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Willy Toledo: “Me encanta 'La Vida de Brian' porque es irreverente, atea y va sobre la división de la izquierda”

Eva Baroja / María Granizo

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Dice una de las canciones de Mercedes Sosa —la banda sonora de la vida de Guillermo Toledo Monsalve (Madrid, 1970)—, que cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo. Que algo cambiase ha sido su esperanza durante estos diez últimos años en los que no ha recibido ni una sola llamada para trabajar en España. El maleficio lo deshizo Ana Trápaga, la jefa de casting de Los favoritos de Midas. Pensó en él, se atrevió y levantó el teléfono. Netflix, por su parte, dio el visto bueno. En la serie de Mateo Gil y Miguel Barros, estrenada hace tres semanas, interpreta el papel de Alfredo Conte, “un policía abnegado, honesto, con cierto odio de clase contra los millonarios y empeñado en perseguir a una organización criminal”.

Willy Toledo siempre quiso ser actor, desde que de niño pasaba los tres “efímeros” meses de verano en El Médano (Tenerife), un pueblo de pescadores, con sus cuatro hermanos. En aquella isla había nacido su padre, el reconocido Doctor José Toledo, que fue uno de los mayores especialistas en cirugía torácica de España. “El olor a mar y a volcán”, recuerda, “se sentía nada más bajarse del avión”. Allí, entre el surf, la pesca y los primeros besos, descubrió lo que era la libertad. Pocos años después y condenado a ser un mal estudiante, hizo la maleta y se volvió a subir a un avión, rumbo a Estados Unidos para estudiar interpretación. Regresó a Madrid y tras deambular, perdido, por trabajos de todo tipo: portero de discoteca, camarero, mensajero…, se inscribió en la escuela de Cristina Rota. Allí conoció a Ernesto Alterio, Fernando Tejero y Alberto San Juan, con los que formó el grupo de teatro Animalario

Con decenas de obras de teatro y películas a sus espaldas, su favorita es —no es de extrañar— La Vida de Brian porque “es una comedia desternillante e irreverente, atea y con una gran carga de profundidad contra la eterna división de la izquierda”. Debutó en 1994 con Morirás en Chafarinas y la serie7 vidas le hizo tan popular que empezó a encadenar títulos y títulos como actor principal: Manolito Gafotas, Juana la loca, La lengua de las mariposas, Crimen perfecto, El otro lado de la cama… Presentó los Goya del “No a la guerra” en 2003 y a partir de entonces, todo cambió. Sus polémicas declaraciones vinculadas a su militancia anti-religiosa y política, le condujeron irremediablemente a visitar el calabozo durante una huelga general, a juicios, sanciones y a que su brillante carrera como cómico y actor se viera muy afectada. 

Feliz de volver a trabajar en su país, tras haber vivido “exiliado” varios años en Cuba y Argentina, relee estos días Las Naciones Oscuras, del profesor americano Vijay Prashad, un libro que habla de “la historia del Tercer Mundo, desde abajo, desde los oprimidos” y que ha condicionado sus convicciones político-sociales. Con una especial sensibilidad a las injusticias y fiel, como siempre, a sus principios, le gustaría recibir un tuit que dijera que “el ejército de liberación saharaui ha expulsado al de Marruecos”. Escuchando el primer disco de Leño, con la conciencia tranquila y con una crítica directa a los medios de comunicación en forma de cita de Malcolm X, Willy Toledo dice adiós a su PlayList: “Si no estamos alerta, nos harán odiar al oprimido y amar al opresor”.

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