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La coalición abre una nueva fase pendiente del papel que juegue Iglesias tras el 4M

Pedro Sánchez posa junto a las cuatro vicepresidentas tras comunicarle al rey los cambios del Gobierno, entre ellos el nombramiento de Yolanda Díaz como vicepresidenta tercera.

Irene Castro

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La precipitada salida de Pablo Iglesias del Gobierno abre una nueva fase en la coalición. Nadie preveía un episodio así apenas un año después del inicio de la andadura del primer bipartito desde la Segunda República. Y aún tiene capítulos por delante que son una incógnita incluso para los protagonistas. Lo cierto es que Unidas Podemos aprovecha las elecciones madrileñas para reforzar la candidatura que tenía riesgos de no obtener representación parlamentaria y acelera una sucesión en la que Iglesias llevaba tiempo pensando. Ahora está por ver el papel que juega Yolanda Díaz y si su nuevo papel como máxima representante de Unidas Podemos en el gabinete conlleva nuevas formas de funcionamiento interno. Los socialistas ansían un cambio, aunque tienen dudas del papel de Iglesias fuera del Gobierno.

La remodelación del Gobierno llega en un momento en el que la tensión interna había llegado a su punto más álgido. Las desavenencias en materia de Igualdad y la presión de Unidas Podemos en algunos asuntos sociales llevaron la relación entre socios al límite. La coalición llevaba meses saltándose sus propias normas internas y las elecciones catalanas caldearon aún más el ambiente. Ahora los comicios en la Comunidad de Madrid marcan un nuevo punto de inflexión, aunque el escenario es de mayor complicidad entre las fuerzas de izquierdas que se disputan un mismo electorado, pero que tienen como objetivo desbancar a Isabel Díaz Ayuso en una circunscripción que es proporcional.

En el PSOE no tienen previsto recuperar las reuniones de coordinación semanal –los conocidos como maitines a los que acudían los equipos más estrechos de Sánchez e Iglesias–. Aunque formalmente los socialistas no han abordado cuál será la nueva relación con el socio minoritario, las fuentes consultadas sí esperan un cambio en las formas, sobre todo en la gestión de las discrepancias por parte de la nueva vicepresidenta tercera, ante el hartazgo porque se aireen los conflictos. De hecho, en la comparecencia en la que anunció los cambios del gabinete, el presidente envió un mensaje al incluir la “discreción” en la descripción de cuál será el funcionamiento del Gobierno. También habló de “humildad” y “determinación” para resolver los problemas de los ciudadanos.

La forma en la que Díaz gestione el nuevo liderazgo de Unidas Podemos en la coalición está por ver y se irá definiendo con el tiempo. “Será como hasta ahora, irán hablando”, dicen en su equipo. En Unidas Podemos dan por hecho que la nueva vicepresidenta asumirá el mismo espacio que tenía Iglesias y que tendrá la interlocución con Sánchez en los mismos términos que su predecesor. Sin embargo, en estos meses también hubo un cambio respecto a la forma en la que se solucionaban los conflictos internos. Mientras que inicialmente –desde que Sánchez llegó a Moncloa y en el comienzo de la andadura de la coalición- eran presidente y vicepresidente los que desencallaban determinados asuntos en conversaciones a dos, la tendencia se modificó y fue desapareciendo ese mecanismo. Por ejemplo, no fue necesario un encuentro entre Sánchez e Iglesias para cerrar los flecos de los presupuestos de 2021, como sí sucedió dos años antes.

“El tratamiento lo tenemos entre los ministros. El vicepresidente no ha estado en las negociaciones, ni siquiera en las de la investidura”, expresa una ministra socialista, que no cree que en el día a día se vaya a notar la salida de Iglesias. No obstante, en las filas del PSOE sí hay cierto alivio ante la salida de Iglesias porque dan por hecho que el talante de Díaz será distinto y que la presión que pueda ejercer como líder de Unidas Podemos desde fuera será menor y, sobre todo, tendrá una lectura distinta. “Es más complicado cuando está dentro porque tiene una responsabilidad”, reflexiona una de las fuentes consultadas. En la campaña de las elecciones catalanas, por ejemplo, causó mucho estupor en el PSOE que el vicepresidente dijera que en España “no hay una situación de normalidad democrática”.

“No creo que el papel de Iglesias se sustituya”, contrapone un destacado dirigente del PSOE. Esa es la gran incógnita del nuevo escenario que se abre ahora, pero, sobre todo, después del 4M, según reconocen en el equipo de Iglesias, donde admiten que la situación es “rentable” para Unidas Podemos, que podrá seguir ejerciendo presión desde fuera. “No se acaba la relación, aunque la salida de Iglesias cambia las cosas”, señalan sobre el nuevo papel que tendrá y su interlocución con el presidente. La propia portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, admitió que Unidas Podemos tendrá que definir los nuevos roles: “Corresponderá a Unidas podemos ver cómo y de qué manera establece la interlocución el señor Iglesias. La nueva vicepresidenta tercera contará con el todo el respeto, toda la interlocución y toda la capacidad que su formación política delegue en ella”.

A pesar de las tiranteces de los últimos meses, el Consejo de Ministros despidió al vicepresidente con un aplauso. Tanto en el interior de la reunión como en su comparecencia posterior, Sánchez alabó el trabajo de Iglesias ante el “gigantesco reto” que la coalición encontró apenas un mes después de conformarse con la llegada de la COVID-19 a España. “Desde las diferentes visiones que nuestro partidos y propuestas representan en el Gobierno de coalición siempre ha prevalecido la unidad, la responsabilidad y el interés general”, expresó Sánchez, que también ensalzó el “compromiso” de Iglesias, según dijo Montero.

Sin embargo, días antes tanto Nadia Calviño como Margarita Robles, que son las ministras de cuota socialista con una relación más tensa con Unidas Podemos, pusieron en cuestión el momento escogido por Iglesias para marcharse. La vicepresidenta económica admitió en una entrevista en Antena 3 que le “sorprendió la decisión”. “Hay mucho por hacer en el ámbito de los servicios sociales”, reprochó. “No podemos olvidarnos de que hubo que realizar unas segundas elecciones porque dijo que si no entraba en el Gobierno, no había Gobierno –dijo la titular de Defensa, a pesar de que Iglesias renunció a formar parte del gabinete en julio de 2019–, por lo que es un poco sorprendente que dé esta noticia cuando llevamos solo un año y hay tantísimo por hacer”.

Iglesias, por su parte, se despidió del Gobierno a través de un vídeo –Salvador Illa compareció en Moncloa antes de dimitir para concurrir como cabeza de lista del PSC–. El aspirante de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid mostró su “orgullo” por haber formado parte del Gobierno: “Hemos demostrado que, a pesar de todo, las cosas se podían hacer mejor, que a nosotros no se nos compra y que somos capaces de producir mejoras para la mayoría social de nuestra patria”.

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