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La contaminación del aire descendió en 2018 gracias a las lluvias y el viento

Vista de Madrid velada por la contaminación de aire.

El tiempo dio una tregua el año pasado. Meteorológicamente, 2018 “fue poco favorable para la acumulación de partículas, lo que se ha traducido en el descenso generalizado de la contaminación del aire”, explica Ecologistas en Acción en su informe anual sobre calidad del aire en España.

Las datos oficiales de las distintas redes de medición han mostrado un descenso en la cantidad de población que respira aire con niveles de polución por encima de lo permitido por la normativa: se pasó de 17,5 a 14,9 millones de personas. Con todo, un tercio de los residentes convivió con una cantidad ilegal de contaminantes atmosféricos. Los ecologistas insisten en que la Organización Mundial de la Salud establece unos umbrales más estrictos desde el punto de vista sanitario: “El 96'89% de la población respiró un aire con niveles superiores a los recomendados por la OMS”.

El análisis de la organización atribuye este alivio a la inestabilidad atmosférica del curso pasado. 2018 fue un año húmedo. Encadenó un invierno lluvioso con una primavera extremadamente húmeda (la más lluviosa desde 1965) y un verano en el que las temperaturas fueron altas, pero también resulto ser “muy húmedo”, según los resúmenes estacionales de la Agencia Estatal de Meteorología. Este tiempo fue limpiando el aire de los tóxicos emitidos. Miguel Ángel Ceballos, de Ecologistas en Acción, avisa de que esta mejoría es algo “coyuntural. En 2019 está lloviendo mucho menos y ya hemos tenido picos de contaminación”.

Los contaminantes cuyas concentraciones vulneraron la legislación en España durante 2018 fueron el dióxido de nitrógeno (NO) y el ozono troposférsico (O).

11,5 millones de personas respiraron aire con exceso legal de ozono malo. Las zonas con peores datos son la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Región de Murcia, partes de Andalucía, Catalunya y Baleares. “Pese al frío y la

inestabilidad primaveral, el prolongado calor estival ha sido suficiente para mantener las concentraciones de ozono troposférico en niveles más altos que en 2014 o 2016, aunque inferiores a los de 2015 y 2017“, indica el documento.

Respecto al dióxido de nitrógeno –gas que proviene mayoritariamente del tráfico–, la población en áreas con niveles por encima de la normativa llegó a los 4,7 millones. La focos siguen invariables: la ciudad de Madrid y el corredor del Henares (Comunidad de Madrid), el área metropolitana de Barcelona (Catalunya) y Granada (Andalucía). Sí cayeron los niveles por debajo del límite legal en Valencia, Gran Bilbao y Baix-Llobregat (Catalunya).

Otros de los sospechosos atmosféricos habituales son las partículas en suspensión ya sean finas (10 micras) o ultra finas (2,5 micras). La contaminación por micropartículas, según los estándares de la OMS, afectan aproximadamente a la mitad de los residentes: 18,7 millones las PM10 y 27 millones las PM2,5. Sin embargo, no hubo superación del límite legal anual de la Unión Europea.

Ceballos ha aprovechado para reivindicar la zona de bajas emisiones Madrid Central, a punto de desmantelarse: “Cuando se limita la emisión de contaminantes, los niveles bajan. No es una sorpresa. Cuando se toman medidas hay resultados”.

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