Las lluvias agravan el estado del Antiquarium de Sevilla: “Los mosaicos se están perdiendo”
El Antiquarium, uno de los rincones turísticos mejor ubicados y más frecuentados de Sevilla, acusa graves desperfectos y problemas de mantenimiento que se han visto agravados esta semana a causa de las intensas lluvias recogidas en la capital hispalense. Roturas, inundaciones, dispositivos que no funcionan son solo síntomas de una dejadez que amenaza con afectar al patrimonio conservado en sus instalaciones, bajo el mercado de la Encarnación.
“Yo entré en el museo a trabajar en diciembre del 2016, el verano siguiente, agosto del 2017, cerraron el museo el mes entero con la excusa de arreglarlo. Pero efectivamente, solo fue una excusa. No hicieron absolutamente nada en el museo”, comenta Lucía Páez, una ex empleada. “Desde que yo entré, las pantallas táctiles donde aparece la información de los restos no funcionan, y nunca se han reparado. No le han echado ni un duro en los cinco años y pico que estuve trabajando”.
“Yo he visto cómo, para ahorrarse el dinero, quitaban bombillas de los focos de un sitio, y los ponían en otro sitio, en vez de comprar más, he visto a los visitantes teniendo que encender la linterna del móvil para leer las cartelas, hay telarañas creciendo por debajo de los mosaicos y cargándoselos y no pagan a un restaurador, siempre se ha filtrado agua desde el mercado que, como sabes, queda justo arriba, y cae el agua directamente en los restos arqueológicos”.
Cubos y señales
Tal vez a causa de esas goteras continuadas, esta semana se abrió una brecha en el techo por el que caía el agua a chorros al lado de la única casa visigoda que hay en el museo, la casa del ábside, en frente de la sala multiusos. Pero no es la única filtración: en el pasillo de camino a los baños, en el lateral de la sala multiusos, hay otra de similares características. La imagen de cubos recogiendo agua de estas filtraciones y de carteles avisando del peligro de resbalones y caídas es ya habitual en el espacio. “Si se mira hacia los restos, hay muchas zonas donde se ve la espuma ignífuga que se ha desprendido del techo. Lo único que parece interesarle al gerente del museo es mantener abierta la sala multiusos para poder hacer exposiciones y conferencias, pero le da igual los restos arqueológicos”, agrega Páez.
Otra ex empleada, Ana Belén Sierra, que fue despedida embarazada y como Páez ha demandado al Icas por despido improcedente y adeudo de varios salarios, comenta: “Desde que entré en el Antiquarium en noviembre de 2017, vi que los recursos informativos brillaban por su ausencia. No hay ni siquiera una propuesta de recorrido, a menos que te informen en la entrada. Las pantallas interactivas no funcionan por la humedad del lugar, que está a cinco metros de profundidad en el subsuelo. Hubiera sido mejor reemplazarlas por paneles interpretativos, más baratos y fáciles de mantener. En cambio, allí impera la dejadez y el abandono”.
“En cinco años no he visto entrar allí restauradores, solo a estudiantes de restauración de Bellas Artes para que limpien los restos, como trabajos de clase”, añade Sierra. “Pero lo peor son las humedades, hay filtraciones que caen sobre las pasarelas y se pueden recoger en cubos, pero una parte cae inevitablemente en los mosaicos. Debajo de uno de ellos, además, hay una tubería, con lo cual tiene otra fuente de humedad, aparte de lo que viene del mercado y del subsuelo. Es una pena que el pasado de la ciudad de Sevilla se halle en ese estado”.
Ratas, cucarachas y mosquitos
El personal del Antiquarium también ha advertido en varias ocasiones de la existencia de plagas de ratas y cucarachas, así como de mosquitos y otros insectos que proliferan en las aguas insalubres. En concreto, en la factoría de salazones es habitual que se estanque el agua que se filtra del subsuelo, y tal vez también la procedente del mercado, lo que hace necesario el uso casi constante de bombas para extraerla. Los baños llevan meses cerrados al público porque están atascados y rebosan, sin que nadie parezca haberlos examinado. También es frecuente que los visitantes queden alertados por los malos olores que se generan en este espacio, y que incluso pregunten al personal empleado cómo pueden trabajar durante horas en esas condiciones.
Con una superficie diáfana de 4.879 metros cuadrados, el Antiquarium fue inaugurado el 27 de marzo de 2011 para exhibir el yacimiento arqueológico más importante que de la etapa romana de Sevilla se conserva. Su hallazgo se remonta a los años 90, cuando se planteó el proyecto de un aparcamiento subterráneo en la Plaza de la Encarnación, que derivaría posteriormente en el Metropol Parasol del arquitecto alemán Jürgen Mayer, hoy popularmente conocido como Las Setas.
Mosaicos en peligro
Construido con un presupuesto de 4,2 millones de euros y dependiente del patronato del Real Alcázar, integra piezas como los mosaicos de la Casa Romana, la Casa de la Ninfa y la Casa de Baco, así como un mural de tres metros en el Patio del Océano. Cuenta además con la Casa de la Columna, que contiene el mosaico de la medusa, la Casa de las Basas, la Casa del Sigma, la Casa de la Noria y el Hospitium de los Delfines. Una segunda parte corresponde a la época andalusí de la ciudad (siglos XII-XIII), en la que destaca una casa islámica almohade. Además, conserva información de la Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.
Fernando Amores, arqueólogo y profesor de la US que estuvo al cargo de los preparativos del espacio, reconoce que, “como ocurre con el mercado de Triana, el Antiquarium ha tenido siempre problemas de filtraciones. Desconozco su estado en este momento, pero no cabe duda de que necesitaría un buen repaso para poner las instalaciones a punto”.
Consultado el Ayuntamiento al respecto por elDiario.es, no ha obtenido respuesta hasta el momento. Por otro lado, Amores alerta de que “ya en su momento expresé mi opinión sobre la necesidad de atender mejor los mosaicos, en especial los que aparecieron hace 12 años y no sacaron, y siguen deteriorándose. Al menos, deberían tomarse las medidas más urgentes”, asevera. “En particular me preocupan los mosaicos que están crudos; no los que sacaron de manera adecuada y están en las instalaciones de la Junta, sino los que aún habría que arrancar, fijar y tapar. La humedad levanta las teselas y se están perdiendo”.
“Algunos son solo fragmentos, pero todos suman”, concluye el arqueólogo. “Y hay uno de ellos que tiene mucha calidad, pero el deterioro es notorio. Todavía se pueden recuperar, pero habría que actuar cuanto antes. Mi deber moral es seguir insistiendo en ello”.
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