Podemos, octavo aniversario en el diván: todo pendiente de Yolanda Díaz

Laura Galaup

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Octavo aniversario en el diván. La organización que cambió el sistema político español en 2014 y que al poco de cumplir cinco años llegó al Consejo de Ministros sentó a su secretario general en la vicepresidencia del Gobierno afronta el reto de volver a inventarse. Pablo Iglesias, su líder y fundador, el dirigente al que se aferró la organización para levantar las campañas más complicadas, ha dado un paso al lado y, al menos sobre el papel, vuelve a ser el analista político que se hizo conocido en las televisiones al calor del movimiento indignado. Fue el último de los fundadores en salir, tras asumir personalmente el reto de intentar desbancar a Isabel Díaz Ayuso de la presidencia de la Comunidad. Iglesias se marchó pero dejó el futuro de la coalición Unidas Podemos en manos de Yolanda Díaz, la dirigente a la que miran todos ahora en ese espacio.

Sin Pablo Iglesias al frente, con una dirección más coral y una primera línea copada por mujeres, la formación que ahora lidera Ione Belarra trabaja en un futuro electoral incierto que nadie ve ya desligado de Izquierda Unida y de la coalición que se forjó hace más de un lustro en el llamado pacto de los botellines que permitió a Iglesias y a Alberto Garzón en mayo de 2016 presentar la coalición electoral. Desde entonces, Podemos siempre lideró la coalición, pero hasta eso puede cambiar en caso de que la vicepresidenta segunda sea la cabeza de lista del espacio confederal en las próximas generales. El partido de Ione Belarra perdería el timón central de la candidatura en detrimento de Díaz, su compañera en el Consejo de Ministros. 

Desde el mismo día de su retirada, Iglesias animó a la nueva dirección del partido a “acompañar” a Díaz en la construcción de “un frente amplio” para “seguir mejorando la vida de la gente”. Volvió a hacerlo ante su propia militancia en el acto de clausura del ‘encuentro de rearme ideológico’ que el partido organizó en octubre en Rivas Vaciamadrid. En esas jornadas de debate, el partido articuló su hoja de ruta tras el cambio de liderazgo, con la salida del ex vicepresidente de Gobierno y la entrada de la ministra de Derechos Sociales. 

Esa nueva estrategia se ha titulado 'Brújula para ganar esa década'. En ella se hace balance de los primeros años de Gobierno de coalición, de las medidas que han salido adelante y de las discrepancias con el PSOE. Podemos continúa apostando por reforzar los servicios públicos, blindar una nueva generación de derechos feminista, consolidar derechos LGTBI, promover la transición ecológica o crear parques públicos de vivienda. 

“Era evidente que cuando se empezase a gobernar una parte de la épica se perdería”, indica Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido, que estuvo presente y tomó la palabra en la rueda de prensa –celebrada el 17 de enero de 2014 – donde se presentó Podemos. Ocho años después de esa puesta de largo, que se celebró en el Teatro del Barrio en el barrio madrileño de Lavapiés, el partido enarbola las leyes estatales elaboradas y promovidas por el Gobierno de coalición del que forman parte desde hace dos años. Cita la del sí es sí, la ley trans, la ley riders, la de eutanasia, la reforma laboral o la mayor subida de la historia en el salario mínimo interprofesional.

“No es lo mismo hacer política en el entorno del 15M, donde había mucha efervescencia, que cuando las aguas se calman y hay que empezar a aportar soluciones. Esas son más frías: son leyes, son posiciones que no tienen la misma épica que cuando estás en la fase destituyente”, destaca Monedero sobre la evolución que se ha vivido en el partido desde que él mismo, junto a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Teresa Rodríguez y Miguel Urbán dieron aquella rueda de prensa, que sirvió como pistoletazo de salida para el proyecto político. 

“Mi vivencia personal es que Podemos ha sido una montaña rusa: ha sido desilusión e ilusión, desilusión e ilusión”, recuerda Urbán, ya desvinculado de la formación. Él y Teresa Rodríguez, miembros de Anticapitalistas, han sido los últimos en abandonar el partido que dirige actualmente Belarra. Antes que ellos, Errejón ya se había escindido de Podemos tras impulsar el nacimiento de Más Madrid, el último y definitivo desencuentro con la organización que ayudó a fundar.

