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'Objetivo Ucrania': la diplomacia vaticana lanza sus redes por la paz en Pekín, Moscú, Kiev, Washington y Bruselas

El cardenal Zuppi, reunido con Zelenski

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
18 de septiembre de 2023 22:42 h

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En 1935, tras la firma de un pacto de no agresión entre la Unión Soviética y Francia, Stalin preguntaba al ministro de Asuntos Exteriores galo, Pierre Laval, no sin cierto desprecio: “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?”. El Vaticano sigue sin tener un ejército, pero año y medio después de la invasión rusa de Ucrania ha lanzado todas sus fuerzas para apurar las posibilidades de una paz dialogada. ¿Es posible? El Papa Francisco cree que sí, y ha puesto toda la carne de la diplomacia vaticana en el asador para conseguir que callen las armas y se encuentre una solución a un conflicto que amenaza con desangrar Europa y poner al mundo global en una situación que no se conocía desde los peores años de la Guerra Fría. Y está consiguiendo éxitos.

Este viernes, el cardenal Matteo Zuppi, delegado papal para la guerra de Ucrania, regresa de Pekín tras haberse encontrado con las autoridades chinas, en un encuentro inédito hasta la fecha (la Santa Sede y China no tienen relaciones diplomáticas). El purpurado italiano, miembro de la Comunidad de Sant'Egidio (conocida por sus iniciativas de mediación en conflictos en todo el mundo) llegó a la capital del gigante asiático el martes. En un comunicado publicado en la tarde del jueves, el Vaticano destacaba el acuerdo entre ambos estados sobre “la necesidad de aunar esfuerzos” para “fomentar el diálogo y encontrar vías que conduzcan a la paz” en Ucrania.

La reunión, tal y como anunció Roma, se produjo en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, “se desarrolló en un ambiente abierto y cordial” y estuvo en su integridad dedicada “a la guerra en Ucrania y sus dramáticas consecuencias”.

Durante la misma, Zuppi y el encargado de relaciones euroasiáticas de Pekín, Lui, también abordaron “la cuestión de la seguridad alimentaria”, mostrando su esperanza de que “pronto sea posible garantizar la exportación de cereales, especialmente a los países más amenazados”.

Más allá del encuentro en sí, que se produjo después del viaje del Papa Francisco a Mongolia (en el que por primera vez sobrevoló suelo chino, y cuyas palabras sobre la paz fueron saludadas por Pekín), la novedad está en el reconocimiento que China hace del Vaticano como posible mediador para el fin del conflicto. Hasta la fecha esta posibilidad no había sido aceptada por Kiev ni por Moscú, pero tras la cita China-Vaticano parece abrirse una puerta. Este viernes, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, anunciaba que el representante del Papa “está a punto de venir una vez más” a Moscú. “Estamos todos listos para reunirnos con él, todos listos para hablar”, señaló el canciller de Putin.

Zuppi ya visitó Rusia a finales de junio, después de haber viajado a Ucrania semanas antes para reunirse con Zelenski, visitar la ciudad de Bucha y comprobar in situ los desastres de la guerra. En aquella ocasión, el cardenal fue relegado a una audiencia con el asesor de la Presidencia rusa para Asuntos Internacionales, Yuri Ushakov, con quien no se lograron “acuerdos concretos”.

Zuppi sí se vio con el patriarca Kirill, cabeza de la iglesia ortodoxa rusa, pero no fue recibido por Lavrov ni, por supuesto, por Vladimir Putin. Tras el respaldo de China a la mediación vaticana, las cosas han cambiado, al menos para Rusia, que ahora asegura que Moscú “estudiará todas las propuestas serias” para hallar una solución, e insiste que “la pelota no está en el campo ruso”.

¿Qué ha ocurrido en estas horas? Algo ha debido cambiar en el bando ruso para aceptar, ahora, una mediación que en el pasado declaró como inútil. El viaje de Zuppi a China debe leerse en esta línea, sin olvidar la polémica por las palabras del Papa sobre la 'Gran Rusia' en un videoencuentro con jóvenes antes de su viaje a Mongolia, que llevó al principal asesor de Zelenski, Mikhail Podolyak, a negar a Francisco o al Vaticano cualquier posibilidad de mediación en el conflicto.

“No hay papel mediador para el Papa, es prorruso, no es creíble”, destacaba en la televisión ucraniana Podolyak. “El Vaticano no puede tener ninguna misión de mediación, porque sería una función que engañaría a Ucrania o a la justicia. No tiene sentido hablar de un mediador llamado Papa si adopta una posición prorrusa que es completamente obvia para todos” recalcó el asesor presidencial, muy duro con Bergoglio, hasta el punto de sugerir que “está promoviendo la guerra” y que el Banco Vaticano podría estar recibiendo inversiones rusas, aunque no muestra prueba alguna.

Todo por unas palabras que Bergoglio improvisó en una videoconferencia con jóvenes católicos rusos antes de su viaje a Mongolia, en las que ensalzaba la herencia de la “gran Rusia”. De poco sirvió que, en el vuelo de regreso de Ulán Bator, Francisco intentara explicar que las referencias eran meramente históricas y culturales: Ucrania, que ya desconfiaba del Papa –los propios obispos ucranianos, reunidos la pasada semana en el Vaticano, admitían que la popularidad de Francisco había llegado a mínimos históricos– y Zelenski defiende que, para Kiev, no hay nada que negociar con Rusia mientras no se retire de su territorio.

Quienes sí avalan el papel negociador de la Santa Sede son los Estados Unidos y la Unión Europea. Tras acudir a Kiev y Moscú, a mediados de julio el cardenal Zuppi rindió visita a Washington, donde se encontró con el presidente Joe Biden, al que entregó una carta del Papa en la que se subrayaba el dolor del Pontífice por los sufrimientos causados por la guerra. Durante la conversación, tal y como señaló la Casa Blanca, se aseguró la plena disponibilidad de EEUU para apoyar las iniciativas vaticanas en el ámbito humanitario, especialmente en lo tocante a los niños ucranianos enviados a Rusia y en los refugiados, así como para “favorecer caminos de paz”.

Zuppi también se ha encontrado con responsables europeos, y el próximo fin de semana se espera que, desde Marsella y junto al presidente francés, Emmanuel Macron, Francisco lance de nuevo un grito para frenar el dolor de la “martirizada Ucrania”. ¿Podrán las 'divisiones' del Vaticano frenar la guerra?

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