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El Gobierno admite que los ultras del Deportivo burlaron sus mecanismos de control

La comisión antiviolencia se reunió tras el asesinato del hincha del Deportivo.

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Nadie detectó lo que se estaba larvando. Así que el Atlético de Madrid-Deportivo de la Coruña fue declarado partido de bajo riesgo. “El dispositivo fue el adecuado”, ha asegurado este lunes el Presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal. Todo basado en que el encuentro no se calificó de especial preocupación. El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ha admitido que los violentos escaparon al control previo de movimientos que la policía hace de estos grupos: “Tenían una intención deliberada de eludir el control”, ha justificado el secretario de Estado.

Así que como ni la Federación Española de Fútbol ni la Liga Profesional apuntaron a este encuentro como peligroso y la Comisión Estatal contra la Violencia no lo declaró de alto riesgo, la suerte estaba echada: no hubo refuerzo en el sistema de ventas de entradas, ni el control exhaustivo para el acceso que obliga a que los grupos de seguidores sean “acompañados por encargados que al efecto disponga el club o la sociedad anónima deportiva del equipo visitante”, como recoge el Reglamento de la Ley contra la violencia en el desporte. La comisión está compuesta por miembros del Ministerio del Interior, el Consejo Superior de Deportes, la fuerzas de seguridad, la Federación Española de fútbol, las ligas profesionales, las Comunidades Autónomas y la carrera Fiscal.

Y justo han sido por esos resquicios por donde se filtró el choque de aficiones. El secretario Martínez ha apuntado que se investiga una partida de entradas que escaparon al circuito normal de venta y que podría haber acabado en manos de los ultras gallegos. También que el grupo de Riazor Blues contrató su viaje en una ciudad distinta a A Coruña (en Lugo) para escabullirse. En este sentido, el director de la Policía, Ignacio Cosidó, ha reconocido que si lo hubieran sabido “no habrían llegado a Madrid”.

La cúpula de Interior y Deportes que se encarga de vigilar la violencia en el entorno deportivo se ha reunido 24 horas después de que una reyerta entre ultras del Deportivo y el Atlético acabara con uno de los implicados muerto. La autopsia ha revelado que la muerte fue causada por sendos golpes en la cabeza y el cuerpo que le partió el bazo. Además, 12 riazor blues, 6 frente atléticos, 2 bukaneros del Rayo Vallecano y un alkor-hooligan han sido arrestados “de momento” ha aclarado el secretario de Estado. El partido se trató como de bajo riesgo porque “los dos grupos ultra no se habían enfrentado en seis años” y porque las amenazas y citas para pelearse pasaron desapercibidas, han justificado tanto Cardenal como Martínez y el propio director de la Policía. Y eso que el presidente del Deportivo, Tino Fernández, dijo que habían dado alerta sobre un autobús de los Riazor Blues que iría a Madrid. Cosidó sólo ha admitido sospechas vagas sobre alguna expedición radical a Madrid.

Gradas cerradas parcialmente

Cardenal ha contado que prevé establecer medidas para poder cerrar gradas o incluso estadios ante casos de “violencia verbal”. El presidente del consejo le ha pedido a los árbitros de fútbol que reflejen en las actas estos episodios porque, dice, que no llegan a controlar todos los brotes. Se ha quejado de que no hay un registro exhaustivo de los insultos racistas y xenófobos que se vivien en los campos.

El secretario de Estado ha aseguado que “se nos ha propuesto elaborar un listado de los grupos ultras para expulsarnos de nuestros estadios y de sus aledaños y ponernos un plazo de tiempo para llevarlo a cabo”. Ante la duda de por qué no hay un registro sobre estos violentos ya funcionando Miguel Cardenal ha respondido: “Listas, hay muchas”.

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