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El aumento de las relaciones entre personas y animales alimenta el riesgo zoonótico

El aumento de las relaciones entre personas y animales alimenta el riesgo zoonótico
Madrid —

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Madrid, 4 oct (EFE).- Mientras haya un contacto estrecho entre el ser humano y los animales “el mundo vivirá nuevas pandemias” y a medida que esa interacción aumente, lo hará también “el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas”.

Así lo ha advertido en entrevista con Efe el catedrático de Sanidad Animal y responsable del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), Christian Gortázar, coincidiendo hoy con la celebración del Día del Veterinario.

Gortázar ha explicado que “en la historia de la humanidad han surgido episodios parecidos de enfermedades como el coronavirus, pero en la antigüedad su expansión era mucho más lenta” y no tuvieron tanto impacto, ya que no existía la velocidad en los medios de transporte que hay en la actualidad y por tanto no pudieron extenderse tanto y tan rápido.

El incremento de relaciones entre humanos y animales en los últimos años viene dado por la mayor presencia de animales domésticos y por la afectación de territorios naturales y el contacto con su fauna y flora y, “a mayor contacto, mayor probabilidad de transmisión de patógenos”, ha insistido.

Por ello, defiende “gestionar los recursos de forma más sostenible” y evitar nuevas “alteraciones en los ecosistemas”, ya que las consecuencias del cambio climático “han afectado al comportamiento de especies vectores, como los mosquitos o garrapatas, y patógenos que eran comunes en las zonas del sur han logrado adaptarse en países del norte debido al cambio de temperatura y la facilidad de desplazamiento”.

Gortázar ha insistido en que tanto médicos como veterinarios “deben colaborar más para controlar futuras enfermedades transmisibles de animales a las personas”.

En el caso del control de la fauna silvestre, son precisos un tipo de tecnología y unos métodos de gestión que “hasta hace 20 años no existían”.

Por ejemplo, a través de técnicas moleculares mejoradas, los investigadores pueden detectar la circulación de patógenos sin necesidad de tener un “individuo enfermo”, sino a través de muestras de agua, el ambiente o excrementos de animales infectados.

Un método que está todavía en fase de ensayo y que pasa por obtener una muestra de agua de un lugar donde converjan diferentes especies para beber y averiguar así “qué patógenos está compartiendo una comunidad de hospedadores”.

A día de hoy, no es posible saber “dónde se va a producir el siguiente elemento de transición” de una enfermedad zoonótica aunque sí “dónde se ha producido con más frecuencia” ya que existen unas regiones donde por sus características concretas aparecen con más facilidad, según Gortázar.

También hay animales que por su sistema inmunológico son más propensos a determinados grupos de patógenos como el murciélago o el jabalí que, además, conviven en grupos y eso aumenta el riesgo de que surjan enfermedades que puedan acabar “saltando” a las personas.

Gortázar ha reconocido la labor de los veterinarios en Europa en materia de sanidad alimentaria e investigación y ha destacado sus esfuerzos “por evitar futuras pandemias y garantizar unos controles sanitarios en el consumo de productos de origen animal”.

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