En aquella presentación también estuvo presente Isa Serra, que actualmente forma parte de la dirección liderada por Belarra y ejerce como portavoz nacional del partido. Mira hacia atrás y defiende que “los elementos centrales del proyecto continúan”. “Hemos sido y somos motor de cambio en este país”, indica. Cuando se le pide hacer balance, Serra destaca la “ambición” de su formación “por acabar con el bipartidismo sigue intacta”. Y celebra que Podemos haya roto la “cláusula de exclusividad” que impedía que “un proyecto transformador” a la izquierda del PSOE se sentase en el Consejo de Ministros. 

“Durante este último año un equipo de mujeres ha tomado el relevo, y estoy segura de que conseguiremos leer el momento político y social de nuestro país para seguir llevando los cambios aún más lejos”, apunta Belarra, en una respuesta remitida por escrito a elDiario.es. La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales apuesta por “caminar hacia un Estado del Bienestar más fuerte, una verdadera reindustrialización verde o por tener una empresa pública en cada sector estratégico.” “Así estaremos más cerca del país justo, ecologista y feminista que queremos, indica”.

Para la dirección actual hay dos fechas que marcan su pasado y su futuro. “Somos un proyecto que nace del 15M. No se entiende su existencia sin el 15M ni el recorrido posterior, pero tampoco sin el 8M”, indica Serra. En esa línea Sofía Castañón, diputada nacional y portavoz adjunta en el Congreso, apunta que la movilización feminista del 8 de marzo de 2018 supuso “un punto de inflexión”.

Una dirección marcada por el 8M

“Creo que Podemos ha tenido la capacidad de sentirse interpelado desde el primer momento, rompiendo una serie de dinámicas patriarcales y machistas que existen en la sociedad y que han existido en nuestra organización”, explica Castañón a elDiario.es. “Mientras ninguna organización lo hacía, nosotros hemos reconocido que había machismo en nuestra formación porque existe en la sociedad. Y reconocerlo es el primer paso para ir corrigiendo”.

Sobre este asunto Monedero defiende que “el paso de una dirección muy masculina a una claramente femenina” es “una señal de la evolución política en la dirección marcada por el agotamiento del bipartidismo, que era muy masculino y estaba lleno de testosterona”. En esa línea, subraya que “las personalidades muy fuertes del primer Podemos, que era también eminentemente masculino, han dejado paso a personalidades menos contundentes, pero al mismo tiempo mucho más dialogantes”. “El hecho de que figuras supuestamente fuertes fuéramos dejando el espacio a liderazgos femeninos ha sido una señal de inteligencia y generosidad. De inteligencia, porque refuerza el proyecto, y de generosidad, porque era cierto aquello que decíamos al comienzo de que no estábamos en la política para quedarnos”.

La nueva cúpula de Podemos afronta otro largo ciclo electoral que arranca en febrero –con las elecciones en Castilla y León– con importantes retos. El primero de ellos pasa por conseguir una implantación en los territorios, algo que no se ha logrado en los primeros ocho años. Con el partido en la cresta de la ola, con poco más de un año de vida, la organización obtuvo en las autonómicas de 2015 unos resultados que no han vuelto a cosechar. En los últimos comicios madrileños, Podemos fue la formación que menos representación obtuvo; en Galicia se quedó fuera del parlamento autonómico y en Euskadi, pasó de once a seis escaños. Las encuestas en Castilla y León no le auguran grandes noticias, los sondeos pronostican que el resultado de UP puede oscilar entre uno y tres procuradores.

“Empezamos la casa por el tejado. Comenzamos a construir la organización sin cimientos territoriales y municipales. Esta es la tarea pendiente”, reseña Irene de Miguel, al frente de las áreas de horizonte verde y revitalización del medio rural en Podemos. Su visión, alejada de Madrid y ubicada en Extremadura, le permite reivindicar la “periferia” en los órganos de decisión del partido. “Podemos es ahora mucho más rural que en sus comienzos”, señala. Para justificar su respuesta, destaca que en esa línea, la de la defensa del medio rural, se han orientado algunos de los textos legislativos impulsados por el Gobierno de coalición, como la Ley de Cadena Alimentaria o La Ley de Cambio Climático.

