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De 1930 a 2018: un nuevo Pacto de San Sebastián logra tumbar a Mariano Rajoy

Banquete ofrecido por el Gobierno a los participantes en el "Pacto de San Sebastián". De izq. a dcha: (sentados): Santiago Casares Quiroga, Marcelino Domingo Sanjuán, Alejandro Lerroux, Alcalá Zamora, Manuel Azaña, Fernando de los Rios y Jaume Aiguader; (de pie): Carrasco i Formiguera, Eduardo Ortega y Gasset, Luis Nicolau d'Olwer, Rafael Sánchez Guerra, Álvaro de Albornoz, Fernando Sasiáin, Angel Galarza, Diego Martinez Barrio y Matías Mallol Bosch. Madrid, 22 de agosto de 1931.

Andrés Gil

Fue clave para lo que vino después. El Pacto de San Sebastián, del 17 de agosto de 1930, puso las bases para apuntillar el régimen de Alfonso XIII y alumbrar la Segunda República. Primo de Rivera había dimitido en enero, el monarca había encomendado al general Berenguer que se hiciera cargo del país, pero el régimen agonizaba. “He hablado con Aitor [Esteban, portavoz del PNV] de que esto recuerda al Pacto de San Sebastián”, afirma el líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, en alusión de la suma de partidos de izquierdas y de formaciones nacionalistas que están a punto de desalojar de La Moncloa a Mariano Rajoy para hacer presidente al socialista Pedro Sánchez.

“La dictadura gozó de un consenso generalizado hasta 1927”, escribe Juan Pablo Fusi en su Historia mínima de España (Turner): “Fracasó, probablemente, porque intentó crear un sistema político propio –un régimen corporativo y autoritario– y porque naufragó ante la aparición, ya en 1929-1930, de un conjunto de problemas –políticos, militares, universitarios, económicos– que no supo resolver. La crisis galvanizó el republicanismo, prácticamente muerto en 1920 y unido ahora en el llamado Pacto de San Sebastián. El movimiento revolucionario promovido por la oposición republicana para diciembre de 1930 fracasó. Pero la represisión gubernamental –ejecución de los capitanes Galán y García Hernández; procesamiento de los líderes republicanos (Alcalá Zamora, Largo Caballero, Miguel Maura, Lerroux...)– popularizó la causa republicana. La República fue proclamada el 14 de abril tras unas elecciones municipales que adquirieron el carácter de un plebiscito adverso para la monarquía. La caída de la monarquía y la proclamación de la Segunda República en abril de 1931 no fueron solamente un cambio de régimen. La República fue un gran momento histórico”.

República y federalismo. Son los dos elementos fundamentales. Como explica Mariano Esteban de Vega  en “En torno al nacionalismo español”, en Les nationalismes en Espagne: “La Dictadura de Primo de Rivera paraliza los proyectos de reorganización del Estado que se habían venido planteando en los años anteriores, sobre todo la suspensión de la Mancomunidad catalana y la prohibición del uso del catalán en actos oficiales. De hecho, en el Pacto de San Sebastián de agosto de 1930, fraguado por la oposición a la monarquía, participan en lugar destacado los nacionalistas catalanes y gallegos (no así los vascos), conscientes del imposible logro de la autonomía en el marco de la monarquía de Alfonso XIII”.

“Esa sería la herencia que recibiría en 1931 la II República”, escribe Fusi en El problema vasco, de los fueros al estatuto de Gernika: “La idea de España que inspiró la Constitución republicana implicaba el reconocimiento de la existencia de regiones con una personalidad histórica acusada y con derecho, por tanto, a constituirse como comunidades autónomas. Entre ellas se incluía la región vasca: así lo plantearon en 1930 ante la oposición republicana reunida en San Sebastián los dos únicos políticos de la región presentes —el socialista Prieto y el republicano Sasiain— y así lo reconocería en 1935 la más significada personalidad del nuevo régimen, Manuel Azaña”. El propio Miguel Maura, en su libro Así Cayó Alfonso XIII (1962), definía como ejemplar la transición del Pacto de San Sebastián a las Constituyentes de la República.

¿Hacia dónde transita este Pacto de San Sebastián reeditado que tumba a Rajoy? Hoy, como en agosto de 1930, el problema territorial sigue vigente, con un artículo 155 vigente y un Govern de la Generalitat independentista; pero también el agotamiento del Gobierno, en este caso acorralado por tantos casos de corrupción que se ha convertido en tóxico para el resto de partidos.

El Pacto de San Sebastián asfixió a la monarquía de Alfonso XIII y reforzó al republicanismo, algo que ahora no parece estar encima de la mesa: la oposición a Mariano Rajoy parece concitar en estos momentos más adhesiones parlamentarias que la oposición a Felipe VI.

Aquel 17 de agosto de 1930 fue clave para lo que vino después. ¿Será clave para lo que esté por venir esta alianza de partidos de izquierdas y formaciones nacionalistas sellada en esta moción de censura?

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