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Los Patronatos de Casas Baratas: cuando Sevilla se dio cuenta de que necesitaba vivienda pública

Edificaciones de 1915 en la actual calle de El Porvenir

Guadalupe Gavilán

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Justo cuando la nueva Ley de Vivienda presentada en el Congreso ha puesto el foco en el derecho a tener un techo sobre nuestras cabezas, el arquitecto Ramón Queiró Quijada recuerda la primera iniciativa que hubo en Sevilla para la construcción de viviendas sociales. Lo ha hecho con su libro “Los Patronatos de Casas Baratas de Sevilla”, presentado en el Espacio de Santa Clara y que ha contado con la presencia del autor del libro; la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Isabel Ojeda; el jefe del Servicio de Archivo, Hemeroteca y Publicaciones, Marcos Fernández; y el director de la tesis a partir de la cual se origina el libro, Victoriano Sainz.

Pero ¿qué eran aquellas “casas baratas” y por qué se constituyó un patronato? El contexto era este. En las primeras décadas del siglo XX, Sevilla se situaba como la tercera ciudad del mundo con mayor tasa de mortalidad infantil, además de tener una esperanza de vida que solo llegaba a los 35 años. Esta realidad en la que vivían muchos sevillanos era consecuencia de las epidemias que se vivieron en esos años, la ausencia de un sistema adecuado de alcantarillado, las malas condiciones climatológicas, y una industrialización salvaje que atrajo a miles de personas por el trabajo y propició la creación de infraviviendas. Las construcciones donde vivían los emigrados a la ciudad no cumplían con los requisitos básicos para la salud. Surgió así una necesidad inminente de poner solución a dicho problema, que estaba afectando especialmente a las familias sevillanas más precarizadas.

Más de 20.000 viviendas sociales

Fue entonces cuando se constituyeron el Real Patronato de Casas Baratas de Sevilla, fundado en 1913 por el rey Alfonso XII a instancias del alcalde de la ciudad, y Patronato Municipal de Casas Baratas, fundado en 1918 por el Ayuntamiento de Sevilla. Ambos fueron los antecedentes de lo que hoy son, respectivamente, la Real Fundación Patronato de la Vivienda y EMVISESA (1987), la empresa pública de vivienda del Consistorio. Gracias a estas instituciones no fueron pocas las familias sevillanas que contaron con un techo: el Real Patronato construyó alrededor de 13.000 viviendas sociales mientras que el Patronato Municipal, unas 9.000.

Sin embargo, en sus más de 100 años de historia, dichos patronatos han tenido sus más y sus menos. Es el caso de viviendas que tuvieron que ser demolidas porque las zonas donde fueron construidas estaban destinadas a otras obras, como las de la Barriada de San José, o incluso otras, como las levantadas en la Barriada de la Dársena de Triana, que llegaron a sufrir las consecuencias de varias inundaciones y temporales. Cierto es que a todas ellas se les buscaron soluciones

Ampliación por colonización

Ambas instituciones han tenido un papel importante en la historia de la conformación de Sevilla ya que las afueras de la ciudad se han ido ampliando a lo largo de los años a través de dichas viviendas sociales. En palabras de Queiró, “la vivienda social protagoniza la vanguardia en el proceso de colonización del territorio de Sevilla durante el siglo XX, atirantando la ciudad, en un proceso discontinuo, a saltos, frente a la clásica visión del crecimiento en mancha de aceite”.

Lo que es cierto es que muchos de los barrios de Sevilla tienen su origen en estas primeras actuaciones de los patronatos que nacieron para dar solución a un problema que hoy sigue vigente: vivir con un techo sobre nuestras cabezas.

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