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Susana Díaz, el ocaso de una lideresa

Díaz anuncia que no se presentará a la reelección como secretaria del PSOE-A
Sevilla —

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Sevilla, 13 jun (EFE).- Ha peleado hasta el final y no ha podido lograrlo; la lideresa Susana Díaz ha sido derrotada en la primarias del PSOE andaluz, que pueden marcar el ocaso de su biografía política, cuya primera página se escribió hace más de 25 años en las Juventudes Socialistas.

Susana Díaz (Sevilla, 1974) ha perdido la confianza de los militantes pese a seguir manteniendo muchos fieles; su derrota no ha sido estrepitosa, pero no le han dado una tercera oportunidad tras haber sido dos veces candidata a la Presidencia de la Junta.

Su caída comenzó en diciembre de 2018, cuando el PSOE fue desalojado de San Telmo (sede de la Presidencia de la Junta) después de 37 años. Pese a haber ganado las elecciones, un pacto entre el PP y Cs con el apoyo externo de Vox llevó a los socialistas a la oposición.

Sus rivales en el partido consideran que debía haber dado entonces un paso a un lado, no lo hizo, muy al contrario se desprendió meses después de algunos de sus más leales colaboradores, como Mario Jiménez, portavoz parlamentario y exportavoz de la gestora que dirigió el PSOE federal tras la dimisión forzada de Pedro Sánchez como secretario general.

Jiménez fue uno de los “sacrificados” por Díaz en un intento de recomponer las relaciones con el hoy presidente del Gobierno y secretario general del partido.

Puro espejismo, sólo alcanzó un “pacto de no agresión” con Sánchez, pero la dirección federal tenía muy claro que el futuro del PSOE andaluz no pasaba por Susana Díaz.

Inasequible al desaliento, la andaluza, a quien le marcó mucho su paso por las Juventudes Socialistas en la que se conspiraba con naturalidad y las relaciones podían llegar a ser descarnadas para conseguir despuntar sobre el resto, continuó su carrera política como si nada sucediera.

Constante, concienzuda, disciplinada, posee una capacidad de trabajo que agota a sus colaboradores. Ejerce las 24 horas del día, como ha demostrado durante esta campaña en su periplo por más de 300 municipios con una media de seis actos diarios.

Es una “esponja” que absorbe inmediatamente todo lo que ve y oye, tiene empatía con la gente corriente, pero incluso los que le profesan más o menos devoción opinan que es autoritaria y desconfiada, una mezcla de campechanía y algo de soberbia.

En estos dos años y medio como líder de la oposición se ha esforzado por cambiar el tono, más contenido, especialmente en los “cara a cara” de las sesiones parlamentarias de control con Juanma Moreno, quien proyecta una imagen moderada y amable.

Su primer revés no fue la pérdida del gobierno, ocurrió un año antes, cuando perdió contra todo pronóstico las primarias con Pedro Sánchez a pesar de haber contado con el apoyo de casi todos los barones del partido y de expresidentes del gobierno; le costó encajar el golpe, pero se repuso. Es un “animal político”.

Sin embargo, hoy no ha podido quitarse la “espinita” que tenía clavada desde mayo del 2017. Ha vuelto a perder en unas primarias cuatro años después con una campaña bien distinta a la de entonces en la que ha ido por libre y se ha autoproclamado candidata de la militancia frente al aparato de Ferraz.

Pero los militantes, según los resultados obtenidos, no la han creído. Para muchos, Susana Díaz pasará a la historia del PSOE como el último bastión del viejo socialismo.

Aunque en política puede pasar de todo. Tiene 46 años y muchos dudan de que se dé por vencida; de momento, da un paso atrás, no optará a la secretaría general del PSOE andaluz en el congreso regional de finales de año. Seguirá en el cargo de forma transitoria y ha dicho que ayudará a Espadas en lo que requiera.

“Estaré en cada momento donde mis compañeros quieran, no estorbaré”, ha prometido tras conocer los resultados. Su futuro político está ahora en manos del PSOE.

Blanca Fernández-Viagas

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