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La retirada de Simone Biles en los Juegos abre otra grieta en el muro de silencio que estigmatiza la salud mental

Simone Biles, en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.

Raúl Rejón / África Gelardo Arrebola / Daniel Sánchez Caballero

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Faltaba un giro mortal. El salto de la gimnasta multicampeona olímpica estadounidense Simone Biles era bueno, pero no era el ejercicio de dificultad absoluta que había comunicado a los jueces que haría. Le faltaba un giro clave. Minutos después se retiró de la competición por equipos de los Juegos Olímpicos de Tokio. Y más tarde confirmaba que su abandono se debía a problemas psicológicos: “No estoy lesionada. Simplemente tengo una pequeña herida en mi orgullo”. Este martes ha confirmado que tampoco participará en el concurso completo individual de gimnasia.

La retirada en medio de la prueba olímpica de una estrella mundial como Simone Biles se une a la que, hace solo unos meses, protagonizó la tenista japonesa Naomi Osaka. Osaka, en aquel momento número dos del mundo, se marchó de Roland Garros por la ansiedad que le provocaba la atención desmedida y la obligación de atender a decenas de preguntas de la prensa. Dos llamadas de atención sobre la, muchas veces, escondida salud mental. Entonces, el exnadador Michael Phelps, ganador de 28 medallas olímpicas y que pasó una depresión, escribió que Osaka podía haber “salvado su vida” gracias a la decisión de apartarse aunque eso supusiera no participar en el torneo. 

“En los deportistas de primer nivel llama mucho la atención porque la visión desde fuera es que son superhombres o supermujeres”, explica el psicólogo y coach deportivo Francesc Porta. La imagen es la de “personas capaces de estar en el top 10 a nivel mundial, que parece que no pueden pasar malos momentos y tener que gestionar las situaciones estresantes como todo hijo de vecino”, añade.

Biles ha asegurado casi nada más dejar el pabellón de gimnasia que “tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos. Esto no es simplemente salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, poniendo el foco en la importancia de atender, también, a los aspectos de la salud psicológica. “Es más importante la salud mental que el deporte ahora mismo”, ha rematado la cuatro veces campeona olímpica.

La atleta no ha ocultado así el origen de su abandono. Ha roto, en cierto modo, el tabú que rodea la salud mental. “El deporte de élite nos está haciendo ver que el cuidado de nuestra mente y nuestro estado psicológico es fundamental para cualquier actividad que requiera rendimiento”, analiza el psicólogo Porta.

El estigma y la incomprensión que redunda en mantener los problemas de salud mental en secreto tuvo un ejemplo en marzo de este mismo año en un foro tan público como el Congreso de los Diputados. El diputado del PP, Carmelo Romero, gritó al representante de Más País, Íñigo Errejón, “¡vete al médico!”, cuando Errejón preguntaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la salud mental de los españoles afectada por la pandemia de COVID-19. Su burla, con gestos incluidos, fue aplaudida por sus compañeros del Grupo Popular.

Romero terminó por pedir disculpas, pero había ilustrado uno de los problemas añadidos de la salud mental. La pregunta del diputado de Más País que provocó la mofa del parlamentario del PP no iba desencaminada. De hecho, solo unos meses más tarde se ha constatado que la COVID-19 ha traído una factura en este aspecto al provocar el aumento de un 50% de las urgencias por trastornos de esta índole en adolescentes. Este mismo lunes, una investigación para la Comisión Europea ha revelado que el sentimiento de soledad ha crecido en toda la Unión Europea debido a la pandemia. Tras la mofa del diputado Romero, Errejón replicó más tarde: “Nunca más el estigma ni la vergüenza”.

El psicólogo e investigador José María López Chamorro insiste en que “a los deportistas se les ve como superestrellas, como si no fueran humanos. Se nos olvida que son personas con sus miedos y sus preocupaciones y el tabú de la salud mental nos hace pensar en esto como situaciones extraordinarias que no nos esperamos, parece que estemos hablando de otra cosa, como si no fueran personas”.

La dimensión del problema

Aunque de ello se hable poco, España lidia con problemas relevantes de salud mental. Es el país con mayor consumo de fármacos ansiolíticos, hipnóticos y sedantes del mundo en términos relativos. En 2020 superó las 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, según el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes. Los suicidios son la principal causa de muerte violenta en España. 3.671 personas fallecieron por suicidio en 2019, según el INE, un 3,6% más que el año anterior. La tasa es de 7,79 suicidios por cada 100.000 habitantes, por debajo, eso sí, de la media europea de 11,9.

Porta entiende que la cuestión traspasa el entorno deportivo de primer nivel. “En el mundo laboral y de las organizaciones también está totalmente estigmatizado. Personas que puedan sufrir algún trastorno o dificultad para ejercer su profesión, los problemas muchas veces se los comen y no son capaces de explicarse ante sus responsables. Pasa en todos los ámbitos”, explica.

Para la psicóloga de alto rendimiento Lorena Cos, que deportistas de primer nivel como Simone Biles den un paso al frente como el de este martes tiene un valor positivo: “Que atletas de élite como ella expresen con naturalidad que han tenido un ataque de ansiedad ayuda a darle visibilidad y a que cualquiera se pueda sentir cómodo hablando de ello en una situación similar”.

López Chamorro coincide al subrayar que “cuando eres el referente de millones de personas, puede favorecer y romper el estigma de la salud mental en la sociedad en general, pero también dentro del deporte. Hay muchos niños y niñas que tienen esa presión en el deporte por ser los mejores y que lo pasan mal a la hora de gestionar la presión y las expectativas. Ver a sus grandes estrellas diciendo estas cosas, ver que no pasa nada, que no se acaba el mundo, es muy positivo”.

Al respecto, Porta explica a partir de su experiencia que “la gente joven cada vez está más abierta a poder hablar con un psicólogo, ver qué estrategias y recursos puede aplicarse para estar bien. Desde la pandemia yo estoy notando un cambio, sobre todo que los padres se ponen en contacto más que antes porque se preocupan por sus hijos deportistas”.

Los casos de Biles o Naomi Osaka han resultado atronadores por producirse en medio de una gran cita deportiva para la que ambas se habían preparado a conciencia. Para los psicólogos no es casualidad que hayan sido dos mujeres.

“Puede resultarles más fácil a ellas hablar porque son perfiles más reivindicativos”, opina Porta. En cuanto a las estrategias para afrontarlo “no diferencio entre masculino o femenino, pero, de cara afuera, las mujeres son más reivindicativas y se expresan de manera más natural”. 

López Chamorro entiende que “el deporte es una expresión dentro de la sociedad, con lo que está bajo las reglas de la sociedad en general, por eso es importante aplicar la perspectiva de género en general”.

Cos no cree tanto que sea “una cuestión de género” como de “cultura y educación”, y vuelve sobre la idea del deportista de élite como ser invencible. “Es eso lo que dificulta a veces que muestren aspectos que puedan sentir que los debilitan, como la parte mental”.

Tras su doble retirada, Biles aguarda ahora a ver qué tal evoluciona para presentarse, o no, a las finales por aparatos. Lorena Cos espera que “el mundo del deporte tome conciencia de la importancia que tiene la parte mental y de su valor en competiciones de este calibre”. Mientras, la deportista estadounidense ha ofrecido un resumen contundente: “Ahora tengo que centrarme en mi salud mental”.

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