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La explosión del fútbol femenino convierte a las jugadoras en referentes “dentro y fuera del campo”

Las jugadoras de Las Dragonas de Lavapiés en un entrenamiento

Paula del Toro / Marta Borraz

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“Desde que descubrí a Alex Morgan sabía que quería ser como ella” cuenta Aitana, una gaditana de 17 años. La joven empezó a jugar al fútbol con cinco años en el equipo de su colegio en el que estuvo hasta los 14. “En ese equipo fui la única chica hasta que conseguí convencer a dos amigas mías que jugaban al fútbol conmigo en el recreo. En ese momento éramos nosotras tres y los demás eran chicos. Nos llevábamos muy bien y jugábamos genial”, relata.

“Para mí es igual Morgan que Cristiano Ronaldo. Durante mis años en el equipo veía que los chicos tenían referentes hombres pero nunca mencionaban a mujeres. En ese momento les empecé a enseñar jugadas de la delantera estadounidense porque yo también jugaba en esa posición y quería aprender a hacerlas. Desde entonces muchos chicos en el equipo comenzaron a seguirlas”, sostiene la joven.

Tras décadas de invisibilidad, obstáculos, ninguneos y prejuicios, el fútbol femenino está en su mejor momento. No ha sido casualidad. Hubo pioneras que se mantuvieron en un deporte en el que no eran bien recibidas; jugadoras impulsando y reclamando dignidad, mejores condiciones y un trato igual al de los hombres y alguna gente alrededor que creyó que era posible. Aunque no todo se ha logrado, el crecimiento exponencial del fútbol practicado por mujeres es una realidad y ha alcanzado su cénit en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda.

Es toda una revolución. La competición ha roto todos los récords de audiencia –hasta un 42% de la población de Australia vio a su selección, las Matildas, jugar la semifinal convirtiéndose en el evento televisivo más visto en la historia– y el pase de la selección española a la final, que ha disputado contra Inglaterra este domingo, ha sido un auténtico catalizador. Decenas de ciudades pondrán pantallas gigantes para ver el partido, que seguirán especialmente niñas y adolescentes aficionadas y jugadoras de fútbol que hoy sí, por fin, ven en las futbolistas un espejo en el que mirarse.

Porque hace diez, quince o veinte años era inimaginable. La idea dominante era que solo los hombres jugaban al fútbol y para muchas hacerlo fue una auténtica travesía en el desierto. El muro, sin embargo, se está resquebrajando poco a poco, aunque son muchas las voces que piden que “más allá de la foto del Mundial” siga habiendo un compromiso real. Ya hay referentes en el fútbol femenino para las niñas de fútbol base. Ya existen y las mujeres, desde pequeñas, las valoran. Las mayores sienten admiración por ellas.

“Las niñas ahora saben que pueden ser futbolistas y crecen pensando en poder jugar un Mundial y ganarlo”, afirma la excapitana de la selección española, Vero Boquete, que ahora juega en Italia.

Es algo que perciben claramente en equipos como el CDE Dragones de Lavapiés, un club de barrio de Madrid que utiliza el fútbol como herramienta de cambio en la comunidad. “En la época de los años 2000 había muchos equipos mixtos pero solamente había una niña en cada uno, y con suerte. Ahora tenemos equipos enteros de categorías femeninas”, Fran Sampietro, director técnico de los equipos de Dragones.

Como muchas otras jóvenes, Aitana verá este domingo la final, ha quedado con todos sus amigos en un bar. La adolescente resalta que, para ella, las futbolistas españolas no son solo un referentes profesional, también “una inspiración personal”. “Cuando hace un año dimitieron 15 jugadoras por los casos de abuso que había dentro de los vestuarios sentí un gran empoderamiento por ellas y por todas las mujeres. Son admirables y todos deberían verlo”, concluye.

Hace cinco años no podían ver un partido femenino de la Liga por televisión y ahora ven que realmente se pueden dedicar a ello, que ser futbolista, si eres una chica, también es una posibilidad

Marta Griñán Periodista deportiva

Contenta y orgullosa, reflexiona sobre la evolución que ha tenido el fútbol profesional femenino español en los últimos años: “Ahora vas a un campo de fútbol y ves camisetas del Barça con el nombre de Alexia Putellas. Antes eso era impensable. Pienso que no se apostaba por ello ni se le daba visibilidad porque se pensaba que si no genera dinero no interesa a nadie”.

La periodista deportiva especializada en políticas de igualdad Marga Griñán cree que “lo que realmente significa” lo que está pasando “lo veremos en el aumento del número de licencias para chicas que se expiden en los próximos dos años”, algo que, asegura, ya ocurrió en 2015, cuando España disputó su primer Mundial. Griñán considera “muy importante” para las nuevas generaciones el proceso vivido: “Hace cinco años las niñas y adolescentes no podían ver un partido femenino de la Liga por televisión y ahora ven que realmente se pueden dedicar a ello, que ser futbolista, si eres una chica, también es una posibilidad y antes no lo era”.

Jugar sin referentes

Sandy y Paula, dos madrileñas de 24 años, están pensándose en volver al campo de juego después de uno y dos años respectivamente con las botas colgadas. Juntas, de vacaciones en las Islas Canarias, verán la final del mundial femenino mientras piensan en un equipo para apuntarse a probar. No lo hacen, dicen, porque ahora el fútbol femenino tenga más voz, pero sí lo echan de menos.

