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Las discotecas diseñan su propio plan de desescalada para evitar la ruina: “Puede ser más seguro que ir en Metro”

Las discotecas chinas, inspiración para las españolas/ Europa Press

Mónica Zas Marcos

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Los empresarios de la noche española suspiran cuando se les menciona la ciudad de Seúl. El repunte de casos de coronavirus que vivió la capital de Corea del Sur el fin de semana pasado tras una noche de bares y discotecas endurece las perspectivas para el sector también en el resto del mundo. “El foco de infección son las personas, no las discotecas. Hay que apelar a la conciencia social”, piensa David de las Heras, director de Teatro Kapital, el club más grande de Madrid y uno de los más famosos de España.

Sus ocho plantas, que normalmente acogen a 1.900 personas durante cuatro días a la semana, llevan más de dos meses sin gente, música ni bailes: la sequía más larga en sus veinticinco años de historia y a la que todavía le quedan varias semanas más, ya que su reapertura no está prevista hasta la tercera y última fase de la desescalada. Lo que preocupa a De las Heras, sin embargo, son los requisitos de esa inauguración.

“Ningún negocio, nocturno o no, puede mantenerse con los mismos gastos y un 70% menos de ingresos”, se lamenta el empresario. La última orden ministerial dicta que estos clubes deben abrir a un tercio de su capacidad en interiores y a un máximo de 200 personas en terrazas. “El sector ahora mismo está muy dañado. Ni la mitad de los locales se pueden permitir abrir en esas condiciones”, prevé el jefe de Kapital.

De las Heras reconoce que, en comparación con el resto de discotecas de Madrid, él tiene ciertas ventajas porque puede “abrir y cerrar plantas según lo que nos pidan desde la Comunidad”. De momento no han decidido subir el precio de las entradas (que rondan los veinte euros) porque no quiere “privar a la clase media de bailar”, pero tampoco lo descarta. Por lo demás, “tenemos todo listo para cuando anuncien una fecha”.

Ese “todo” es lo que han bautizado como “plan higiénico sanitario” y consistiría en fortalecer el control de acceso, instalar cámaras termográficas que midan la fiebre -para lo que no existen permisos todavía-, diseñar protocolos de limpieza con ozono antes de la apertura de puertas y tras el cierre, y reforzar el personal de desinfección en salas y baños durante las sesiones. Además, repartirían mascarillas y guantes, y quizá hasta las customizarían en función de la fiesta que tocase esa noche, aunque “lo importante es la homologación”. 

Para la dirección de Kapital, lo primordial es revisar el concepto del aforo, pues “ir a una discoteca puede ser más seguro que ir en Metro o en transporte público”, piensa De las Heras. Es más, lo que ha ocurrido en Seúl o incluso en España con los bares abriendo sin permiso, los botellones clandestinos y las fiestas en casas, le reafirma en lo bueno de que en “una discoteca no puedas hacer lo que te dé la gana”.

“Los que tienen una imagen de la discoteca de personas encima de otras es que hace muchos años que no van a una. Son amplias, hay personal de seguridad, áreas VIP y restricción de aforo”, defiende. Respecto a los comportamientos enumerados antes, De las Heras se muestra comprensivo: “En Madrid, la gente lleva semanas confinada en casas muy pequeñas, ¿cómo quieren que no salgan? Lo que ofrecemos nosotros es que lo hagan en un entorno seguro”.

Joaquim Boadas, secretario general de Spain Nightlife, una de las grandes patronales de discotecas de España y el mundo, teme precisamente lo contrario. “La confianza de la gente no será la misma hasta que no exista un fármaco o una vacuna contra el virus, pero ahí es donde está la capacidad de innovar del empresario”, piensa él.

Su apuesta personal sería “cambiar el formato del local para hacerlo más atractivo y seguro ampliando los lounge y la distancia del área VIP” pero, sobre todo, aplicando un “distintivo sanitario internacional” que han impulsado desde Nightlife y que busca diferenciar los locales que cumplan con los criterios sanitarios de los que no. 

