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Al final vuelve a ganar el coche: el PP liquida por segunda vez el plan que limita el tráfico en el centro de Sevilla

Acción de Greenpeace hace dos años en el puente de Triana reclamando el plan.

Antonio Morente

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Sevilla fue en 2010 una de las grandes ciudades españolas pioneras en dar el paso de limitar el tráfico en su centro, y ahora tiene también el dudoso honor de ser la primera de abortar dos veces una iniciativa de este tipo. La primera vez se la cargó en 2011 el recién elegido alcalde Juan Ignacio Zoido, del PP, y ahora le toma el relevo otro alcalde popular, José Luis Sanz, que todavía no ha procedido formalmente al entierro, pero ya ha anunciado que el conocido como Plan Respira no pasará del periodo de pruebas en el que ahora estaba inmerso para –se suponía– su entrada en servicio el próximo mes de enero. Un anuncio que ha venido a coincidir con el informe anual de Ecologistas en Acción que, una vez más, certifica que la calidad del aire de Sevilla es muy mejorable y que buena parte de la culpa la tiene la intensa circulación de vehículos.

El primero de aquellos proyectos se bautizó como Plan Centro y llevó el sello del por entonces alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, socialista como el también impulsor del Plan Respira, Juan Espadas, y asimismo el que estaba destinado a ponerlo en marcha, Antonio Muñoz. Lo primero que hicieron los regidores del PP que les sucedieron fue liquidar esta propuesta, que estaba en pañales en 2011 y todavía no se había estrenado en la actualidad. ¿Los argumentos? Calcados en ambos casos: que esto supone asfixiar el centro de la ciudad y que la idea se retomará cuando se mejore el transporte público y se hagan aparcamientos al pie del casco histórico. Zoido no hizo ni una cosa ni otra y ahora está por ver cómo procede Sanz, que entre sus promesas de campaña incluyó la construcción de una treintena de parkings –algunos rotatorios junto al casco antiguo– en toda la ciudad. El actual proyecto, por cierto, fue fruto de un acuerdo de la coalición Podemos-IU con el por entonces gobierno socialista.

Ambos planes pivotaban sobre la instalación de cámaras para regular el acceso de vehículos a la almendra central de la ciudad, extendiéndose además al barrio de Triana en el proyecto que ahora estaba en pruebas. Unas cámaras, por cierto, que en la actualidad ya estaban instaladas y que ahora el nuevo regidor quiere aprovechar para reforzar una videovigilancia que –aprovecha para criticar– brilla por su ausencia en Sevilla. Curiosamente, durante el anterior mandato los que más ruido hicieron contra la medida fueron el extinto grupo de Ciudadanos (que lo veía un freno al desarrollo comercial de estos barrios) y Vox, que cargó una y otra vez contra el “fanatismo climático” en el que se basaba la iniciativa. El propio Sanz, de hecho, entró en precampaña hace 600 días con un discurso más moderado centrado en introducir mejoras, pero pronto giró a su eliminación porque lo que se está haciendo es “empezar la casa por el tejado”.

Por cierto, que la inversión realizada superaba ya los dos millones de euros. En este presupuesto se incluyen las 53 cámaras con las que iba a contar el sistema, de las que 44 están colocadas en el casco antiguo (el doble que con el extinto Plan Centro), 31 en puntos de control de acceso y 13 de salida. Las nueve restantes están instaladas en Triana, con cinco vigilando las entradas y cuatro las salidas.

215.000 coches rumbo al centro

Tal y como desvela el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS, aprobado en 2021), el casco antiguo de la ciudad atrae del orden de 215.000 vehículos diarios, mientras que Triana soporta volúmenes también muy elevados de un tráfico que es básicamente de tránsito, es decir, el barrio se ha convertido en una zona de paso rumbo a otra dirección. El Plan Centro de 2010 fue en su momento una de las iniciativas más novedosas en movilidad que se aplicaron en España, precedente directo del famoso Madrid Central que tantos titulares generó tras su implantación por Manuel Carmena como alcaldesa y que poco después –exactamente igual que ocurrió en Sevilla– su relevo en la Alcaldía, José Luis Martínez-Almeida (PP), eliminó para implantar su descafeinado Madrid 360. Todo ello, además, después de que la cuestión acabara en embrollo judicial.

