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Vigilancia epidemiológica, la piedra angular de Costa Rica ante la pandemia

Una mujer espera mientras le toman la temperatura a la entrada de la clínica Carlos Durán el 29 de mayo de 2020 en San José (Costa Rica).

EFE

San José —

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Una vigilancia epidemiológica constante basada en la experiencia de su sistema de salud universal, ha sido la piedra angular de Costa Rica para mantener bajo control la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 y poder implementar un programa de reapertura de actividades económicas.

Costa Rica diagnosticó su primer caso del COVID-19 el 6 de marzo anterior, y tras casi tres meses acumula 1.084 casos y 10 muertes.

El presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), Román Macaya, explicó a Efe que una de las claves del país para la prevención del virus ha sido la vigilancia epidemiológica, que ha permitido incluso girar órdenes de cuarentena a personas antes de que resulten positivas.

“Costa Rica no es el país que ha hecho más pruebas, pero es uno de los que mejor seguimiento le da a las pruebas. Cuando hay un positivo se aísla, se da un a barrido epidemiológico para encontrar todos los contactos cercanos en la familia, colegas de trabajo y contactos sociales y aislarlos también”, declaró Macaya.

Esta vigilancia la ejercen desde los 29 hospitales del país, hasta los pequeños centros de salud públicos que operan en comunidades de todo el país con un contacto telefónico o personal, con pacientes sospechosos o positivos.

Según las autoridades costarricenses, el rastreo de los contactos de las personas positivas por coronavirus ha sido una tarea ardua con la que se ha conseguido identificar casi la totalidad de los nexos epidemiológicos, por lo que de momento, el país no tiene una transmisión comunitaria.

La epidemióloga y jefe Área Salud Colectiva de la CCSS, Guiselle Guzmán, explicó a Efe que la primera ola del COVID-19 tuvo una muy baja transmisibilidad, asociada a una caracterización demográfica especial, que permitió detectar a tiempo los casos y sus contactos.

“La primera ola la tuvimos en viajeros, viajeros que entraban por los aeropuertos que venían de andar de turismo o por trabajo, gente con una condición socioeconómica más estable con posibilidades de aislarse en su casa, con otras condiciones”, dijo Guzmán.

Frente a este panorama las autoridades se preparan para enfrentar contagios en espacios con más alta densidad poblacional.

La estrategia de Costa Rica abarca la detección temprana en personas que consultan en centros de salud, la búsqueda activa de casos en zonas de alto riesgo social, la vigilancia centinela que toma muestras al azar en sitios específicos, entre otras.

Costa Rica aplica la prueba de manera gratuita en el sistema de salud público a todo paciente, asegurado o no, catalogado como sospechoso.

LA PRIMERA LÍNEA DE BATALLA

La doctara María Paz Chavarría se coloca todos los días el traje de protección, botas, mascarilla, gorro, una careta y doble guante para aplicar las pruebas de COVID-19 a los pacientes sospechosos en la clínica Carlos Durán, ubicada en la capital San José y que abarca una población de 160.000 personas aproximadamente.

Como ella, son miles los trabajadores de la salud de Costa Rica que a diario deben cumplir con ese riguroso protocolo para resguardar su salud.

Los centros médicos del país cuenta con un área de clasificación de pacientes con síntomas respiratorios, que luego da paso a la toma de la muestra para pacientes sospechosos de COVID-19, quienes de inmediato son enviados a cuarentena a la espera del resultado, que puede tardar entre 24 y 48 horas.

El abastecimiento de equipo para el personal médico no ha sido fácil en la actual coyuntura. Costa Rica ha tenido que pagar tres vuelos chárter para traer desde China toneladas de equipo, a lo que se ha sumado la solidaridad a lo interno del país de empresas y universidades públicas que han donado algunos implementos.

“Ha sido una labor titánica en aras de garantizar la salud y protección de nuestro recurso más valioso en una pandemia que es el personal de salud que está expuesto al virus, y seguiremos haciendo todo lo que haya que hacer”, comentó el presidente de la CCSS.

TRATAMIENTOS

Costa Rica ya aplicó a una paciente en condición grave por COVID-19 las primeras dosis de plasma de una persona recuperada.

Según el presidente de la CCSS, la paciente respondió bien al tratamiento, aunque aclaró que aún es muy temprano para determinar su eficacia.

El otro tratamiento que está desarrollando Costa Rica es un suero a base del plasma de pacientes recuperados, que está a cargo del Instituto Clodomiro Picado, que utiliza un procedimiento similar al que lleva a cabo para crear suero antiofídico, su especialidad.

El reto por ahora es que los pacientes recuperados voluntariamente donen sangre, cuyo plasma contiene los anticuerpos necesarios para desarrollar el tratamiento contra el virus.

LA DESESCALADA

Costa Rica se encuentra en un proceso de desescalada de las medidas restrictivas a actividades económicas, cuya segunda fase comenzó este 1 de junio con la apertura de museos y hoteles; y ampliación de horarios para restaurantes, cafeterías y tiendas, entre otras disposiciones.

El ministro de Salud, Daniel Salas, ha insistido en que el logro de Costa Rica aún es “frágil” y ha pedido a la población mantener las medidas sanitarias y el distanciamiento social, para evitar un incremento de casos que sature el sistema de salud.

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