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Un robo de armas y varias polémicas en las FFAA acaban con el ministro portugués

EFE

Lisboa —

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Un robo de armamento militar en el que la Fiscalía investiga sospechas de encubrimiento y varias polémicas en torno a las Fuerzas Armadas precipitaron hoy la dimisión del ministro de Defensa portugués, José Azeredo Lopes, y dejan tocado al Gobierno socialista luso a un año de las elecciones.

Azeredo Lopes estaba cuestionado desde junio de 2017, cuando desapareció un arsenal de explosivos y municiones valorado en 34.000 euros del depósito de Tancos, en el centro del país, y en las últimas semanas vio cómo aumentaban las voces críticas.

Gran parte de las armas fueron recuperadas cuatro meses después de su desaparición a 20 kilómetros del depósito, pero el caso dio un giro el pasado 25 de septiembre cuando varios militares -incluido el director de la Policía Judicial Militar, el coronel Luís Vieira- fueron detenidos por sospechas de encubrimiento.

Según la tesis del Ministerio Público, la recuperación fue un montaje elaborado por uniformados para proteger al autor del robo, un exsoldado con el que habían compartido pasado profesional.

El hasta ahora ministro de Defensa aseguró que desconocía que hubiese existido un montaje para devolver el arsenal y reiteró sus palabras esta misma semana, después de que su ex jefe de gabinete entregase un informe sobre la recuperación de las armas que tenía en su posesión desde noviembre.

El primer ministro portugués, António Costa, se ha mantenido al lado de Azeredo Lopes durante la polémica y esta semana salió en su defensa en dos ocasiones, en las que aseguró que su confianza seguía intacta.

En una nota divulgada hoy, el jefe del Gobierno luso explicó que decidió aceptar la renuncia “por respeto por la dignidad, honor y buen nombre” de Azeredo Lopes y “para la preservación de la importancia fundamental de las Fuerzas Armadas”.

El caso de Tancos no ha sido la única polémica que ha tenido que afrontar Azeredo Lopes desde que llegó al cargo en octubre de 2015, cuando se inició la actual legislatura, y la imagen de las Fuerzas Armadas se ha visto tocada por varios escándalos desde entonces.

En 2016 se produjeron roces entre Azeredo Lopes y el entonces jefe del Estado Mayor del Ejército, Carlos Jerónimo, después de que se denunciaran casos de discriminación en el Colegio Militar a alumnos homosexuales, lo que derivó en la renuncia de Jerónimo.

Un año después, dos soldados fallecieron durante un entrenamiento tras sufrir un golpe de calor, un caso que todavía no está cerrado y por el que están siendo juzgados 19 militares.

Además, el pasado septiembre desapareció una caja de 1.000 municiones que cayó de un furgón militar en un traslado y que nadie echó en falta al hacer inventario, y esta misma semana salió a la luz que varios militares estaban realquilando a turistas las viviendas que les ofrecía el Estado.

Todas estas polémicas terminaron causando la tercera baja en el Gobierno de Costa, que ya perdió a su ministro de Cultura en 2016 por amenazar con abofetear a dos columnistas y a su ministra de Administración Interna en 2017 por la gestión de los incendios.

El Ejecutivo socialista sufre así un revés cuando sólo falta un año para las elecciones y a tres días de presentar en el Parlamento el borrador del último Presupuesto de la legislatura.

Azeredo Lopes, de 57 años, integraba el Gobierno desde que arrancó la legislatura, al que llegó después de dirigir el gabinete del alcalde de Oporto durante dos años y sin afiliación política.

Es profesor universitario de Derecho y experto en conflictos armados y relaciones internacionales.

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