Ni nacionalizaciones ni pomposos aumentos salariales el 1 de Mayo en Bolivia

El Día Internacional del Trabajo tiene este 1 de Mayo en Bolivia un tinte diferente con el COVID-19, sin nacionalizaciones de empresas ni pomposos anuncios de incrementos salariales o medidas legales laborales, frecuentes en años anteriores con Evo Morales.

Algunas de las explicaciones apuntan al contexto de la pandemia del coronavirus, que ha trastocado la economía global, y a la coyuntura política boliviana, con un Gobierno interino de rasgos distintos a su antecesor más abierto a sectores privados de empleadores.

EL PASADO DE INCREMENTOS Y NACIONALIZACIONES

La llegada de Morales a la Presidencia del país en 2006 marcó un giro en la políticas laborales y empresariales, como la nacionalización por decreto de los hidrocarburos el 1 de mayo de ese año.

A partir de entonces cada Día del Trabajo se convirtió en una fecha en la que se aguardaban anuncios estruendosos, como la nacionalización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL) en 2008 o la expulsión de la agencia de cooperación estadounidense Usaid, al mismo tiempo que se ajustaban las normas laborales para beneficio de los trabajadores.

A juicio del economista e investigador Alfredo Seoane, en aquellas medidas “había una suerte de posicionamiento político y unas circunstancia macroeconómicas favorables” que posibilitaban al Gobierno de entonces ofrecer esos paquetes.

No obstante, Seoane dijo a Efe que si bien esas medidas significaron “incrementos (salariales) importantes”, por otro descuidaron a los trabajadores informales y no tomaron en cuenta “un incremento de la productividad e incremento del empleo digno”.

En el Gobierno de Morales el salario mínimo pasó de 71 a 305 dólares entre 2006 y 2019.

LA POSICIÓN DEL GOBIERNO INTERINO

Este año la pandemia por el coronavius ha hecho de que la habitual negociación por el incremento salarial entre trabajadores y Gobierno, además de la patronal del país antes apartada de ese espacio, no tenga mayor repercusión pública.

A pesar de esto, el ministro interino de la Presidencia, Yerko Núñez, indicó este pasado jueves que un equipo de ministros encabezados por las carteras de Trabajo y Economía busca “consensos” con varios sectores y que el tema no se ha descuidado, ya que se trabaja en él hace “varias semanas”.

Para Seoane, “es difícil” pensar en una negociación salarial bajo un contexto como el de la Covid-19, “una situación inédita o de crisis”.

“No creo que se pueda definir esas cosas (incremento salarial), tal vez eso signifique matar más empresas o matar más empleo”, advirtió el académico de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz.

LA CRISIS GLOBAL QUE TOCARÁ A BOLIVIA

Esta semana, el Instituto Nacional de Estadística reportó un superávit en la balanza comercial de Bolivia durante el primer trimestre de este año, pero que puede deberse al descenso de los costos de las importaciones, advirtió el Instituto Boliviano de Comercio Exterior.

Para Seoane, a pesar de ese dato, lo que viene “es preocupación hacia el futuro” y la recesión de la economía mundial, que también afectará a Bolivia.

Parte de los elementos adversos que pueden llegar es la falta de ingresos a causa del parón la laboral por la cuarentena y el descenso del precio internacional del petróleo, que marca el del gas, principal ingreso de Bolivia, por lo que aconsejó que el Gobierno se centre en crear empleo con buena remuneración.

El Gobierno interino del país ya ha anunciado un paquete de bonos sociales y ayudas a empresas, financiados en parte por organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

La cuarentena se amplió hasta el 10 de mayo en Bolivia, con posibilidad de que después pueda hacerse más flexible para una vuelta gradual al trabajo y la reactivación de sectores económicos clave.