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Cinco polémicas de Celia Villalobos

La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos

Irene Castro

La vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos, es protagonista esta semana por su actuación en el Pleno ante la insistencia de la oposición en que Mariano Rajoy debe dar explicaciones en el Parlamento sobre sus “mentiras” sobre el caso Bárcenas. Además de su consejo al “ama de casa”, durante la crisis de las vacas locas, para que no echara “huesos de vaca cuando haga una comida, aunque ya no se venden, sino de cerdo” o de los reproches que recibió cuando se refirió a las personas con discapacidad como “tontitos”, Villalobos ha protagonizado otros momentos peculiares a lo largo de su carrera política.

“No son más tontos porque no entrenan”

En 2007, la entonces diputada del PP protagonizó una escena en el patio del Congreso al enfadarse con el conductor de su coche oficial porque tardaba en recogerla. Villalobos gritó, en varias ocasiones, “¡Vamos!” “Vamos, Manolo” “¡Venga, coño!” y se quejó de que 'el suyo' iba “a ser el último en llegar”: “¡Al final el mío va a ser el último!, vociferó. La diputada no paraba de hacer aspavientos y de moverse de un lado a otro del patio del Congreso con nerviosismo hasta llegar a decir: ”No son más tontos porque no se entrenan“. No se sabe qué le dijo tras subirse enojada a la parte de atrás del vehículo.

Recursos públicos para asuntos del PP

Nada más estrenar la vicepresidencia de la Cámara Baja, Villalobos utilizó recursos públicos para enviar un 'mailing' masivo a militantes y apoderados del PP en Málaga que habían apoyado a Rajoy en las elecciones de noviembre de 2011. El gasto del envío de las cartas, en las que les pedía el apoyo para Javier Arenas en las elecciones andaluzas, corrió a cargo de las arcas del Estado, no a las cuentas del Partido Popular.

Sin datos del “tesoro” del Congreso

Otra de sus labores como vicepresidenta del Congreso fue la supervisión de las obras de rehabilitación del tejado y de algunas de las salas del Palacio, entre ellas el hemiciclo. Una enorme gotera obligó a suspender la primera sesión parlamentaria que se celebraba tras la finalización de las obras, que costaron cuatro millones de euros. Tras los trabajos de rehabilitación, Villalobos admitió que se habían encontrado piezas, cuadros y “tesoros” y se descolgó con la necesidad de realizar un inventario de las joyas histórico-artísticas que alberga el Palacio de la Carrera de San Jerónimo, hasta ahora inexistente.

Machismo en los apellidos

Hace unos días la vicepresidenta del Congreso tuvo un encontronazo con el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, al empeñarse en dirigirse a él como “señor Pérez”. Fue durante una sesión en el Parlamento y la bancada socialista empezó a murmurar. “Pérez Rubalcaba -corrigió-. Se llama Pérez, yo qué culpa tengo”. “No lo he hecho con mala intención. Yo soy la señora Villalobos y no Talero (su segundo apellido), qué le vamos a hacer”, continuó ante las quejas de los socialistas. “Las mujeres tenemos un apellido y los hombres dos”, se quejó Villalobos, que le dio la palabra a la portavoz del PSOE refiriéndose a ella con sus dos apellidos: Soraya Rodríguez Ramos.

Salida de tono en el Pleno

Después de que Posada expulsara a cuatro diputados de la Izquierda Plural del hemiciclo por exponer una moción sobre las mentiras de Rajoy en el Congreso, la insistencia de la oposición consiguió enervar a la viceresidenta, que sustituía en ese momento a Jesús Posada. Villalobos cargó contra un diputado socialista por su labor en Andalucía. “¿Qué democracia es ésta? Libertad”, espetó desde su escaño Manuel Pezzi cuando Villalobos no dejaba a Chesús Yuste, de Chunta Aragonesista, poner como ejemplo el veto del PP a las mociones sobre el caso Bárcenas. “¡A ver si lo aplica usted en Andalucía!”, resolvió la vicepresidenta, que hoy ha admitido que se pasó “un poquito” al aludir a la política en Andalucía.

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