expresidente español ya no tiene motivos para ocultar el temor que le producen el alejamiento de EEUU y Europa a causa del aislacionismo de Trump y su desdén por las alianzas permanentes. Nada hay más importante que la OTAN para Aznar y nadie puede negar que la organización atraviesa desde hace años una etapa de baja relevancia internacional, precisamente ahora que acaba de inaugurar su nueva sede. Se podría decir que está hibernando a falta de una estrategia definida que justifique su existencia, aunque es difícil saber si algún día despertará. Hace unos días, Emmanuel Macron fue más duro y dijo que se encuentra “en estado de muerte cerebral”.

Aznar presentó el lunes 'La Alianza Atlántica 70 años después: de la reforma a la refundación“, un informe elaborado por la fundación que preside, FAES. En su momento, él llamó ”comentarios incoherentes“ a las frases despectivas de Trump hacia la OTAN. El informe no personaliza en el presidente, pero la crítica de fondo es evidente: ”El papel que en la actualidad está desarrollando Estados Unidos es en extremo perjudicial para el mantenimiento del vínculo trasatlántico por lo que implica de unilateralismo y nacionalismo“.

Las conclusiones del texto elaborado para FAES por Florentino Portero y Mia Milosevich son críticas con el presente de la OTAN y escépticas sobre su futuro. Se pregunta si la Alianza “sigue teniendo sentido”, si conserva algún valor como pilar del orden internacional liberal y si sobrevivirá a la falta de autoridad de EEUU en el mundo.

“Soy un atlantista convencido”, dijo Aznar, que cree que la OTAN como organización militar sólo es una parte de lo que llama el Pacto Atlántico. Ante un mundo sobre el que Aznar es tan pesimista que parece de izquierdas (el pesimismo sombrío en política exterior es más habitual en la izquierda que en la derecha), el expresidente considera que el único salvavidas reside en la OTAN y la alianza de Europa con EEUU. Como ese flotador está perdiendo aire y Trump lo trata a patadas, no es extraño que la derecha europea atlantista se sienta abandonada por su gran amor. El Brexit les dejará además sin su mejor aliado en la Unión Europea. Con todo lo que han elogiado a los conservadores británicos durante años y ahora les han dejado tirados.

Aznar también tiene cuentas pendientes con los gobiernos europeos que en su gran mayoría no destinan al gasto en Defensa el 2% del PIB que reclaman la OTAN y EEUU. Sin embargo, el divorcio entre las dos orillas del Atlántico no se limita sólo a la inversión en armamento. “El gran debate ahora es el 2%”, comentó Portero. “Pero si suponemos que todos los países europeos elevan su presupuesto (de Defensa) al 2%, la Alianza seguiría en la situación crítica en que está ahora”.

Trump, el matón

En una entrevista reciente con un columnista de The Wall Street Journal, Aznar era mucho más crítico con Trump que lo que fue este lunes. Afirmó que el mayor error cometido por el presidente de EEUU ha sido la decisión de abandonar a los kurdos de Siria para dar vía libre a la invasión del norte del país por tropas turcas.

La Administración de Trump “es un matón con sus aliados, es un matón con sus amigos, no hace nuevos amigos y no respeta a sus amigos actuales”, dijo Aznar. La traición a los kurdos supondrá “un alto precio en términos de confianza, y también en términos de confianza en la política de EEUU y en EEUU como nación”, continuó.

Es una crítica que es habitual escuchar a los congresistas demócratas y a algunos republicanos –entre ellos los neoconservadores– que apoyaron, como Aznar, todas las aventuras militares de George Bush en Oriente Medio, incluidas aquellas que acabaron en un baño de sangre.

Aznar se ha quedado compuesto y sin presidente norteamericano al que respetar, mientras la OTAN agoniza y acaba de ser menospreciada por un presidente francés. Eso sí que es quedarse sin referentes. Cuánto tiempo ha pasado desde que era amigo de George y ponía los pies sobre la mesa, como él. Ahora en la mesa sólo hay espacio para Trump y los atlantistas como Aznar no son bien recibidos.

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