De nada sirve que sacar los coches del centro sea una tendencia en toda Europa, y que haya una avalancha de evidencias científicas sobre los beneficios que acarrea en reducción de contaminación atmosférica y acústica. De hecho, medidas de este tipo cuentan con el aval europeo para recibir fondos que ayuden a esta transformación urbana, y la Ley de Cambio Climático estatal aprobada en 2021 también empuja a seguir este camino y a establecer de manera obligatoria zonas de bajas emisiones en las que se restringe el tráfico, que en el caso de Sevilla se ha ubicado en la Cartuja no sin polémica ambientalista al considerarse una apuesta poco arriesgada.

Asegura el nuevo alcalde del PP que no es una cuestión de negacionismo climático, porque de hecho aboga por “seguir restringiendo el tráfico al centro y seguir peatonalizando”, con la certeza –asegura– de que así “las ciudades son más amables, más sostenibles y más agradables para el pueblo”. Pero eso sí, insiste en la necesidad de mejor transporte público y de aparcamientos rotatorios a las puertas del casco histórico, algo que no tiene visos de concretarse en una buena cantidad de años. Se alega también que ha faltado información a los vecinos y a otros colectivos afectados (lo que se niega desde el anterior equipo de gobierno socialista), aunque bien es cierto que los comerciantes –en función de la asociación que los represente– no terminan de ponerse de acuerdo en si apoyan o no estas restricciones.

Contaminación atmosférica

De los primeros en llevarse las manos a la cabeza por esta segunda muerte del plan ha sido Ecologistas en Acción, ya que el anuncio ha coincidido con su informe anual sobre la calidad del aire que viene a apuntar que, en el caso de Sevilla, la situación “ha empeorado respecto a los años 2020 y 2021”, con un aumento de los niveles de partículas respirables (PM10) y más matizado de partículas finas (PM2,5), de dióxido de nitrógeno y ozono troposférico. Así lo apunta su responsable en Andalucía de Contaminación Atmosférica, Eduardo Gutiérrez, que tiene claro que el principal causante de esta situación es el exceso de coches, de ahí que la decisión del PP le parezca “nefasta” porque “Sevilla no ha mejorado nada la calidad del aire y todo viene del tráfico”.

“Otra vez estamos con una política de movilidad obsoleta y antigua, volvemos a los años 80”, apostilla, porque la falta de limitaciones “atrae más coches al centro y provocará más contaminación”, con los consiguientes perjuicios de salud. “Mientras otras ciudades adoptan medidas para reducir el tráfico, el Ayuntamiento de Sevilla propone políticas de movilidad obsoletas, estancadas en el siglo pasado, promoviendo el uso del vehículo privado y motorizado”, posicionándose así “en contra de las directrices que marca la Unión Europea y la Ley de Cambio Climático”.

El gafe de los coches en el centro

Donde también están que trinan con que se aborte el proyecto es en Greenpeace, que hace un par de años llevó a cabo una vistosa acción en el puente de Triana reclamando la puesta en marcha del proyecto. “Nos preocupa mucho este tipo de retrocesos porque demuestra que no se toman en serio la reducción de emisiones”, critica el coordinador de la organización ecologista en Andalucía, Luis Berraquero. “Sevilla tiene una especie de gafe con la reducción de la movilidad en el casco histórico, porque es la segunda vez que se echa para atrás”, una decisión que por ahora no habla muy bien del nuevo gobierno local porque, “en vez de apostar por una política de reducción de emisiones, le da una patada para adelante”.

“El Plan Respira no nos parecía lo suficientemente ambicioso”, confiesa Berraquero, por lo pronto porque se permitían tantas excepciones para circular por el centro “que era un poco coladero”. “Nos parece que era una medida muy mejorable, pero por lo menos era algo”, y por lo pronto iba a suponer una reducción considerable del tráfico motorizado por el centro. Mientras se formaliza el certificado de defunción oficial, la cuestión ahora es conocer cuál va a ser la política del nuevo alcalde en materia de movilidad, que en principio no parece que vaya a llegar tan lejos como la de Juan Ignacio Zoido, que tras liquidar el Plan Centro amagó con poner un aparcamiento bajo la Alameda que hubiera multiplicado la llegada de vehículos a casco histórico. Un proyecto, por cierto, que ya había sido desechado un par de décadas antes...

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