Un sello de calidad sanitaria para bailar

De momento, dos locales españoles han sido destacados con el sello Sanitized Venue que entrega la asociación internacional Nightlife con sedes en Estados Unidos, Italia, Colombia, Filipinas o Israel. El brazo español lo conforman 1.100 clubes repartidos por toda la orografía y entre los que se encuentra uno de los dos premiados (el de Valencia; el otro está en Lloret de Mar). Aseguran que el sello cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de Turismo de Naciones Unidas y de varias asociaciones de ocio nocturno.

Boadas cree que con eso es posible evitar lo ocurrido en Corea del Sur. “Apelamos a la corresponsabilidad de clientes y empresarios. Es compatible abrir cuanto antes y garantizar esas medidas sanitarias para que no se produzcan contagios masivos”, explica el secretario general de Nightlife. Y, al igual que el director de Kapital, tiene claro que si no se recula en el tema del aforo “el 50% de los locales cerrarán después de la pandemia: el que no caiga dentro de un mes, caerá dentro de tres y si no, a final de año”.

Pero lejos de defender lo que ha ocurrido en un local de Santander, sancionado tras abrir su interior incumpliendo las normas de la desescalada, lo condena duramente por “dañar la imagen del sector”. “Va en contra de nuestros principios porque no está solo perjudicando al resto de empresarios que luchan por sobrevivir, sino que juega con la salud de los clientes y de sus empleados”, reprueba Bosch.

De hecho, la seguridad de los empleados es una de las cláusulas más importantes del “sello sanitario internacional”. Joaquim Boadas sugiere ayudas del Gobierno a fondo perdido como las que han recibido los profesionales de la cultura: “Las discotecas son también establecimientos culturales por la figura del disc-jockey, pero nos han abandonado”. Sin esas medidas, los trabajadores del ocio nocturno no podrán salir del profundo atolladero en el que se encuentran, empezando por sus bases. 

200.000 puestos de trabajo en riesgo

El sector del ocio nocturno representa en 1,8% del PIB nacional y genera más de 200.000 puestos de trabajo. Pero en el caso de Ibiza, esa cifra asciende al 35% de la economía insular, donde en 2018 existían 371 empresas de ocio, con un volumen de facturación de 500 millones de euros. Datos que tiemblan ante la perspectiva de este verano.

“No sé si recuperaremos el turismo tal y como lo hemos conocido hasta ahora, eso dependerá de los turoperadores y de las líneas aéreas”, afirma José Luis Benítez, gerente de la Asociación de Ocio de la isla. Según él, solo un milagro podría hacer que alguna de las ocho las grandes salas de fiesta tuviese openings este verano. Por no hablar de los puestos de trabajo destruidos: unos 3.200 y 3.600 trabajadores entre empleos directos e indirectos.

Ramón Mas Espinalt, secretario general del Gremio de discotecas de Barcelona y presidente de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos recoge esta preocupación y alerta de la situación de precariedad de los camareros, DJs y personal de oficina y taquilla, que están recibiendo una prestación de apenas el 30% de su base de cotización.

“El 80% de los trabajadores del ocio que están en un ERTE trabajan a tiempo parcial y una media de tres sesiones a la semana, por lo que no llegan a 140 euros y muchos ni siquiera los han cobrado aún”, explica Espinalt a eldiario.es. El portavoz critica estos “durísimos” recortes del SEPE y se suma a sus compañeros en la súplica por que les dejen abrir al menos al 50% de su capacidad.

La Federación ha presentado una alternativa a través del ICTE (Instituto por la Calidad del Turismo) para flexibilizar los ERTE, pedir que los crédito ICO sigan fluyendo y que se revisen los alquileres de los locales. “Hablando de Barcelona, número uno de turismo de verano en España, con 19 millones de personas, y lugar de Erasmus y estudiantes, necesitamos alternativas para sobrevivir”, pide Espinalt.

Él mismo, como dueño de una discoteca, cree que este mes de mayo será clave para marcar el calendario del ocio nocturno. “Muchos como yo, que tenemos una terraza arriba del local o enfrente, pedimos que se nos ayude a reacondicionar los espacios”, explica.

Ramón Espinalt presume de que el suyo es un mundillo “imaginativo” y que se sabe adaptar a todo tipo de situaciones. “Con las restricciones de tabaco, por ejemplo, nos pusieron del revés”, ejemplifica. Solo pide tiempo, ideas y un plan para un sector que proporciona “luz y vida nocturna” a las ciudades españolas. 

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