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Los opositores camboyanos se retiran de las calles tras la violencia

Los opositores camboyanos se retiran de las calles tras la violencia

EFE

Bangkok —

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Las calles de la capital de Camboya amanecieron hoy en calma después de que la oposición decidiera suspender las protestas debido a la violencia que ha causado al menos cinco muertos en los últimos días.

El líder opositor, Sam Rainsy, decidió anoche cancelar las movilizaciones previstas para hoy, en la que esperaba congregar a decenas de miles de personas para denunciar el supuesto fraude electoral en las pasadas elecciones, informan medios locales.

Decenas policías y guardias de paisano dispersaron ayer con violencia a los manifestantes opositores en el Parque de la Libertad, un día después de que al menos cinco huelguistas murieran por disparos supuestamente procedentes de las fuerzas de seguridad.

“El viejo concepto de estabilidad bajo una dictadura ya no sirve. Los países donantes se darán cuenta de que debemos hacer algo, no podéis cerrar los ojos a esta farsa de democracia”, afirmó Sam Rainsy, según el diario “Cambodia Daily”.

El dirigente del opositor Partido para el Rescate Nacional de Camboya (PRNC), que asistió hoy al funeral por los huelguistas fallecidos, aseguró que, a pesar de la cancelación, proseguirán con su lucha pacífica contra el Gobierno.

Rainsy reveló que él y el vicepresidente de su partido, Kem Sokha, deberán comparecer el próximo 14 de enero en los tribunales acusados de provocar o incitar “altercados en la sociedad”.

“Iré al tribunal el día 14. No he hecho nada malo, no tengo miedo”, afirmó el líder opositor.

El sábado, las autoridades camboyanas indicaron en un comunicado que la disolución de los manifestantes se llevó a cabo de una “manera pacífica sin causar heridos” y acusó a los opositores de generar violencia y destrucción en sus recientes protestas.

A través del Ministerio del Interior, prohibió toda manifestación pública hasta el restablecimiento de la ley y el orden.

El primer ministro, Hun Sen, que ha dirigido Camboya con puño de hierro pero ha mantenido la paz tras los convulsos años del Jemer Rojo (1975-1979), ganó los comicios del pasado julio en medio de acusaciones de fraude electoral.

La oposición encabezada por Sam Rainsy exige una reforma del sistema electoral y la repetición de las elecciones en las que denuncian que hubo numerosas irregularidades.

Después de varios lustros de relativa estabilidad política bajo Hun Sen, un número creciente de camboyanos aspira a un mayor bienestar en medio de las grandes desigualdades económicas, con carencias básicas como sanidad o incluso acceso a electricidad.

Desde hace semanas, los trabajadores del textil exigen una subida del salario mínimo hasta los 160 dólares mensuales, mientras que el Gobierno sólo está dispuesto a conceder un aumento desde los actuales 80 a 95 dólares.

La huelga y las protestas, que paralizaron el 85 por ciento de las fábricas en torno a Phnom Penh, desembocaron en enfrentamientos violentos el pasado viernes en los que murieron los cinco manifestantes.

La industria textil y de calzado emplea a unas 500.000 personas y representa alrededor del 95 por ciento del total de exportaciones de Camboya, un negocio de varios miles de millones de dólares que nutre de ropa a las principales marcas de moda.

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