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OPINIÓN | 'La sociedad infantil y la libertad de expresión', por Enric González

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Hoy os voy a hablar de una mis obsesiones: la escuela pública obligatoria y gratuita no está ni cerca de ser gratuita. El periplo educativo básico, de 6 a 16 años, le cuesta a cada familia más de 6.000 euros, y casi nadie estudia solo esos diez años. Si se suman la segunda etapa de infantil y el bachillerato o una FP equivalente, etapas que una inmensísima mayoría cursa, nos vamos a 10.000 euros fácilmente. Igual estás pensando que no es tanto, pero para muchas familias, muchas, supone un agujero notable en sus cuentas. Y es un gasto básicamente obligado, porque nadie escatima con la formación de sus hijos.

No solo no es gratis, sino que la escuela pública, teóricamente obligatoria y gratuita, cada vez cuesta más. En aproximadamente una década el dinero que se gastan las familias en educación se ha más que duplicado: fueron 13.200 millones de euros en el curso 2011-12 y son casi 28.000 millones hoy. Como dice el profesor Fernando Trujillo, “en Educación, lo que no se gasta el Estado se lo gastan las familias”. No todo este dinero es de gasto digamos obligado, están incluidas por ejemplo las matrículas en escuelas privadas, pero el desglose de las cifras, que tenéis ampliamente ilustrado en el artículo a base de gráficos, dice que la mayoría sí.

Cuando se analiza dónde va ese dinero hay dos cuestiones interesantes. Por un lado, dos de cada tres euros se destinan a cuestiones relacionadas con los estudios reglados: matrículas, transporte, comedor, extraescolares o clases de apoyo entran en esta categoría. Difícil para las familias evitar ese gasto. Pero también a veces cuesta entenderlo. Si la educación es gratuita, como dice la Constitución, uno piensa que tendrá que ser gratuita de verdad. Es difícil calificar de gratuito algo que, de facto, quieras o no, te cuesta dinero. El caso de los comedores es palmario, lo hemos hablado muchas veces. ¿Puede una administración hacer una inversión mejor que dar de comer a sus escolares?

La otra tendencia interesante está en el gasto menos obligatorio. Este dinero, para la educación no reglada, se destina fundamentalmente a profesores y academias y en los últimos años se ha disparado. Y aquí entran la sociología de la educación y la renta cuan elefante en cacharrería: como el nivel socioeconómico determina el rendimiento académico, esto está demostrado, las familias que tienen cubiertos los básicos (las más ricas) usan este extra para distinguir a sus hijos de la masa. Para que aprendan idiomas, a programar, lo que sea que les haga destacar. Por la misma razón las más humildes, que de media presentan más problemas para sacar adelante los estudios, lo hacen para no quedarse atrás. Y así la brecha educativa entre unos y otros crece y crece.

Por fijar una referencia, 28.000 millones de euros es más o menos la mitad de lo que se gastan todas las administraciones al año en Educación. Pero, como dice el aforismo, “si la Educación te parece cara, prueba con la ignorancia”.

Esta semana hemos hablado de...

  • Se acaban las subvenciones en Catalunya a las escuelas del Opus que segregan a su alumnado. El día se acerca. Parecía que no iba a llegar nunca, pero en el año que viene se acaba el concierto educativo en las escuelas que separan al alumnado por sexo en Catalunya, la mayoría de ellas ligadas al Opus Dei, y el cambio de estatus llega el fin de la gratuidad (cuotas aparte). Al menos nueve de los 15 centros que realizaban esta práctica han primado seguir segregando, y eso es incompatible con la financiación pública, Lomloe mediante, por lo que pasarán a ser privadas. La Generalitat está preocupada porque prevé que cientos de familias no podrán asumir la subida en la cuota mensual.
  • Como os comentaba, no quiero sacar conclusiones precipitadas, pero el caso tiene muy mala pinta y se produce cuando todavía no hemos asimilado del todo el de Sandra, que hace apenas mes y medio se quitó la vida en Sevilla porque no podía más. Más allá de este caso concreto, situaciones como estas nos recuerdan que el acoso sigue siendo una realidad muy presente en los centros, y da la sensación de que no se toma todo lo en serio que merece. Cada cierto tiempo hay un joven o una joven que decide quitarse la vida porque acudir al colegio o instituto es un infierno y nadie la ofrece soluciones, aunque también es cierto que sí hay casos con final feliz.

Para subir nota

  • La Formación Profesional vuela. Eliminado en buena medida el estigma que ha venido sufriendo la FP como una formación para el que “no valía” para la universidad, el interés se ha disparado y cada año se baten récords de matriculaciones en la etapa. Este curso no ha roto la tendencia y ya hay más de un millón de estudiantes. Si te lo estás pensando, aquí tienes algunos argumentos a favor.
  • Cuatro de universidad. Cierro con otros temas que considero de relevante al menos mencionar, pero como no quiero alargar de más un boletín bastante nutrido os dejo solo los titulares.