Fascistas, youtubers y grupos de Telegram calientan las convocatorias de Ferraz desde el móvil

Alberto Pozas

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Todas las concentraciones de miles de personas frente a la calle Ferraz de Madrid tienen un objetivo claro: protestar contra la amnistía. Pero no todas tienen el mismo origen. Algunas han sido convocadas por Vox o su entorno, otras surgen de las redes sociales y todas, sin excepción, tienen detrás una riada de mensajes en grupos de Telegram vinculados a la extrema derecha que incluyen vídeos, fotos, teorías de la conspiración e invitaciones a la violencia y, a la vez, ambiguamente, a la paz. Se trata de canales que suben la temperatura a unos manifestantes que luego no pueden ocultar su descontento cuando el lenguaje ambiguamente bélico de sus anfitriones se queda en una sentada a distancia prudente de las vallas del Congreso.

“Sin ira y fuego les dará igual”. “Seréis juzgados y no será por vuestros jueces”. Algunos de estos mensajes han sido escritos en las últimas semanas por Luis 'Alvise' Pérez, antiguo asesor de Ciudadanos en València, en sus comentarios sobre las concentraciones de la calle Ferraz o de cualquier noticia que, según su criterio, exponga la existencia de una “mafia” mediática y política. Un lenguaje que, cuidadosamente, roza lo marcial sin entrar abiertamente en la incitación a la violencia.

Alvise Pérez no ha sido el convocante oficial de ninguna de las concentraciones que han llevado a miles de personas a la calle Ferraz. Pero su canal, con más de 323.000 seguidores, fue una de las grandes plataformas de promoción de la concentración del pasado martes: un vídeo conjunto con Daniel Esteve, presidente de la empresa Desokupa, invitaba a manifestarse. “Se acerca el día de no detenerse donde nos ordenen detenernos”, había dicho unos días antes.

El canal de Pérez, que se presenta a sí mismo como “analista” en sus propios mensajes de Telegram donde difunde sus propias declaraciones, no ha sido el único al que han recurrido los asistentes a la manifestación para recibir y ofrecer información sobre las concentraciones, pero sí es el que más seguidores tiene. En todos se difunden las convocatorias, en algunos de ellos las pancartas que más tarde se ven en Ferraz –por ejemplo, el logo del PSOE con la rosa sustituida por una pistola– y en la mayoría se cruzan impresiones. Algunos usuarios critican los actos violentos de una minoría ultra y otros lamentan no haber podido prender fuego al número 70 de la calle Ferraz.

Los canales de Alvise Pérez y de Desokupa son de los pocos que han dado el salto a la calle con nombre y apellidos. Los dos llegaron al cruce de Ferraz con Marqués de Urquijo el martes de la semana pasada como sendas estrellas del rock con un megáfono y con Miguel Frontera, el ultra que durante meses acosó a Irene Montero y Pablo Iglesias en su casa, y poco después se lanzaron a mover a la multitud por las calles de la ciudad: “Vámonos a dar una vuelta”, dijo Esteve, antes de liderar a miles de personas por la Gran Vía hasta la cámara baja escoltados por varios influencers de ultraderecha.

Una vez allí, el tono levantisco de sus intervenciones y mensajes de Telegram fue sustituido por una llamada constante a la calma, a sentarse a un metro de la valla del Congreso y a bajo ningún concepto provocar una reacción de los 30 antidisturbios que esperaban pacientemente en la Plaza de las Cortes. Después de un intercambio de palabras con el operativo policial mucho más moderado que sus mensajes de Telegram y vídeos de YouTube, Pérez y Esteve desconvocaron la concentración pacífica en el Congreso. El líder de Desokupa llegó a pedir perdón a los policías por hacerles “correr” por la Gran Vía de Madrid.

Desde ese día sus mensajes públicos han bajado varias octavas la melodía de la calle, han dirigido su atención a la actividad del Presidente del Gobierno y los lugares en los que se aloja para alentar protestas, y han renegado de unos disturbios en los que no participaron. Pero los comentarios escuchados en el Congreso esa noche y leídos posteriormente en su canal de Telegram reflejan la dicotomía de unos mensajes que llaman a la acción para luego protagonizar una sentada pacífica.

“¿Para esto venimos?”, decía un manifestante. “Se han cagado, tío”, lamentaba otro. En el canal de Pérez no faltaban tampoco los que le afeaban que, después de esbozar el asalto al Palacio de Invierno, se hubiera ido a su casa a cenar. “Habéis dejado tirados a los patriotas en plena carga policial mientras os ibais a llenar el estómago tu, el desokupa y vuestros armarios”, decía uno. “Para sentarme me quedo en casa. La próxima vez hay que quemar el Congreso”, afirmaba otro usuario.

“¿No quedan sicarios, militares locos?”

En este y otros grupos de Telegram los asistentes y partidarios de las concentraciones comparten fotos y vídeos, a veces unas convocatorias que ya vienen cocinadas de otras redes como X e Instagram y, finalmente, comparten sus impresiones. Una de ellas, del canal de Pérez, es un audio de alguien que se pregunta abiertamente por la posibilidad de contratar a un asesino a sueldo para acabar con la vida de Pedro Sánchez tras denunciar que los aviones les lanzan “veneno” desde el aire: “¿No quedan sicarios, militares locos o francotiradores que le peguen un tiro? ¡Con lo fácil que sería untar a billetes a un francotirador se le dan diez millones y que le pegue un tiro en la cabeza!”. El mensaje, según el propio Alvise, ya ha sido borrado.

