Más de 60.000 personas, entre mujeres, migrantes y mayores de 45 años o gente sin estudios, han participado desde 2016 en el Proyecto Empleo de Cruz Roja, que les ha ayudado no solo a mejorar su empleabilidad para entrar en el mercado laboral sino, sobre todo, a recuperar la confianza en sí mismas.
Un camino en el que no han estado solas, sino acompañadas por alguno de los 1.800 profesionales que forman parte de las iniciativas de inserción laboral del Programa Operativo de Inclusión Social y Economía Social (Poises) 2016-2019 de la organización y cuyos resultados han sido presentados este miércoles.
De las 60.266 personas (38.061 de ellas mujeres) que han intervenido en este programa, 25.800 (el 60 % mujeres) han logrado un puesto de trabajo y el resto ha adquirido capacidades para actividades relacionadas con el comercio, los servicios a la comunidad y las personas y los prestados a empresas, ha explicado el presidente de la organización, Javier Senent.
El perfil de estas personas, de las que 23.300 son extranjeras, es el de mayores de 45 años y con escasa formación: el 41,7 % no tenía estudios o solo contaba con el título de secundaria obligatoria; además, la mitad de los beneficiarios estaban desocupados y cuatro de cada diez era población inactiva.
A pesar de ello, en este tiempo se han podido firmar 38.968 contratos gracias también a las casi 20.000 empresas que han participado en el programa, que además de mejorar la empleabilidad de las personas que más difícil lo tienen, las ha ayudado a recuperar “la confianza en sí mismas”, ha destacado Senent.
El resultado es una inversión social “altamente rentable”, puesto que, por cada euro invertido, ha retornado 1,40 euros.
La ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, ha valorado la importancia de conocer los resultados de iniciativas como esta para demostrar que, aunque “todo es manifiestamente mejorable”, España “ha cumplido correctamente” con el Fondo Social Europeo con el que se sufraga el programa.
Porque la ciudadanía, ha añadido, tiene que ver que el dinero público “sirve” y saber que “no nos sobra nadie, que nos hacen falta todas” las personas.
Valerio ha querido lanzar también un alegato en favor de estos colectivos más vulnerables de mayores, desempleados y, sobre todo, inmigrantes víctimas de “algunas tendencias que hay por ahí” que consideran que el trabajo debe ser “solo para los españoles”.