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“Que la Iglesia saque al asesino Queipo fuera de la Macarena”

Víctimas del franquismo. |

Juan Miguel Baquero

“Fue quien ordenó liquidar a las 17 Rosas de Guillena”, apunta Lore. En su asociación tienen documentos que así lo atestiguan. “Un personaje de esta calaña mandó matar a miles de personas que luchaban por la libertad y la igualdad”, refiere Agustín. “Era el principal asesino, el instigador”, asevera Cristóbal. Y así, cuenta Paqui, “el golpe fascista llenó de luto y miedo a cientos de familias que seguimos buscando a nuestros muertos”. “Que esté enterrado con honores es una humillación”, dice Lucía.

Todos son familiares de represaliados por el franquismo y hablan del exgeneral golpista Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Tordesillas, 5 de febrero de 1875 - Sevilla, 9 de marzo de 1951). Las víctimas del terrorismo franquista lo tienen claro: “queremos que la Iglesia saque al asesino Queipo fuera de la Macarena”. Y así lo han expresado en una ‘vigilia antifascista’ ante el Palacio Arzobispal de Sevilla para reclamar a la Iglesia que exhume los restos del militar golpista de una basílica de la ciudad.

La convocatoria de la plataforma Andalucía Republicana ha sido seguida por un par de cientos de personas en el 81 aniversario del fracasado golpe de Estado que en 1936 provocó la guerra civil española. Un pequeño grupo ha dormido a los pies de la Giralda para entregar por la mañana al arzobispo hispalense, Juan José Asenjo, sendas cartas con esta demanda que dirigen también al papa Francisco.

Queipo de Llano es un “criminal de guerra” responsable de las matanzas perpetradas por fascistas en Andalucía. Miles de personas muertas a balazos, sin juicio ni sentencia. La tumba del exgeneral golpista en una iglesia es un homenaje “incomprensible” según la Coordinadora Andaluza de Organizaciones Republicanas.

Y es, también, un vestigio del franquismo de difícil digestión en una ciudad, Sevilla, donde no hubo guerra y que alberga sin embargo varias fosas comunes en el cementerio de San Fernando con más de 4.500 asesinados por las tropas rebeldes. “Los restos de este individuo deben ser entregados a su familia para que puedan recibir sepultura privada”, según Andalucía Republicana, una petición “que se corresponde con los objetivos de la recientemente aprobada por el Parlamento andaluz Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía”.

El Ayuntamiento sevillano ya pidió exhumar los restos de Queipo, con el voto en contra del PP y la abstención de Ciudadanos. Desde la Junta de Andalucía hubo contactos con la Hermandad de la Macarena –siempre ha manifestado el deseo de que Queipo siga allí enterrado– y las autoridades eclesiásticas para palpar el tema, envuelto en polémica y sin solución hasta el momento.

Enterrado en una iglesia, “donde debe estar”

A pie de vigilia, una muestra de franquismo sociológico. Una persona se acerca al diputado andaluz por IU Antonio Maíllo. Y le interpela: “¿Esto para qué es?”. “Para pedir que saquen al asesino Queipo de la Macarena, señora”. Dedo en alto, la replicante avanza sobre lugares comunes que van desde “los dos bandos mataron” al “ya se están abriendo fosas con eso de la Memoria Histórica” o, novedad, “¿y si fuera Carrillo el que está enterrado ahí?”. Derechos humanos para las víctimas, deber del Estado, cerrar el duelo... “y no está bonito tener a un asesino enterrado en casa”, viene a decir Maíllo.

Aunque no todos tienen la misma opinión. “No tiene sentido sacar a Queipo ni a ninguna de esta gente de las iglesias, es donde deben estar”, dice el historiador Francisco Espinosa Maestre “porque la Iglesia española formó parte del franquismo y sigue teniendo tintes franquistas”.

Espinosa Maestre retrató la figura del militar y el uso de la represión a sangre y fuego en libros de referencia como La justicia de Queipo y La columna de la muerte, que narra el avance franquista desde Andalucía a Madrid pasando por Extremadura arrasando pueblo a pueblo con carnicerías.

“Queipo fue uno de los mayores criminales de guerra al servicio del golpe”, asevera. “Queipo es, sin lugar a dudas, el gran responsable de la matanza que se llevó a cabo en Sevilla y en el territorio bajo su mando. Calificarlo de criminal de guerra es una aseveración histórica del máximo rigor, no un adjetivo”, resume el investigador José María García Márquez, que recoge con nombres y apellidos más de 13.000 ejecutados en su libro Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963).

“Llenó de sangre los pueblos de nuestra tierra”

Con la 'Vigilia antifascista: fuera el genocida Queipo de la Macarena', el colectivo republicano exige “que cese el escandaloso homenaje público que se le sigue tributando en Andalucía a uno de los mayores criminales y genocidas fascistas”. Enterrado, recuerdan, “con honores en la Basílica católica de la Macarena de Sevilla”.

De ahí la “responsabilidad directa del Arzobispo de Sevilla” para que traslade la petición de “perdón” a la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española y para que “cese de inmediato esta glorificación de un sujeto que llenó de sangre inocente las ciudades, pueblos y campos de nuestra tierra”. Como la masacre de la carretera Málaga a Almería, la Desbandá.

“La permanencia de vestigios en lugares de honor de los que utilizaron el golpe de Estado perpetrado el 18 de julio de 1936 para acabar con las personas cuyo único delito era pensar distinto, como es el caso del enterramiento del general de Queipo de Llano en la Basílica de la Macarena, es insoportable y es un ataque a la justicia democrática”, explica en un comunicado Andalucía Republicana.

Por esto consideran “incomprensible” que una “sociedad moderna como la andaluza mantenga un silencio casi total con respecto a los actores del genocidio que supuso el mencionado golpe de Estado y sus consecuencias posteriores hasta la muerte del dictador, que incluso llegan hasta nuestros días como se puede comprobar en multitud de ocasiones”. Como en la tumba de Queipo, arropada con honores en una iglesia de Sevilla.

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