Las convocatorias no llegan solo desde estos canales cercanos ideológicamente a Vox, entre los que se incluye Revuelta. El partido ultra Democracia Nacional, cuyos líderes han acudido a Ferraz casi todos los días, tiene un canal llamado “Defiende Madrid”. España 2000 ha afirmado que “Cuando la patria está en peligro todo está permitido excepto no defenderla”. Bastión Frontal, grupo neonazi que anunció su disolución hace un año, recuperó su cuenta de Telegram para lanzar un mensaje el pasado lunes con su escudo: “Mañana todos a Ferraz”. “Dios con nosotros”, puede leerse en otro grupo de Telegram donde los ultras hacen suyo el lema de la Wermacht nazi.

Las convocatorias de estos grupos y chats donde participan miles de personas se convierten estos días en una amalgama de enlaces a medios de comunicación con la actualidad sobre las protestas, la amnistía o la política en general, llamamientos a la tranquilidad y llamamientos sin tapujos a la violencia. Las posibilidades de trazar una línea entre estos grupos de Telegram, los asistentes a las manifestaciones y las minorías ultras que inician los altercados, en caso de que existan, son mínimas.

Los miembros de colectivos de extrema derecha que ocupan la cabecera de las concentraciones, que entonan cánticos fascistas, racistas y machistas y que encienden una bengala roja o cantan el himno de la División Azul como prólogo de la violencia, no se hacen un selfi para subirlo al chat de Alvise Pérez. En general, por lo que ha podido comprobar este medio durante las manifestaciones, tampoco muestran mucha simpatía por PP, Vox, la Policía Nacional, la Constitución o el propio Felipe VI, en sintonía con su ideología ultra.

“La Constitución destruye la nación”

Suyos son los cánticos que delatan la presencia de fascistas o neonazis en una manifestación. “La Constitución destruye la nación”. “Policías hijos de puta”. “¿Dónde están, no se ven, los niñatos del PP?”. Son lemas que, paradójicamente, entonan jóvenes que pocos minutos antes gritaban “¡Viva el Rey!”. Se ha popularizado la presencia de banderas de España con el escudo recortado, algo de lo que presumen grupos neonazis en Telegram. Y decenas de jóvenes gritaron de alegría cuando algunos ultras retiraron una bandera de la Unión Europea que llevaba un manifestante en la cabecera de la concentración.

Las costuras solo saltan cuando se encienden las bengalas y los expertos en violencia se abren paso hacia la cabecera, protegidos horas antes por la presencia de miles de personas que cantaban al alimón con ellos. Entonces, las dos almas de los grupos de Telegram se pueden ver en la calle Marqués de Urquijo: los que gritan “fuera, fuera” a los encapuchados y los que ya saben que van a arder los contenedores.

El viaje de ida desde la convocatoria hasta la calle hace el trayecto de vuelta a los teléfonos móviles en forma de vídeos y fotos. Material que cumple cualquier objetivo al alcance de la imaginación de los líderes de la comunicación de extrema derecha: imágenes que demuestran la infiltración de militantes del PSOE en la manifestación, que las pelotas de goma salen con desgana de las bocachas de los antidisturbios o que todo es susceptible de ser un atentado de falsa bandera.

Además de su rechazo a la amnistía, hay otra cosa que todos los asistentes a estas manifestaciones comparten, desde la convocatoria hasta los disturbios: la aversión a cualquier prensa. El “prensa española manipuladora” que popularizó el independentismo catalán ha sido reciclado estos días para que ultras y no ultras carguen, a veces físicamente, contra trabajadores de medios de comunicación incluso en plenos disturbios o cuando la concentración ya ha sido disuelta. Solo se salvan los youtubers y comunicadores cercanos a la extrema derecha que, previamente, han llamado a participar en la manifestación y juegan a la comba con la línea entre el periodista y el manifestante. El ministro del Interior, Fernando Grade-Marlaska, ha denunciado a Javier Negre, director del canal ultra Estado de Alarma, por alentar la identificación pública de policías nacionales.

Varios reporteros de La Sexta y uno de En Boca de Todos (Cuatro) han sido hostigados a lo largo de estos días. Las reporteras, en ocasiones, reciben también como añadido gritos machistas similares a los que se lanzan contra la ministra Irene Montero o Begoña Gómez, esposa del Presidente del Gobierno. El pasado jueves, mientras los antidisturbios perseguían a ultras por el Parque del Oeste pasadas las once de la noche, una mujer con una bandera de España en la cintura se encaraba en solitario con varios encapuchados para reprocharles su actitud violenta, para poco después girarse y empezar a gritar a una reportera: “¡La culpa de todo esto es vuestra!”.

Pocos minutos después de que el PSOE registrara en solitario la ley de amnistía, los mensajes en Telegram siguieron este lunes rodando en varias direcciones. “No perdáis las formas ni la educación nunca”, pedía un seguidor de Alvise Pérez. “¿Contratar un sicario? Yo lo hago gratis” afirmó otro inmediatamente después.