Reforzarse en los territorios

El salto de Podemos a las instituciones no se ha producido únicamente a nivel estatal. En estos últimos años, el partido ha conformado gobiernos autonómicos de coalición en Canarias, Aragón y en Navarra, además ostenta la Vicepresidencia en comunidades como Valencia y Baleares. Pero son varias las voces que piden superar el madrid-centrismo que ha presidido en muchas ocasiones la organización. Lo ha lamentado alguien tan poco sospechoso como su último secretario de Organización, Alberto Rodríguez, expulsado del Congreso por una polémica sentencia que dio por buena la versión de un policía que lo acusó de haberlo pateado en una manifestación. Durante su entrevista de despedida en Salvados Rodríguez aseguró que en su paso por la política ha comprobado “los límites de una estructura partidaria estatal” para defender los intereses de Canarias, donde fue elegido diputado.

“Siempre se puede mejorar el valor que se da en la política a los territorios periféricos”, destaca Juan Pedro Yllanes, vicepresidente balear, quien defiende que entre los equipos de Podemos en gobiernos regionales existe coordinación e interlocución directa. Este juez en excedencia sostiene que su partido se debe “adaptar a los tiempos políticos” actuales, en especial, a la “aparición estelar de la extrema derecha”. 

Ante la irrupción de partidos ultras –expone el vicepresidente autonómico– “el proyecto de la izquierda” está obligado a “reforzarse”. “Eso nos hace superar el límite de los partidos para pensar en un proyecto que aglutine a las fuerzas progresistas de este país que no estén identificadas con el PSOE”, indica.

Y ahí se refiere a la dirigente en la que están puestas todas las esperanzas de la organización, a pesar de no haber militado nunca en ella: la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, que habla abiertamente de superar los partidos y de generar un instrumento nuevo. Díaz va dando pistas de que no quiere conformarse con representar lo que queda a la izquierda del PSOE, habla de un proyecto transversal, como en los primeros tiempos de Podemos, pero tampoco da muchas más pistas sobre cómo llevarlo a cabo. De momento, lidera a los ministros de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros, y coordina al grupo parlamentario, pero con respecto a Podemos opera como una persona ajena a la organización e incluso ha participado en un acto de mujeres políticas, junto a Mónica Oltra, Mónica García, Ada Colau y Fátima Hamed, donde muchos vieron el inicio de algo más grande.

Bendecida como estuvo por Iglesias, Podemos de momento deja hacer y no cuestiona a la dirigente política mejor valorada del país, por encima del propio presidente, Pedro Sánchez.

Alejandra Jacinto, diputada autonómica en Madrid y portavoz nacional del partido, asume que “ensanchar el espacio” es imprescindible, tras las muchas bajas que ha sufrido Podemos en estos convulsos ocho años. Aunque Díaz y su entorno sostienen que todavía no ha deshojado la margarita y no ha tomado la decisión de concurrir a las próximas elecciones generales, Iglesias se aventuró a perfilar el futuro de su ya ex compañera de Consejo de Ministros el día que la designó sucesora. “Puede ser la próxima presidenta del Gobierno”, apuntó el ex secretario general tras renunciar a sus cargos políticos tras las elecciones madrileñas.

El equipo de Belarra apoya a Díaz pero a la vez reivindica protagonismo en ese espacio. Jacinto señala que Podemos “es condición necesaria” para que la vicepresidenta segunda “pueda llevar a buen puerto su proyecto de país”. Para Monedero, el partido que él fundó constituye el “campo base” sobre el que se articula un frente amplio “que tendrá que ir configurándose”. 

“Podemos, respecto de Yolanda Díaz, es la máxima generosidad, sin dejar tampoco que nadie se comporte de manera abusona. Podemos siempre ha alimentado muchas miradas políticas, de hecho todos los partidos siempre han nacido así”, insiste Monedero. Alejados ya del partido, algunos de sus fundadores, como Urbán, recomienda a sus ya ex compañeros que tengan en cuenta el pasado para afrontar los fallos cometidos. “Se tendría que aprender de los errores”, responde al ser preguntado sobre la plataforma en la que trabaja la vicepresidenta, y cita tres ejemplos a evitar: hiperliderazgo, normalización – “convertirse en un partido más”–  y moderación – “centrarse políticamente”–.

Ante el descalabro de Ciudadanos y la explosión de Vox, Podemos llega a su octavo aniversario con el objetivo de seguir siendo una alternativa al bipartidismo. Desde la dirección defienden que durante estos años se han convertido en “un espacio político consolidado”, indica Serra. El nuevo ciclo electoral que arranca en unas semanas en Castilla y León dictaminará como es el futuro de la organización en la era post-Iglesias.