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El fuego ya ha abrasado en siete meses un 13% más de monte que en 2014

El incendio de Luna (Zaragoza) ha quemado más de 14.00 Ha / M. Interior.

Raúl Rejón

Solo en nueve días de julio, los incendios forestales en España han destruido casi diez veces más monte que en todo junio. En este arranque de mes, las llamas han devorado más de 20.500 hectáreas por las 2.171 del primer mes de la temporada de alto riesgo. En apenas algo más de un semana se ha disparado la destrucción forestal de 2015 hasta superar las 35.128 hectáreas. Ya es un 13% más que en 2014, según las estadísticas del Ministerio de Medio Ambiente.

¿La ola de calor? Desde luego que favorecen la chispa “y también la propagación, eso es inevitable”, cuentan fuentes de los bomberos forestales de Madrid a eldiario.es. Pero, el 25 de junio pasado, la asociación WWF-Adena llamaba la atención sobre el estado de los montes con una frase elocuente: “Los bosques, listos para arder”.

Una de las claves, cuentan en WWF, es que el esfuerzo de las administraciones se vuelca en los medios de extinción y cae la prevención: “Entre 2011 y 2013 se invirtió una media de 10 millones de euros en prevención, frente a los más de 33 millones de euros de media al año entre 2008 y 2010”, aseguran. Ecologistas en Acción calcula que se invierte “hasta un 200% más en extinción que en prevención”.

“Somos muy buenos extinguiendo fuegos pero es muchísimo más caro y menos rentable”, relata Íñigo Hernández, de la Asociación Nacional de Bomberos Forestales (ANBF). Sólo el contrato para los helicópteros que trasladan a las brigadas del Ministerio de Medio Ambiente (Brif) cuesta cada año unos 15 millones de euros. Y, además, analiza este experto, “ante incendios como el de Luna (en Zaragoza) o el de Quesada (Jaén) no hay mucho que hacer una vez que llegan a ese punto. Son imparables por la gran masa forestal de la que se alimentan y las temperaturas”.

El fuego en Luna ha carbonizado más de 14.000 hectáreas. El de Jaén ha superado las 2.000. Ambos aparecerán en las estadísticas como Grandes Incendios Forestales (GIF). Aquellos que superan las 500 hectáreas. Este tipo de siniestros son los que amenazan los bosques españoles: “Los montes que fueron altamente transformados para el aprovechamiento de sus recursos durante los años cincuenta, sesenta y setenta, pero que hoy están abandonados y no pueden hacer frente por sí mismos al paso de las llamas”, explican en WWF. Se han convertido en bombas incendiarias de altísima potencia ya que sólo el 0,18% de todos los incendios que se declaran se llevan por delante el 44% de la superficie arrasada.

La media de la última década es que se produzcan cinco de estos incendios a estas alturas de temporada. El año pasado hubo cuatro. El anterior solo uno. En 2015 se han declarado cinco –cuatro de ellos en lo que va de mes de julio– pero la devastación se ha multiplicado, ya que la media es que estos fuegos consuman 1.700 hectáreas. Sin embargo, esta temporada, el de Zaragoza casi multiplica por diez esa superficie. Pero el de Quesada y el de Lujar (Granada), también llegan a más de 2.000. En Guadalajara, han ardido más de 700 hectáreas en Humanes.

Y eso desde el punto de vista cuantitativo. Pero se le puede añadir el cualitativo. El término municipal granadino de Lújar ha sido quemado en un 80%: 2.900 hectáreas perdidas. Pero su alcalde, Mariano González, ponía el acento en que las llamas han calcinado un alcornocal completo con ejemplares “de hasta 500 años”. El Ayuntamiento pedirá ser declarado zona catastrófica.

El portavoz de la ANBF explica que, además de volcarse en la extinción, “y no en la gestión forestal”, la tendencia es “la privatización y la militarización”. De ahí que la Unidad Militar de Emergencias (UME) aparezca cada vez más frecuentemente. “Pero ellos acuden cuando la cosa está muy complicada y no se dedican en absoluto a preparar el campo para que no haya fuego”, insiste.

Nueva ley de Montes: se podrá construir

Precisamente esta semana, con el riesgo máximo de incendios extendido por todo el mapa y varios focos activos, la mayoría del PP en el Congreso de los Diputados aprobó definitivamente la nueva ley de Montes. Criticada por los grupos ecologistas y el colectivo de agentes forestales y mediambientales por “generar desprotección”, uno de sus puntos más polémicos es el que ha eliminado la prohibición absoluta de construir en terrenos quemados durante 30 años. La nueva redacción abre la puerta a levantar “infraestructuras de interés general”. Para los ecologistas supone, por ejemplo, que pueda arder un paraje y, acto seguido, que se levante un edificio o lo atraviese una carretera.

Sobre la privatización, el bombero Hernández recuerda que “donde más dinero hay para adjudicar es, también, en combatir las llamas no en evitar que aparezcan”. Es lo que han denominado “el negocio del fuego”. Relacionado con este fenómeno de privatización y la batería de contratos por adjudicar que lleva adosado, el ex delegado del Gobierno en Valencia y ex conseller de la Generalitat, Serafín Castellano, fue detenido el 29 de mayo pasado en la investigación por presunto trato de favor a la empresa a la que concedió encargos por valor de 44 millones de euros. Todo relacionado con los medios aéreos de extinción. De igual manera, un juzgado gallego de Instrucción investiga a la Consejería de Medio Rural por la adjudicación, presuntamente preparada, del contrato de helicópteros para transportar a las brigadas antincendios: más de 12 millones.

Algunos miembros de las brigadas del Ministerio de Medio Ambiente que trabajaron en el incendio de Luna han contado que tuvieron que acudir por carretera en lugar de en helicóptero porque “no estaban operativos por el retraso en la adjudicación del contrato por unos recursos de las empresas que perdieron el concurso”. Eso, dicen, “dilató la entrada en acción”. El ministerio no ha contestado sobre si hubo tal retraso administrativo a preguntas de este medio.

Luna, Quesada, Montán, Humanes, Bliecos, Lupiñén, Puerta Segura, Lújar son nombres de la lista más reciente que han sido pasto de las llamas en el primer golpe de calor de este verano. Según WWF, la conclusión es que “supeditar el éxito o fracaso de la lucha contra los incendios exclusivamente a la benevolencia o adversidad meteorológica es una absoluta irresponsabilidad”.

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