Fallece Antonio Burgos, escritor, polémico columnista y autor de ‘Las Habaneras de Cádiz’
Hace apenas unos días, el jurado de los premios Andalucía de Periodismo le otorgaba por unanimidad el galardón a toda su trayectoria profesional, que con anterioridad habían recibido sus compañeros María Teresa Campos y a Paco Lobatón. Se reconocía así la extensa y prolija carrera en los medios de comunicación de Antonio Burgos, sin duda uno de los columnistas más leídos de la prensa española. La ceremonia de entrega del premio, prevista para el próximo 26 de diciembre, no podrá contar finalmente con su presencia, ya que el sevillano acaba de fallecer, después de arrastrar en los últimos años problemas de salud que incluso le obligaron a faltar a su cita alguna vez con los lectores.
Nacido en la capital hispalense en 1943, licenciado en Filosofía y Letras y en Filología Románica, se daría a conocer como escritor con títulos como El contador de sombras, Andalucía, ¿Tercer Mundo?, Guía secreta de Sevilla, El contrabandista de pájaros, Las lágrimas de San Pedro o Las cabañuelas de agosto.
Con anterioridad a descubrirse en esa faceta, había ingresado en 1966 en su periódico de siempre, el ABC, aunque también colaboró con las revistas Hermano Lobo y La Codorniz, y ejerció como corresponsal en Andalucía del Diario Madrid y la revista Triunfo. El ámbito en el que logró mayor reconocimiento, no obstante, fue el articulismo de opinión, que ejerció tanto en ABC como en Diario 16 y El Mundo. En la cabecera sevillana estuvo escribiendo ininterrumpidamente las últimas dos décadas.
En ella, con su firma o bajo pseudónimo, se mostró siempre como una voz de marcado estilo, afilada y en ocasiones vehemente, defensora del patrimonio histórico de Sevilla, la Semana Santa hispalense -de la que fue pregonero en 2008-, de los toros y de la monarquía española, implacable con el terrorismo -en 2000, al saber que estaba en una lista de objetivos de ETA se afincó en Suiza durante un año- y feroz detractora de ciertas posiciones políticas, como la que representó en la primera década del siglo XXI el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, del que se erigió en azote cotidiano, y más recientemente la del presidente Pedro Sánchez.
Sus opiniones, plasmadas en periódicos y reconocidas con premios como el Agustín Merello, el Mariano de Cavia, el Mariano José de Larra, el Joaquín Romero Murube, el Luca de Tena o el González Ruano, entre otros, no fueron ajenas a la controversia. En diversas ocasiones fue denunciado por homófobo por los colectivos LGTBI, por expresiones como la contenida en su artículo La homofobia y la Narda: “Una cosa es perseguir al homosexual al grito hispánico de ‘¡maricón al agua!’ y otra aceptar como normal esta auténtica exaltación de las otras formas de sexualidad, que nadie me negará que son por lo menos raritas”. También fue sonada la respuesta que dio a un tuit de Miguel Bosé en el que el cantante deseaba “buen viaje” a su sobrina Bimba, recién fallecida. “Buen viaje ¿dónde? Vaya con el laicismo de la moda del 'donde quiera que esté’”, criticó el periodista.
Pero quizá su polémica más sonada vino cuando en septiembre de 2009 arremetió contra las hijas del entonces presidente Rodríguez Zapatero, menores de edad, en un artículo titulado Las Andreítas de Zetaparo que ABC terminó retirando de su página. En abril del año siguiente, el objeto de su ácida pluma fue la mujer del socialista, en una tribuna titulada Desenjaulemos a Sonsoles, donde se afirmaba: “No hay derecho a que esta señora lo esté pasando tan mal viviendo de gañote en La Moncloa. ¿No salvan al lince de Doñana? ¿Por qué no hemos nosotros de salvar a Sonsoles de la Moncloa? Si se siente enjaulada, hay que desenjaularla inmediatamente, ¡Puerta, Camino y Mondeño! Y si añora la vida en provincias, debe volverse inmediatamente a León. De donde nunca debía haber salido. Ni ella ni el marido”.
A consecuencia de sus críticas personales a políticas del ejecutivo de Zapatero, Burgos fue reprobado por el Instituto de la Mujer, a través del Observatorio de la Imagen de las Mujeres, y considerados “vejatorios” sus comentarios vertidos sobre personalidades como la ministra de Igualdad, Bibiana Aído (“la niñata”, “feto de ministra”) o la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín (“tiene cara de actriz porno, pero de las depravadas, de las que hacen el número de la cabra o se dedican a dar conciertos de flauta dulce en las nocturnas de Canal 47”).
Asimismo, fue criticado por llamar “tiorras feas” a las líderes de la CUP y Bildu: “No es que quieran separarse de España: es que quieren que las echemos. Por horrorosas y antiestéticas”. Y calificó de “niñata” a una periodista de elDiario.es que preguntó en rueda de prensa cómo se iba a financiar una operación del rey Juan Carlos, una cuestión que no dudó en tachar de “ordinariez”.
Al margen de estas polémicas, Antonio Burgos concitó la unanimidad en una faceta insospechada: la de letrista. Como autor de las Habaneras de Cádiz que popularizara el cantautor granadino Carlos Cano, un verdadero himno para la ciudad trimilenaria y para su hermana del Caribe, conoció el éxito en la música con imágenes como “La Habana es Cádiz con más negritos, Cádiz es La Habana con más salero”. Fue pregonero del Carnaval gaditano en 1988 e Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cádiz en 2002, además de Hijo Predilecto de Andalucía en 2020.
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