No hemos crecido con mujeres referentes en el fútbol, por lo que sabíamos que jugar era solo un entretenimiento con el que nunca llegaríamos a ser algo profesional. Para mi el fútbol no tenía futuro

Paula, 24 años

“Nosotras hemos jugado desde los cinco años y no hemos crecido con mujeres referentes en el fútbol, por lo que sabíamos que jugar era solo un entretenimiento con el que nunca llegaríamos a ser algo profesional. Para mi el fútbol no tenía futuro. En Madrid, por ejemplo, éramos sólo ocho equipos femeninos y nos teníamos que mover por toda la Comunidad para poder hacer una liga. Cada temporada hacíamos tres partidos con cada club, en lugar de dos, para así poder jugar más”, sostiene Paula. 

“¡Yo era la única niña del club!”, la interrumpe Sandy, “ahora vas a cualquier colegio o cualquier barrio y las niñas tienen equipos femeninos para elegir. También las ves más en los campos o vestidas con la equipación por la calle. Es importante que estén despuntando así y, aunque para nosotras las jugadoras mediáticas actuales no sean referentes como tal porque ya somos más mayores, nos sentimos orgullosas”.

También para ellos

Boquete celebra que “por fin se crea en el producto, se potencie, se promocione y se apoye y así la rueda gira más rápido”, pero cree que “más allá” de que las niñas las vean en ellas figuras a las que parecerse, aún tiene “mayor impacto social” que “los niños, padres y madres también tengan a esas mujeres como referentes”.

El técnico del CDE Dragonas de Lavapiés, Fran Sampietro, coincide: “En Los Dragones tenemos un equipo de madres del barrio. Sus hijos las ven jugar y eso ya les hace tener una referente femenina, por lo que se fijan en otras profesionales como Jennifer Hermoso o Salma Paralluelo. Hay que empezar desde el fútbol base y que poco a poco llegue a los aficionados más mayores, y a lo profesional”.

Uno de esos niños que ha conocido la paridad en el fútbol desde pequeño es Carlos. Tiene 10 años y juega en el equipo de su municipio, en uno de los grupos de alevín del Club Deportivo Alpedrete, en la sierra de la Comunidad de Madrid. “Este domingo no veré la final del mundial femenino porque estaré en la playa, pero sí he visto otros partidos suyos este verano y en otras ocasiones. Yo desde pequeño he jugado en el patio del cole tanto con niños como con niñas y una temporada estuve en un equipo mixto, molaba mucho”, narra el niño.

Me gusta la forma que tienen las chicas de hacer jugadas porque son muy inteligentes cuando tienen el balón en los pies

Carlos, diez años

Carlos asegura que en el campo “todos somos iguales” y que le gusta “la forma que tienen las chicas de hacer jugadas” porque “son muy inteligentes” cuando tienen el balón en los pies. Afirma, además, que las futbolistas que hoy son referentes para ellas “tendrían que se igual de seguidas” también por los chicos.

Para intentar fomentarlo, los Dragones de Lavapiés hacen actividades con este objetivo, según describe Sampietro: “Desde hace dos años hacemos actividades como, por ejemplo, asignar a cada niño y niña una deportista profesional que sea referente por algo en concreto. Ellos tienen que buscar quién es cuando llegan a casa y hacer una presentación a los demás sobre ello. También hacemos material como cromos de las jugadoras, murales o dibujos de camisetas con los nombres más conocidos”.

No es suficiente

La evolución, sin embargo, aún no es suficiente. Así lo declara Sampietro, que pone sobre la mesas las múltiples brechas que aún siguen enfrentando las jugadoras. La salarial no es la única y detrás sigue habiendo estereotipos y prejuicios sobre el fútbol practicado por chicas, tal y como reveló un reciente experimento. “Me emociona ver cómo las niñas y mujeres se animan cada vez más porque ven que hay ganas de cambio por parte de quien manda, pero luego ves cosas como, por ejemplo, que los equipos femeninos juegan sus partidos donde entrenan los masculinos y te das cuenta de que quedan muchas cosas por hacer”, reflexiona.

Y es que llegar hasta aquí no ha sido fácil. Este Mundial es el punto álgido, pero un vistazo a lo que hay detrás y a cómo la Selección Española ha recalado en él permite vislumbrar los obstáculos que aún hay sobre la mesa. Griñán nombra a las jugadoras que en su momento rechazaron ser convocadas por la selección, algunas de las cuales han mantenido la decisión. “Se ha comprado el discurso de que solo querían un cambio de cuerpo técnico, pero querían mejoras estructurales, profesionalización y los mismos recursos que los hombres”, sostiene la periodista.

Se ha llegado a este Mundial con buena parte de las selecciones femeninas protestando por tener más y mejores recursos y mayor profesionalización

Marta Griñán Periodista deportiva

Griñán insiste en no pasar por alto “la mucha pelea con la que se han ganado” las futbolistas estar hoy donde están. “Se ha llegado a este Mundial con buena parte de las selecciones femeninas protestando por tener más y mejores recursos y mayor profesionalización”, afirma la experta, que pone como ejemplo la huelga, la primera del fútbol femenino en su historia, que las jugadoras españolas llevaron a cabo en 2019. Y nombra también a equipos comprometidos, como el Barça o el Olympique de Lyon a nivel europeo.

Romper las brechas que siguen existiendo en cuanto a la representación de las mujeres en los cuerpos técnicos es otro de los retos.Se escucha mucho estos días el nombre de la entrenadora de la selección inglesa, Sarina Wiegman, una de los 12 equipos de los 32 que participan en el Mundial encabezados por mujeres y que incluso según han publicado algunos medios deportivos, suena como próxima seleccionadora de la selección masculina.

“Además de la propia creación de referentes, que haya mujeres en los cuerpos técnicos es importante porque han aguantado décadas y décadas en las que se las borraba una vez dejaban de jugar. Casos como el de Wiegman, que es posiblemente la mejor entrenadora del mundo, rompen muchas barreras históricas y dan mucho valor al fútbol practicado por las mujeres también”, concluye Griñán.

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