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Hambre, exclusión y otros dramas de la niñez que oculta la crisis de Nicaragua

Hambre, exclusión y otros dramas de la niñez que oculta la crisis de Nicaragua

EFE

Managua —

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Mientras Nicaragua se debate en cómo salir de su peor crisis sociopolítica en décadas, la niñez y adolescencia del país atraviesa una serie de dramas ocultos, capaces de crear una generación de jóvenes transgresores si no es atendida de inmediato.

Esa es la valoración que hace el portavoz de la Federación Coordinadora Nicaragüense de las ONG que Trabajan con la Niñez y la Adolescencia (Codeni) y director ejecutivo del Foro de Educación y Desarrollo Humano, Jorge Mendoza, en entrevista con Efe.

“Lo que está pasando en el país con todos los nicaragüenses es un absurdo, es surrealismo (...) y en el tema de niñez es peor, porque están invisibilizados muchos dramas”, advierte el especialista.

Hambre, discriminación, desplazamiento forzoso, orfandad, pérdida de valores o menos posibilidades de éxito escolar y dificultades para socializar, están entre los dramas que enfrenta la niñez de Nicaragua, especialmente entre los 9 y los 18 años, y más aún los hijos de manifestantes muertos, desaparecidos, presos o en el exilio, indica Mendoza.

Para Codeni es “escandalosa” la cantidad de niños que pueden estar sufriendo en silencio, en una situación en la que cientos de padres de familia han muerto, decenas de miles han huido al exilio, y cerca de medio millón quedaron sin empleo, desde el estallido social contra el presidente Daniel Ortega en abril de 2018.

“La mayor preocupación de Codeni son los resultados a futuro de cuál es la niñez y la adolescencia que se está formando en las condiciones que está viviendo el país. Estamos hablando de niños que tienen destruido su principal sistema de formación: la familia (...) queda destruido ese sistema de formación, de protección”, señala.

Al no estar con sus padres, los niños crecen en hogares disfuncionales o destruidos, donde se les permiten muchas libertades por compasión, pero también tienen carencias de socialización y formación. “Podríamos estar hablando de que va a ser una generación de niños que va a somatizar enfermedades o algunos problemas de su personalidad”, sostiene.

Esta situación tiene eco en la escuela, según el experto, porque el niño está propenso al acoso escolar, la discriminación y falta de socialización, que pueden llevarlo a tener problemas graves de autoestima, sobre todo en aquellos que miran como héroes a sus padres, que murieron o fueron detenidos en una manifestación.

“Si el sistema educativo nacional ahorita se ha prestado para el discurso oficialista, entonces van a sufrir las consecuencia de ese discurso: ah, tu papá es golpista, terrorista, hay una afectación, va minando el autoestima de los niños, su desempeño académico, su estructura afectiva”, explica Mendoza.

Codeni destaca el caso de un policía que amenazó con su arma a una niña que reclamaba porque uno de sus compañeros fue capturado, pero también el de 19 adolescentes que fueron detenidos, en algunos casos, por paramilitares, y entregados a las autoridades.

Como resultado el niño tendrá que mentir u ocultar algunas realidades, lo que se traduce en una pérdida de valores morales, pero también en que no podrá asumir el duelo necesario.

La crisis llegó en el peor momento para la niñez y la adolescencia, según el especialista, ya que en los últimos años el Gobierno del presidente Daniel Ortega llevaba varios años aplicando “un proceso de desmantelamiento de los mecanismos de protección”, según Codeni.

Parte de dicho proceso fue la derogación del Consejo Nacional de Protección Integral a la Niñez, la eliminación de las Comisarías de la Mujer y la Niñez, y los sistemas de referencia sobre casos de violencia sexual o familias disfuncionales, además de los mecanismos de supervisión del trabajo infantil.

El subprocurador de Derechos Humanos, Adolfo Jarquín, es un caso emblemático, según Mendoza, ya que aun siendo vicepresidente de la estatal “Comisión de la Verdad”, no ha reclamado que se investigue el asesinato de 29 niños en el marco de la crisis, incluyendo uno de 14 meses de edad que, según las autoridades, cometió suicidio, pese a que existe un vídeo donde se observa que le han disparado en la cabeza.

El tema de la niñez y la adolescencia en medio de la crisis continúa en segundo plano, pero creciente la cantidad de “chavalos” que se ven ahora en los semáforos de Managua o en los mercados de otra ciudades, quizá sean un termómetro de cómo la están pasando.

Wilder Pérez R.

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