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¿Qué respiran los astronautas? Hallan contaminantes plásticos en los filtros de aire de la estación espacial

El astronauta  Nick Hague cambiando algunos filtros de aire de la ISS

Antonio Martínez Ron

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Los filtros de aire de la Estación Espacial Internacional (ISS) acumulan todo tipo de partículas, desde pelusas de la ropa a cabellos y piel de los astronautas. Y también altas concentraciones de compuestos químicos potencialmente dañinos derivados del plástico, según un trabajo publicado este miércoles en la revista Environmental Science and Technology Letters

Los tripulantes de la ISS limpian estos filtros cada semana y envían algunas de estas muestras de vuelta a la Tierra. Una de ellas llegó hasta un equipo de la Universidad de Birmingham y del Centro de Investigación Glenn de la NASA, que las ha analizado. Su conclusión es que las concentraciones de compuestos químicos acumulados en los sistemas de filtración superan las que se encuentran en el polvo de un hogar típico de Estados Unidos o de Europa, si bien no suponen un riesgo para su salud. 

En la lista de compuestos hallados en las muestras enviadas desde la ISS a la Tierra se incluyen hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), sustancias perfluoroalquiladas (PFAS) y bifenilos policlorados (PCB), además de éteres difenílicos polibromados (PBDE), “nuevos” retardantes de llama bromados (BFR) y ésteres organofosforados (OPE). Aunque los efectos potenciales sobre la salud humana de algunos compuestos han llevado a que algunos de ellos sean prohibidos, y algunos están clasificados como carcinógenos, el equipo liderado por Stuart Harrad advierte de que, aunque sobrepasen los valores medios de cualquier hogar medio, “los niveles de estos compuestos generalmente estaban dentro del rango encontrado en la Tierra”.

“En mi opinión, es poco probable que las concentraciones detectadas en el polvo de la ISS superen los valores límite basados en la salud” , asegura Harrad a elDiario.es. “Dado que los astronautas de la ISS suelen pasar seis meses a bordo, el impacto a largo plazo de su exposición a estos contaminantes no será significativo”.

El origen de los contaminantes

Los autores sospechan que estos compuestos proceden de los materiales plásticos que cubren el interior de la estación, más abundantes que en cualquier otro habitáculo terrestre. Una parte puede proceder de las telas y correas ignífugas y otra los de los aparatos de plástico como cámaras, reproductores de MP3, tabletas, dispositivos médicos y ropa.

Aunque los valores que se han cuantificado distan mucho de una situación crítica, sí que es más que recomendable que sean más bajos

Daniel Torregrosa Químico especialista en riesgos laborales

“El artículo propone como origen de esos contaminantes los materiales plásticos y tejidos de la ISS, donde se desprenden pequeñas cantidades, como puede ocurrir en cualquier casa americana o europea con plástico por todas partes, pero a diferencia de un hogar, en la ISS es más complicado ventilar”, asegura el químico Daniel Torregrosa, especializado en el análisis de este tipo de riesgos. ¿Supone eso algún peligro para la salud de los astronautas? “Es cierto que son familias de compuestos peligrosos, que lo mejor es evitar su presencia y su exposición”, reconoce. “Aunque los valores que se han cuantificado distan mucho de una situación crítica, sí que es más que recomendable que sean más bajos”.

“Las moléculas que detectan están dentro de la denominación común de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs) que incluyen a familias muy numerosas de determinados compuestos, algunos de los cuales se usan como aditivos en plásticos”, explica Juan J. Iruin, catedrático jubilado de la UPV/EHU especialista en esos materiales. “Todos esos compuestos analizados son muy conocidos en la literatura científica y omnipresentes en el medio ambiente, aunque en muy bajas concentraciones y, en muchos casos, su fabricación está prohibida desde hace años. ¿Son peligrosos? Algunos sí y otros no tanto”, señala. “En conclusión, parece que los astronautas respiran un aire con más COPs que un ciudadano medio americano en su casa”.

Respirar mejor en futuras misiones

El aire dentro de la ISS recircula constantemente con entre 8 y 10 cambios cada hora. Además de los sistemas de aportación de oxígeno, hay filtros para la eliminación de la humedad, de bacterias y para extraer el CO2, pero se desconoce el grado en que esto elimina sustancias químicas como las detectadas en el estudio. Los altos niveles de radiación ionizante también pueden acelerar el envejecimiento de los materiales, incluida la descomposición de los productos plásticos en micro y nanoplásticos que se transportan por el aire en el entorno de microgravedad. 

En un trabajo anterior, Marit E. Meyer, autora principal de este estudio, analizó la formación de aerosoles en el interior de la ISS y llegó a la conclusión de que muchas de las partículas recolectadas estaban compuestas por múltiples elementos y tenían morfologías poco comunes en comparación con los típicos aerosoles de interior en la Tierra, debido a la microgravedad. También encontró partículas que contenían bromo y cadmio, que podrían constituir un peligro para la salud de los miembros de la tripulación, aunque las concentraciones no eran altas.

“Parece claro que la ventilación de la ISS es buena pero mejorable, como todo”, afirma Torregrosa. “Y si se investigan materiales que aguanten más y desprendan menos sustancias como las analizadas, será mejor. Pero no hay que perder de vista que el riesgo sobre la salud es muy bajo. Sobre todo si lo comparamos con la exposición a radiación en el espacio”.

“Hemos aprendido que el polvo de los filtros de aire de la ISS contiene contaminantes similares a los detectados en la Tierra”, señala Harrad. “Más investigación ayudaría a identificar las fuentes de estas concentraciones por encima del promedio, de modo que dichas fuentes puedan controlarse mejor en futuras misiones de naves espaciales”.

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