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El PSOE intentará un acuerdo con Ciudadanos y Podemos para la presidencia del Congreso

Rajoy, Sánchez y Rivera en una imagen de archivo

Gonzalo Cortizo / Irene Castro

El PSOE quiere buscar un acuerdo con Ciudadanos y Podemos para la presidencia del Congreso y fijar el mensaje de que no quieren negocios con el PP. Con su movimiento, los socialistas pretenden forzar al resto de formaciones a un posicionamiento público mientras se visualiza la debilidad de los populares. En Ferraz son conscientes de que el acuerdo pretendido es muy difícil porque “las fuerzas del cambio se vetan mutuamente, una posición que beneficia principalmente a Rajoy”, dicen fuentes de la dirección. La intención de los socialistas es doble: dificultar a Rajoy un pacto con Ciudadanos y obligar a Podemos a posicionarse. 

En la dirección socialista aseguran que “un pacto entre las tres formaciones bastaría para quitarle a Rajoy la mayoría en la mesa de la Cámara”.  Tras el 20D, Podemos y PSOE no lograron acordar una postura conjunta y fue el acuerdo entre Rivera y Sánchez el que permitió que Patxi López se convirtiese en el presidente del Congreso más efímero de la historia de la democracia. 

En Ferraz quieren desvincular cualquier tipo de acuerdo parlamentario del proceso de investidura de Rajoy. De ahí que no quieran ni siquiera recibir un gesto del PP para la presidencia del Congreso que pueda interpretarse como un acercamiento de posturas para facilitar que el presidente en funciones siga en Moncloa. De hecho, fuentes del entorno de Patxi López aseguraban la semana pasada que estaba haciendo las maletas y recogiendo el despacho. La afirmación buscaba enfatizar el mensaje de que la presidencia del Congreso no sería moneda de cambio con el PP. Pero fuentes parlamentarias socialistas insistieron entonces en que no daban por perdida la tercera institución del Estado, pero su mirada estaba fija en Podemos y Ciudadanos.  

La dirección del PSOE desliga este primer movimiento de cualquier otra maniobra que no sea esperar a que Rajoy busque los apoyos para intentar la investidura, pero con sus “afines ideológicos”. Pedro Sánchez guarda silencio y nada se mueve en el PSOE más allá de insistir en la respuesta que tienen preparada para Rajoy y para el PP: ni apoyo ni abstención.

En este contexto, las afirmaciones realizadas este jueves por Felipe González en el diario El País no hacen más que dificultar la posibilidad de un cambio de opinión en la dirección socialista. Así lo considera un dirigente del grupo parlamentario para quien las palabras del expresidente “enfadan a una militancia que no entendería una presidencia de Rajoy apoyada en la abstención socialista”. 

Sin moverse hasta el último momento

Los planes de Pedro Sánchez en esta ocasión pasan por imitar la técnica de Rajoy y no hacer nada. La dirección socialista espera salir del Comité Federal convocado para este sábado sin grandes heridas y con el acuerdo general de votar no a la investidura de Rajoy, si el rey le encarga la labor de formar Gobierno. 

Fuentes del equipo negociador que pilotó el intento de Sánchez de llegar a La Moncloa dicen ahora que “el PSOE debe evitar el desgaste de liderar la búsqueda de un Gobierno alternativo”. 

Sánchez no quiere hacer nada hasta que se acerquen los últimos minutos de las negociaciones. El equipo del candidato quiere llegar sin sobresaltos a la sesión de investidura de Rajoy. Solo si el candidato del PP fracasa en su intento de ser investido, los socialistas empezarán a valorar otras opciones. Los barones más afines al secretario general dejan claro que en ese capítulo Sánchez debe intentar de nuevo llegar a Moncloa. 

Por el momento Pablo Iglesias ya ha deslizado una tímida invitación al pacto. El líder de Podemos aseguró en una entrevista en eldiario.es que “siguen dando los números”. 

La dificultad de encaje en los números con los que hacen las cuentas PSOE y Podemos radica en que los primeros contabilizan a Ciudadanos y descartan a Esquerra, mientras que los segundos hacen la cuenta contraria. El sector más crítico con Sánchez escucha con estupor la propuesta: “Con 85 diputados no se gobierna nada”, sentencia un diputado. “Eso es política ficción -responden en la federación andaluza sobre la posibilidad de que Sánchez logre articular una mayoría junto a Podemos y Ciudadanos-. La aritmética no es endiablada, es imposible. Los ciudadanos nos han colocado en la oposición”.

El riesgo de terceras elecciones

Rajoy, mientras tanto, sigue haciendo llamadas al sentido común y dando por hecha su presidencia. El líder del PP se comporta como a quien no le importase el riesgo de tener que convocar unas terceras elecciones, sabedor de que nadie le podría culpar a él de esa circunstancia.  

Fuentes de la dirección del PP, consultadas por eldiario.es, aseguran: “Repetir elecciones sería un drama, pero aumentaríamos aún más nuestro número de diputados”.

Aunque Sánchez trata de sacudirse la presión que planea sobre Ferraz para que, con su abstención, evite el bloqueo institucional, en buena parte del PSOE dan por hecho que la pelota está en su tejado. “Pedro Sánchez solo tiene que tomar una decisión: permitir que España salga del bloqueo o que haya unas terceras elecciones”, afirma un diputado socialista, que asegura que el PSOE no puede afrontar otra campaña y “quedarse en 70 diputados”.

El escenario de terceras elecciones es también hipótesis descartada en Ferraz, aunque en él Pedro Sánchez hallaría una solución temporal al ataque interno que le espera desde el sur. Una resolución del Comité Federal del PSOE impide la celebración de congreso interno hasta que se solucione el problema de la gobernabilidad. Dicho de otro modo, si no hay presidente Susana Díaz tendrá que esperar otros seis meses para disputarle a Sánchez la secretaria general del PSOE.

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