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Los obispos confirman, tras reunirse con Sánchez, que no se opondrán al traslado de Franco del Valle de los Caídos

Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal Española

Jesús Bastante

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe de los obispos, el cardenal Ricardo Blázquez, se reunieron el pasado 19 de junio en el Palacio de la Moncloa, según ha podido saber eldiario.es de fuentes oficiales, confirmadas este mediodía por el portavoz episcopal, José María Gil Tamayo, quien también admitió que, sobre el tapete, se planteó el futuro del Valle de los Caídos.

Sánchez adelantó a Blázquez que procederá de inmediato a la exhumación de los restos de Franco y Primo de Rivera del Valle de los Caídos, algo a lo que la Iglesia, en principio, no tiene previsto oponerse. El presidente del Gobierno confirmó al cardenal que la comunidad benedictina se mantendrá en el monumento, y que se respetará la imponente cruz que corona el Valle.

Preguntado sobre el particular, el portavoz de la CEE incidió en que “la cruz es el símbolo de la paz y del perdón, no es una cruz selectiva, ni la de unos contra otros”. Sobre la posible oposición de los benedictinos, Gil Tamayo subrayó que “el papel de la Iglesia es orar, pedir a Dios por el eterno descanso de los difuntos, especialmente de los que allí reposan”.

Respecto a la decisión de sacar los restos de Franco, el secretario general de los obispos apuntó que “la decisión que origina la presencia o salida de los difuntos, no nace de la Iglesia ni le corresponde a ella decidir en un sentido u otro. Es otro ámbito, el político o el familiar, el que ha de decidir”.

Sobre la reunión, Gil Tamayo confirmó lo adelantado por eldiario.es, señalando que “la Iglesia no es ningún contrincante político”, y destacando el clima de “normalidad y diálogo” de las relaciones, más allá de “lenguajes apocalípticos y de profetas de calamidades” con “discursos anticlericales del siglo XIX”.

El encuentro Sánchez- Blázquez fue facilitado por el alcalde de Valladolid, Óscar Puente (Blázquez es arzobispo de esta ciudad), y dejó clara la voluntad de Iglesia y Ejecutivo de colaborar en temas de inmigración y en la lucha contra la pobreza. Para los obispos es especialmente importante que el Gobierno dé un primer paso para la apertura de los 'corredores humanitarios', como ya sucede en Italia o Francia, y que gestiona la comunidad católica de Sant'Egidio.

Según ha podido saber este diario, Sánchez aseguró al presidente de la Conferencia Episcopal que no hay voluntad de confrontación en esta legislatura. No está, pues, en la agenda de Pedro Sánchez, la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado, y sí de mutua colaboración, mostrando una radical separación con el Estado laico. La retirada de la cruz y la Biblia de las tomas de posesión es un primer paso, que proseguirá con la desaparición de los mal llamados 'funerales de Estado' o la presencia de cargos públicos institucionales en procesiones y actos litúrgicos.

La reunión, adelantada por Religión Confidencial, fue confirmada oficialmente desde la Conferencia Episcopal, y extraoficialmente por parte del PSOE, y tuvo lugar este lunes, un día antes de que los obispos celebraran su reunión de la Comisión Permanente.

El cardenal Blázquez informó ayer a la CEE del contenido de la reunión, que fue muy cordial y que, apuntan distintas fuentes, no será la única. De hecho, hay cauces de comunicación abiertos, especialmente en temas sociales, que podrían dar fruto en forma de acuerdos en los próximos meses.

Durante el encuentro, no se tocaron dos de los temas más espinosos para la Iglesia y en la que no parece haber acuerdo posible, como la aprobación de la Ley de la Eutanasia o las legislaciones por la plena igualdad de género.

El portavoz de la CEE recalcó en rueda de prensa que la tramitación de la ley de la eutanasia, aprobada por el Parlamento hace dos días, de “un corredor de la muerte voluntario”

“No podemos hacer corredores de la muerte, ya tenemos bastantes, y esperamos que desaparezcan” clamó el portavoz episcopal, quien añadió que “nuestra defensa de la vida debe ser integral, desde su origen a su final, y decir también que no a la pena de muerte”.

La eutanasia, añadió, “es un mal moral y un atentado a la dignidad de la persona” que “introduce en el ordenamiento legislativo una puerta en la que habría que poner los signos de 'Peligro de Muerte'”.

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