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El firmante del informe de la Eurocámara sobre Puigdemont: afín al líder del PP europeo, acusado de trato de favor y sin larga carrera jurídica

Freddy Drexler, al jurar el cargo como jurisconsulto del Parlamento Europeo, en octubre de 2013.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

En la antigua Roma, los juriconsultos eran personas sabias y conocedoras del Derecho, que fueron creando doctrina, acompañando las sentencias con sus aclaraciones sobre los puntos más dudosos. Durante un tiempo, su saber suplía las carencias del Derecho, eran una suerte de complemento legislativo. El jurisconsulto del Parlamento Europeo, firmante del informe sobre Carles Puigdemont, sin embargo, carece de carrera y obra jurídica. De hecho, su cargo es juriconsulto, y, a diferencia de otros que lo ocuparon anteriormente, en su currículum publicado en el Parlamento, no figura como jefe de los servicios jurídicos del Parlamento.

La principal formación en el mundo jurídico de Drexler es un DAE en Derecho Comunitario. Un Diploma en Estudios Avanzados de la Universidad Robert Schumann, prestigiosa, eso sí, de Estrasburgo. Drexler firma el informe de la Eurocámara –sin nadie más de los servicios jurídicos, que Drexler dirigió entre 2012 y 2013– solicitado por su presidente, Antonio Tajani –mano derecha de Silvio Berlusconi–, sobre los políticos catalanes presos y los dirigentes en Bélgica.

El informe de Drexler validaba que pudieran ser candidatos, pero despejaba en España –junta electoral central, tribunales– la consecución del acta, dando por buena la tesis de que debían recogerla en el Congreso –el 17 de junio–, lo que implicaría el arresto de Carles Puigdemont y Toni Comín en cuanto aterrizaran en Barajas.

Drexler, francés, pasa por ser uno de los miembros del clan alsaciano de Joseph Daul, el patriarca de los democristianos franceses en el Parlamento Europeo y en Bruselas. Primero como jefe del grupo parlamentario –2007-2014–; y luego como presidente del Partido Popular Europeo –desde 2013, donde se encuentra como su número dos a otro miembro del PP español, el eurodiputado Antonio López Istúriz, secretario general del PPE–.

Esa afinidad de familia política –y de origen natal– le ha permitido a Drexler avanzar posiciones en la Eurocámara. Y cuando Daul deja la jefatura del grupo popular en favor de un bávaro, Manfred Weber –con muy buenas relaciones con el vicepresidente del grupo popular, el español Esteban González Pons–, coloca a su delfín bajo las órdenes de otro alemán, Klaus Welle, secretario general del Parlamento Europeo, demiurgo de la casa desde 2009. Drexler, entonces, se convierte en su jefe de gabinete –2009-2011–.

Licenciado en Estudios Políticos y Europeos, Drexler ha hecho toda su carrera en la Eurocámara, donde entró en 1992. Pero cuando saltó fugazmente a la fama de la burbuja bruselense fue en 2011, cuando una trabajadora de la institución envió un mail a todas las cuentas de correo electrónico del Parlamento Europeo, más de 5.000, dirigido al “secretario general y a Freddy”.

En el mensaje, enviado el 1 de agosto de 2011, se denunciaba que se estaban produciendo ascensos a cambio de favores sexuales y les señalaba duramente tanto a Welle como a Drexler.

El escándalo fue doble en aquellos días. Primero, por el mensaje, que llegó a todos los buzones electrónicos del dominio del Parlamento. Y, segundo, porque los servicios informáticos se encargaron de borrarlo de todas las bandejas de entrada de la noche a la mañana.

A raíz de aquello, Drexler fue recolocado como jefe de los servicios jurídicos durante un breve periodo de tiempo –2012-2013–, hasta que posteriormente es enviado al puesto que ahora ocupa: jurisconsulto.

En 2013 sustituyó a Pennera, quien a su vez había tomado el testigo de un español, Gregorio Garzón Clariana. Garzón Clariana ejercía de jurisconsulto y director del servicio jurídico, y tiene algo más que un Diploma en Estudios Avanzados en Derecho Comunitario: es catedrático de Derecho Internacional Público, y catedrático Jean Monnet ad personam de Derecho de la Unión Europea, consejero jurídico principal en el Servicio Jurídico de la Comisión Europea (Bruselas, 1986-1993), además del Jurisconsulto del Parlamento Europeo y director general del servicio jurídico (Estrasburgo/Bruselas/Luxemburgo, 1994-2006).

Pennera, como Garzón Clariana, también era jurisconsulto y director del servicio jurídico de la Cámara. Cuando Pennera se jubila, Welle reconoce “la pericia legal, financiera y administrativa de Christian Pennera, así como su perspicacia para las dinámicas políticas que allanan el camino para el cambio institucional, incluidos los desarrollos más allá de los Tratados. Ha sido un defensor muy eficaz y firme de los intereses del Parlamento Europeo ante el Tribunal Europeo”.

Y es que entre sus funciones están: prestar asistencia jurídica a los órganos políticos del Parlamento, así como la secretaría general; prestar asistencia a las comisiones parlamentarias en su trabajo legislativo; y representar al Parlamento Europeo frente las jurisdicciones europeas y nacionales.

Pero el informe de Puigdemont no es el único célebre firmado por Drexler. En febrero de 2015, seis meses después de que Martin Schulz (S&D) respetara el pacto y concediera la derrota para presidir la Comisión Europea en favor de Jean-Claude Juncker (PPE) a cambio de presidir el Parlamento Europeo, pide un informe al jurisconsulto Drexler sobre qué tipo de comité o comisión puede crearse en la Cámara a raíz del escándalo LuxLeaks, que salpicó al propio Juncker. Y la opinión de Drexler fue determinante para rebajar el peso de la presión sobre Juncker.

Como ministro de finanzas y primer ministro de Luxemburgo durante muchos años, Juncker fue acusado de ayudar a grandes empresas a pagar menos impuestos.

Como ha pasado ahora, en aquellos días Drexler fue el único que firmaba el informe, sin que estuviera implicado nadie del servicio jurídico. Y basándose en ese estudio, Schulz argumentó que no había fundamentos legales para investigar a Juncker. En su lugar, se creó un comité especial, con menos peso político que una comisión de investigación, que habría sido perjudicial para Juncker.

A diferencia de lo que ocurrió entonces, parece faltar algún paso por dar por parte de la Eurocámara: el presidente pide un informe; y el jurisconsulto Drexler redacta la nota él solo. Entonces, Schulz y el resto de la Eurocámara decidieron qué tipo de investigación se le hacía a Juncker. Pero, en este caso, no ha habido ningún pronunciamiento ni del plenario del Parlamento Europeo ni de ninguno de sus órganos sobre si acatan o no la nota de Drexler.

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