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Los medicamentos falsos suponen una pandemia ignorada que mata a 250.000 niños al año

Los medicamentos contra la malaria son los más falsificados en Asia y África

Teguayco Pinto

“Los medicamentos falsificados y de baja calidad están asociados con decenas de miles de muertes, principalmente en niños pequeños de países pobres”. Esta es la principal advertencia de un estudio publicado a principios de mes por un equipo internacional de investigadores en The American Journal of Tropical Medicine and Hygiene (AJTM). Los investigadores alertan de que estos medicamentos contribuyen “al creciente peligro de la resistencia a los antimicrobianos” y afirman que tienen un coste económico anual que podría alcanzar los 176.200 millones de euros. Los especialistas urgen a fortalecer los controles internacionales y piden el establecimiento de una tratado global para garantizar la calidad y la seguridad de los medicamentos.

Los análisis de medicamentos sobre el terreno realizados en los últimos años han servido para identificar medicamentos falsos, especialmente antipalúdicos y antibióticos, que, según los investigadores, provienen fundamentalmente de China e India. Pero las falsificaciones son solo el extremo criminal de un problema mayor: el de los medicamentos de calidad inferior, que son productos cuya composición no cumple las especificaciones adecuadas debido a negligencias o errores humanos en su producción, transporte o almacenamiento y que, como consecuencia, no son eficaces y resultan peligrosos para los pacientes.

“Las estimaciones del impacto de los medicamentos falsificados y de baja calidad sugieren que representan más del 10% de todos los medicamentos en los países de ingresos bajos y medios”, afirman los investigadores. Solo por culpa de los medicamentos de este tipo destinados al tratamiento de la malaria mueren cada año hasta 155.000 niños y “un número similar fallecen de neumonía aguda después de recibir tratamiento con antimicrobianos falsificados y de baja calidad”.

Los investigadores no niegan los avances conseguidos en los últimos años, ya que “la vigilancia está mejorando y la OMS está asumiendo un papel más activo”, asegura a eldiario.es uno de los autores del artículo, el investigador de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, Joel Breman. Sin embargo, este especialista advierte de que “las acciones en los países de mayor riesgo no se están fortaleciendo adecuadamente” y que “es necesaria una mayor participación de los países de altos ingresos”.

Más de una década advirtiendo del problema

El llamamiento de este equipo de investigadores no es nuevo. Los científicos llevan más de una década alertando de un problema que afecta principalmente, pero no únicamente, a países de ingresos bajos y medios. Ya en 2008, un equipo de investigadores publicó un estudio en el que se aseguraba que “los medicamentos de baja calidad en el mundo en desarrollo suponen una grave preocupación clínica y de salud pública que no debe seguir siendo ignorada”.

Desde entonces, diversas iniciativas nacionales e internacionales han conseguido avances en la vigilancia de la calidad de los medicamentos. Sin embargo, una revisión de estudios publicada en 2013 señaló que la prevalencia de medicamentos de calidad inferior o falsificados era del 28,5% y concluía que estos productos “representaban un problema enorme en toda África y Asia”.

Dos años después de la publicación de este estudio, la revista AJTM publicaba un especial con 17 investigaciones independientes sobre los medicamentos falsificados o de baja calidad y por primera vez se referían a este problema como una “pandemia global”. A pesar de ello, algunos de esos estudios mostraban datos esperanzadores, como el realizado en Laos por la investigadora española Patricia Tabernero, que observó una evolución positiva en la proporción de medicamentos contra la malaria falsificados en este país asiático.

Pero no todos los datos obtenidos en los últimos años son igual de esperanzadores. En 2018, el departamento de seguridad de la farmacéutica Pfizer identificó 95 de sus productos en 113 países como falsificados, un incremento importante en comparación con los 29 productos falsificados en 75 países que fueron encontrados en 2008.

Finalmente, en agosto del pasado año, una revisión sistemática de 265 estudios que incluían 400.647 muestras de fármacos puso cifras más concretas a la pandemia. La prevalencia de medicamentos falsificados y de baja calidad en países con ingresos bajos y medios era de prácticamente un 14%, una cifra que se elevaba hasta el 19% para los medicamentos contra la malaria y que superaba el 12% entre los antibióticos.

Mayor vigilancia y transparencia

Los autores de este último estudio volvían a insistir en sus conclusiones sobre el hecho de que “los medicamentos esenciales de mala calidad son un problema importante y poco estudiado”, por lo que pedían más medios para “reducir la amenaza”. Una petición sobre la que Breman insiste: “es necesaria una actualización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas que asegure que al menos todos los medicamentos esenciales sean de buena calidad para 2030”.

Los investigadores también elevan la presión sobre las compañías farmacéuticas para que se impliquen más en asegurar la calidad de los medicamentos. Con este objetivo se creó el Instituto de Seguridad Farmacéutica en 2002, un centro compuesto por más de 34 departamentos de seguridad de las principales farmacéuticas y que ha registrado 13.439 incidentes de falsificación en los últimos 10 años, de los que más del 50% están relacionados con medicamentos para enfermedades infecciosas agudas y crónicas como la malaria y la hipertensión.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del sector y de que la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas ha advertido de que “los medicamentos falsificados son una amenaza creciente para la salud pública de todos los países”, los investigadores critican que los datos recopilados por las farmacéuticas y los gobiernos no sean totalmente accesibles. “No existe un registro mundial central y de acceso abierto sobre medicamentos falsificados y de calidad inferior”.

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