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La dimisión de Carolina Punset supone un lastre para Albert Rivera ante el próximo congreso de Ciudadanos

Albert Rivera junto a la eurodiputada Carolina Punset

Carmen Moraga

La inesperada dimisión de la valenciana Carolina Punset como responsable de Medio Ambiente y Territorio de la Ejecutiva de Ciudadanos ha puesto en entredicho la imagen de unidad que intentan transmitir los dirigentes del partido.

La decisión de la eurodiputada de abandonar su puesto en la dirección –aunque mantendrá el escaño en Europa y la militancia–, alengando “discrepancias en la estrategia” del partido, no solo ha dejado al descubierto la crisis soterrada que vive Ciudadanos en la Comunidad Valenciana. También le ha abierto un roto a Albert Rivera a escasos meses de la celebración de la IV Asamblea General de Ciudadanos.

Este cónclave tenía que haberse celebrado hace más de un año pero se ha ido retrasando con el argumento de que los estatutos del partido marcan que no se puede celebrar cuatro meses antes de unas elecciones ni hasta dos meses después. El secretario de Organización, Fran Hervías, había adelantado a eldiario.es que podría fijarse bien para finales de noviembre o para enero,  dependiendo de la posible investidura de Rajoy. La última fecha que se baraja ahora para su convocatoria es la de finales de febrero o  principios de marzo.

Tanto Rivera como otros miembros de la dirección coinciden en asegurar que Punset “jamás” había mostrado esas discrepancias que alega ahora con la estrategia del partido “ni públicamente ni internamente”. Es más, recuerdan que cuando la Ejecutiva ha tenido que tomar decisiones importantes, como los pactos con el PSOE y el PP, o el cambio del 'no' a Rajoy por una abstención técnica, o finalmente por un 'sí', la eurodiputada nunca manifestó su oposición.

Los dirigentes del partido están molestos por los modos que empleó la exportavoz en Les Corts para dar a conocer su renuncia. Según diversas fuentes consultadas por eldiario.es, Punstet acudió el lunes de la semana pasada a la reunión de la Ejecutiva pero en ningún momento anunció sus intenciones a sus compañeros.

Al finalizar, le dijo a Rivera que quería hablar con él y le adelantó que había redactado un comunicado con su dimisión. En dicho comunicado afirmaba que “no se sentía identificada con la mayor parte de las decisiones estratégicas tomadas por la dirección del partido”. También explicaba que quería defender “la tradición ilustrada, los valores laicos, sociales y progresistas” de los principios fundacionales del partido, que tenían “como propósito irrenunciable la desarticulación de cualquier tipo de nacionalismo, incluyendo el regionalismo no independentista”. Concluyó que no había tenido apoyos en esa tarea y que su labor “se había vuelto estéril”. Sus argumentos no convencen a los dirigentes nacionales.

Punset había causado diversos problemas al partido de Rivera con sus manifestaciones contrarias a la inmersión lingüística y a la bandera valenciana a la que llamo “trozo de tela”. Pero quienes la conocen destacan que su renuncia va más allá de esa actitud antinacionalista. El origen de su “desencanto” con Rivera, según exdirigentes regionales, vino al darse cuenta de que iba a ser descartada para la portavocía del partido, a la que aspiraba.

Punset, que fue de número tres en la candidatura a las europeas, optó el pasado mes de febrero por irse a Bruselas para ocupar el hueco que dejaba Juan Carlos Girauta al ser elegido diputado nacional. Su falta de sintonía con el actual líder de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana, Fernando Giner, encuadrado en el ala más conservadora del partido, había quedado ya más que patente.

“La dirección nunca ha visto a Punset como el referente más adecuado para nuestra región”, afirman en el partido.

Punset, a la que se sitúa ideológicamente más cercana al centro izquierda, tampoco estaba de acuerdo con el acercamiento al PP y el pacto firmado con Rajoy que ha propiciado Rivera, “pero eso no lo ha dicho en las reuniones, de verdad”, afirma un destacado miembro de la Ejecutiva.

La decisión de Rivera de promover al portavoz económico, Luis Garicano, para ocupar la vicepresidencia del Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE) tampoco parece haber sentado muy bien a Punset ya que, según algunas fuentes, aspiraba ahora a ese cargo.

Crisis latente en Valencia

La propia dirección del partido reconoce que en Valencia sigue habiendo una crisis latente entre las 'dos almas' que conviven dentro -una más progresista y otras más conservadora- y que la dimisión de Punset puede ahora reavivar.

Además, desde que el partido comenzó allí su implantación, hace escasamente tres años, los conflictos internos en las provincias, o en importantes municipios de la región se han sucedido sin descanso. En algunos casos han finalizado con expulsiones o abandonos voluntarios.

Los críticos cuentan que esos casos pueden superar el centenar en toda la comunidad y aseguran que los problemas aumentaron cuando se situó como delegado territorial a Emilio Argüeso, y a Juan Córdoba como subdelegado en Valencia, dos hombres de confianza de Fran Hervías, el secretario de Organización del partido.

Uno de los primeros expulsados, Pedro Gallén, edil de Bétera, ahora en el grupo de los no adscritos, afirma a eldiario.es que los cargos orgánicos en Valencia “se han puesto a dedo” sin que mediara “mérito alguno”. Y apunta a que “la crisis no es que se haya reavivado en Valencia, es que nunca se ha apagado”.

Gallén conoce bien los entresijos del partido porque dirigió el equipo municipal de campaña y también formó parte del que coordinó las europeas, elecciones a las que se presentó en 2014 Carolina Punset aunque no logró salir entonces elegida.

Afirma que su expediente fue abierto con acusaciones injustas por “incumplir los estatutos” y “romper la disciplina de voto”. Lo considera “inexplicable”, ya que precisamente él encabezaba la candidatura a la alcaldía y se votó a sí mismo.

Otros críticos que prefieren mantenerse en el anonimato son más duros en sus valoraciones. “Te abren expediente sin causa aparente. Simplemente porque no comes de la mano de los oficialistas. Por un comentario en la red o por lo que ellos consideran una deslealtad. Te amenazan de muchas formas. Y te echan. O te vas tú antes, aburrido”. 

De este malestar interno reinante también da fe José Salvador Murgui, concejal de la localidad valenciana de Casinos, ahora en el grupo no adscritos, y antes en el de Ciudadanos.

Según la versión que ofrece a eldiario.es, en abril el Comité Ejecutivo de Ciudadanos le abrió un expediente disciplinario y le pidió que entregara el acta tras publicarse que la Fiscalía Anticorrupción le investigaba por presunto blanqueo de capitales y estafa, acusaciones que achaca “a una campaña de difamación” contra él organizada por Compromís de su pueblo, por no votar a favor de su candidato a la alcaldía y dar apoyo al PP –partido en el que Murgui militó–, siguiendo las indicaciones de la propia dirección de Ciudadanos.

El controvertido caso “basado en falsedades”, según Murgui, ha terminado siendo sobreseído este mes de octubre. “Me pidieron el acta sin escucharme y sin dejar que me defendiera. Todavía estoy esperando a que me pidan disculpas o me den la oportunidad de explicarme”, lamenta.

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