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Ciudadanos monta una secuela de 'Kill Bill'

Inés Arrimadas en una rueda de prensa en el Congreso el 27 de agosto.

Iñigo Sáenz de Ugarte

En su trayectoria fulgurante para ocupar el espacio electoral del Partido Popular, Ciudadanos ha pisado el acelerador, ha sobrepasado la línea continua y se ha salido de la calzada hasta penetrar en la zona habitualmente ocupada por Vox y la ultraderecha en Europa. La estratagema es conocida: denunciar un panorama espeluznante de la seguridad en las grandes ciudades y relacionarla con la inmigración. El toque español consiste en una medicina muy extendida en nuestro país: pedir una inmediata reforma del Código Penal, ese Frankenstein lleno de cicatrices producto de operaciones quirúrgicas realizadas a golpe de las últimas noticias que aparecen en los medios de comunicación.

En las últimas semanas, el aumento de los robos violentos en Barcelona ha producido un lógico debate sobre la seguridad. España es uno de los países europeos con menor número de crímenes violentos –y al mismo tiempo, con uno de los mayores porcentajes de población carcelaria–, lo que no impide que algunos datos sobre algunos delitos en algunas ciudades obliguen a cuestionar lo que están haciendo al respecto las administraciones central, autonómica y local.

Ciudadanos hizo el primer anuncio el miércoles con una intervención de su portavoz parlamentaria, Inés Arrimadas. En ese momento, tocaba pintar un cuadro sombrío. “Los ciudadanos no pueden vivir con miedo mientras los delincuentes reincidentes gozan de impunidad”, dijo. Se diría que la justicia no persigue a los ladrones, cosa difícil de creer, y que por cierto ya se decía en España en los años 80, lo que provocó sucesivas reformas del Código Penal. Es una historia recurrente que suele aparecer en los meses de verano, precisamente cuando más turistas hay en la calle. El negocio del robo también se mueve por la ley de la oferta y la demanda.

El partido de Albert Rivera completó la ofensiva el jueves al presentar en el Congreso dos proposiciones de ley para endurecer el Código Penal y la Ley de Extranjería. ¿Para qué en el segundo caso? Para proceder a la expulsión automática de extranjeros condenados a más de un año de prisión por hurtos en caso de multirreincidencia. Eso es algo que ya se hace, pero no de forma automática porque los condenados tienen derecho a presentar alegaciones en los procedimientos de expulsión (una sanción administrativa), le guste o no a cualquier partido. Es ese tipo de cosas que están en la Constitución, que Ciudadanos dice defender todos los días, incluidos festivos.

Los abogados que se ocupan de defender a estos extranjeros afirman que la argumentación de Cs es falsa: “El procedimiento de expulsión ya de por sí es rapidísimo y carente de garantías”.

“Pero, señora Arrimadas, ¿tan difícil es leer las leyes vigentes antes de hablar y así evitarse bochornos?”, respondió en Twitter el senador socialista y jurista Javier de Lucas.

Según el abogado Francisco Solans,el automatismo en la expulsión que pide Cs ya se introdujo en el Código Penal en 1989 hasta que el Tribunal Supremo dictaminó que era anticonstitucional.

El ejemplo de Trump

La relación directa entre inmigración y criminalidad es un argumento propagandístico habitual en los mensajes de Donald Trump. Ya en la campaña de 2016 calificó de “violadores” y “asesinos” a las personas que llegaban de México. En 2018, dijo que sólo el trabajo de la ICE –agencia federal de inmigración y aduanas– impedía que el grupo criminal de origen salvadoreño MS-13 se hiciera con el control de las ciudades hasta el punto de que “tendrás miedo de salir de casa”. De la caravana de migrantes que procedía de Centroamérica y México, dijo que incluía a “criminales y gente desconocida de Oriente Miedo” (al día siguiente, admitió que no tenía pruebas de ello).

La realidad es que entre 1990 y 2013, la población de inmigrantes sin papeles se triplicó en EEUU, pero los índices de delitos violentos cayeron un 48% por distintas razones, según datos del FBI. De ahí que se pueda hablar del “mito del inmigrante criminal”, que ha arraigado en la opinión pública de ese país. Una encuesta de Gallup de 2017 mostró que el 42% pensaba que la inmigración empeoraba la situación de seguridad del país (un 50% no creía que tuviera ningún efecto).

¿Cómo se llega a ese nivel de desinformación? Mencionando a los inmigrantes siempre que salen a relucir los problemas de seguridad o describiendo de forma alarmista situaciones concretas producidas en algunas ciudades, como si fueran la norma general.

“Hemos visto escenas inauditas en nuestras ciudades como luchas con katana en plena calle”, dice el argumentario que ha distribuido Ciudadanos entre sus dirigentes para que defiendan sus propuestas. “Hemos visto escenas” (en plural) se refiere a un incidente que se produjo en Barcelona a finales de agosto.

Los españoles viven con miedo, decía Arrimadas. Ahora empezarán a ver katanas por todas partes.

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