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Un homosexual de Brunéi duda de que haya lapidaciones pese a la dureza del Código Penal

Un homosexual de Brunéi duda de que haya lapidaciones pese a la dureza del Código Penal

EFE

Bangkok —

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Shahiran, un bruneano que declaró su homosexualidad tras abandonar su país, expresa sus dudas de que Brunéi llegue a lapidar a los varones condenados por sodomía, mientras la comunidad LGTB seguirá llevando vidas clandestinas en un clima de opresión.

Esta pequeña y próspera nación del Sudeste Asiático aprobó la semana pasada una reforma del Código Penal que contempla la pena de muerte mediante la lapidación por el delito de sodomía entre varones si el acusado es musulmán y admite el delito o hay cuatro testigos del acto, según la “sharía” o ley islámica.

Shahiran, quien huyó en 2018 del sultanato al ser acusado de sedición tras criticar al Gobierno y ahora procesa en Canadá su solicitud de asilo, subraya la invisibilidad del colectivo LGBT (Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) en el país.

“No creo que lleguen a lapidar a nadie, pero sí existe riesgo de que comiencen a enviar a gente a prisión (...) Es duro para los homosexuales que viven allí, ellos dicen 'estar bien' por su propia tranquilidad, y no contemplan la posibilidad de lo contrario”, declara a Efe Shahiran en una conversación telefónica.

Antes de la última reforma, la homosexualidad ya era ilegal en el país y penada con 10 años de cárcel.

“Si me hubiera quedado en Brunéi habría mantenido en silencio mi opción sexual. Nadie de mi familia lo sabía cuando decidí decirlo una vez abandoné el país”, apunta el bruneano.

“De regresar al país, podría ser procesado bajo el pretexto de admitir” ser homosexual, remarca Shahiran, de 30 años y que en el sultanato trabajaba como funcionario.

Brunéi, en el norte de la isla de Borneo y próspero gracias a sus ingentes reservas de petróleo y gas, comenzó a introducir los castigos basados en la ley islámica en 2014, con una primera batería de enmiendas para las condenas menos duras.

Sin embargo, a raíz de la presión de la comunidad internacional y un boicot contra el entramado de empresas bajo el patronazgo del sultanato suspendió entonces los planes de introducir penas como la lapidación por sodomía y adulterio; la mutilación de extremidades por robo; o la pena de muerte por blasfemia o apostasía.

Shahiran, quien reconoce que se enfadó por esta campaña internacional contra su país, asegura que las leyes de la “sharía” ya se encuentran en práctica en el sultanato, citando como ejemplos la imposición de un guardián masculino para las mujeres o los castigos por las relaciones prematrimoniales.

En una misiva, publicada por la organización garante de los derechos The Brunei Project, Jack, identificado como un homosexual bruneano, argumenta la falta de críticas contra la “sharía” dentro de Brunéi por el férreo control de las autoridades sobre los medios de comunicación y las leyes que reprimen la libertad de expresión.

“Nuestro país no lo hace más fácil para la comunidad LGBT. Esta ley inevitablemente afectará a personas, en especial a los adolescentes que están en proceso de descubrir su identidad. Estarán confundidos porque su propio país, al que aman y del que están orgullosos, los rechaza con vehemencia”, argumenta.

Naciones Unidas o países como Australia, Alemania o España, entre otros, han expresado su preocupación por el retroceso en materia de derechos humanos en Brunéi que conllevan estos castigos, también presentes en una decena de países como Arabia Saudí, Irán o Sudán.

El actor George Clooney recuperó a finales de marzo el llamamiento a boicotear los negocios del sultanato, entre ellos una cadena de lujosos hoteles en Europa y Estados Unidos, una medida secundada por otros famosos.

La compañía hotelera Dorchester Collection, operada por la Agencia de Inversión de Brunéi, indicó que “no tolera ninguna forma de discriminación” a través de un comunicado publicado en su perfil de Instagram.

La matriz también anunció que desactivó los perfiles de sus hoteles -entre ellos el Beverly Hills en Los Ángeles, Plaza Athenee en París o The Dorchester en Londres- a raíz de los ataques dirigidos contra sus empleados.

Brunéi tiene unos 430.000 habitantes, de los cuales el 70 % profesa el islam.

Noel Caballero

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