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Podemos, ante el 26M: salvar Barcelona y postularse como un socio imprescindible para el PSOE

Ada Colau, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en un acto de campaña en Barcelona.

Aitor Riveiro

Barcelona, Madrid y la gobernabilidad con el PSOE. Estas son los tres hitos que marcarán el éxito o el fracaso de Podemos en las elecciones europeas, municipales y autonómicas de este domingo. Una triple cita en las urnas que servirá para repartir buena parte del poder territorial español y como segunda vuelta de las generales del 28A. Del resultado de este examen final, y de sus consencuencias para el Gobierno central, dependerá el futuro del espacio político articulado alrededor del partido de Pablo Iglesias.

Este 26 de mayo se someten a las urnas las autodenominadas Ciudades del Cambio. Municipios en los que hace cuatro años ganaron candidaturas apoyadas por Podemos y que supusieron la primera irrupción del movimiento político heredero del 15M en instituciones de gobierno. Durante cuatro años, la gestión de los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Cádiz, Ferrol o Zaragoza, entre otros, ha servido como carta de presentación de Podemos ante los electores frente a las predicciones catastróficas que se hicieron sus rivales políticos.

La ruptura de los acuerdos con otras fuerzas políticas en múltiples ciudades, como Madrid o Zaragoza, han dejado a Podemos fuera de lograr reeditar las alcaldías. En Galicia, las posibilidades de mantener el bastón de mando son limitadas. Y en Valencia es Compromís quien lo detenta. 

“La foto de la noche electoral tiene que ser la de Ada Colau revalidando la Alcaldía”, señalaba esta semana uno de los candidatos de estas elecciones a eldiario.es. La alcaldesa de Barcelona arrancó la campaña en una posición muy delicada, pero las últimas encuestas apuntan a que puede volver a ganar, toda vez que de la ecuación ha desparecido el PSC de Jaume Collboni y todo se reduce a un cara a cara con Ernest Maragall (ERC).

Pablo Iglesias, consciente de la importancia de que Colau triunfe el domingo, ha protagonizado dos actos con ella en estos 15 días. El líder de Podemos no ha asistido, por ejemplo, a Cádiz, donde José María González, Kichi, tiene casi seguro repetir un segundo mandato al frente de la ciudad. Las heridas abiertas entre la dirección andaluza y la estatal están lejos de curarse y, en estas elecciones, Adelante Andalucía se ha registrado como candidatura propia, al margen de Podemos. El Ministerio del Interior no sumará los votos en el cómputo estatal.

Autonómicas: Madrid y cogobiernos

Barcelona no será el único foco de interés para Podemos. El otro centro neurálgico de la noche electoral estará en Madrid. Tanto a nivel municipal, como autonómico.

En la capital, Manuela Carmena se afana por lograr una mayoría de gobierno con el PSOE, toda vez que nadie duda de que ganará las elecciones y que la otra candidatura de izquierdas, Madrid en Pie, no logrará el 5% necesario para lograr representación, según las encuestas.

La ruptura de Carmena e Íñigo Errejón con Podemos han convertido esta batalla en una de las más importantes. No solo porque se ha puesto en riesgo la continuidad del gobierno municipal y pende de un hilo la opción de arrebatar el autonómico al PP. Sino porque la pugna puede ser clave en la reestructuración que el espacio del cambio debe afrontar tras este intenso ciclo electoral.

Si la izquierda se impone en Madrid, todo será más sencillo. Si los peores vaticinios se confirman, las partes se volcarán en la construcción de un relato que defina la responsabilidad de lo ocurrido. 

Además de Madrid, se definen otros 11 parlamentos autonómicos en España. Podemos no está en disposición de ganar ninguno, según las encuestas. Pero sí de condicionar, o no, muchos de los Gobiernos regionales.

En lugares como Baleares la situación es más clara. En 2015 ya apoyaron el Ejecutivo de Francina Armengol desde el Parlamento. Ahora, aspiran a cogobernar. Lo mismo ocurre en otros lugares como Aragón, Extremadura o Castilla-La Mancha, aunque la relación con los líderes socialistas de estas comunidades es mucho peor y la suma no es automática. Dependerá del resto de actores, especialmente de lo que pase con Ciudadanos.

El partido de Albert Rivera ha cerrado la puerta a un acuerdo estatal con Pedro Sánchez. Pero en autonomías y municipios la mano está más abierta. 

Lo decía el propio Pablo Iglesias este viernes durante el cierre de campaña en La Laguna (Tenerife), donde Podemos también se juega ser socio del PSOE tras un cambio en la ley electoral que podría terminar con dos décadas de poder de Coalición Canaria. 

“La gente no es idiota”, dijo Iglesias. “El PSOE siempre se guarda la carta de pactar con la derecha. Y si en España no va a ser posible es porque Rivera se ha vuelto loco y pasa por la derecha a Vox”, apuntó. “Hay que mandar un mensaje al PSOE. Para decir con Coalición Canaria, no, hay un voto útil, Sí Podemos”, añadía. Para zanjar: “El voto que garantiza gobiernos de izquierdas es el voto a Unidas Podemos”.

Un mensaje que trasciende las Islas Canarias y que entronca con el escenario que se abre a partir del lunes: las negociaciones para un gobierno de coalición con Pedro Sánchez.

“El PSOE no tiene fuerzas ni números, no sería justo un gobierno en solitario”, señalaba el líder de Unidas Podemos en una entrevista con eldiario.es

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