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Ricky Rubio se despide de la NBA con una lección sobre cuidarse y saber parar

Ricky Rubio durante un partido de preparación de los Juegos Olímpicos de Tokio entre Francia y España

Marta Barandela

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Mientras en el deporte de élite ha pervivido durante décadas un fuerte tabú acerca de la salud mental, Ricky Rubio se ha despedido de la NBA con una lección valiente sobre saber anteponerse a uno mismo frente a la presión. El jugador de baloncesto español ha confirmado que no jugará más en la liga estadounidense tras decidir el pasado verano paralizar su carrera profesional para “cuidar de su salud mental”.

La noche previa a tomar esa decisión —el 30 de julio de 2023— fue “una de las más duras” de su vida, ha explicado ahora el base. “Mi mente fue a un lugar oscuro. Intuía que me encaminaba en esa dirección, pero nunca pensé que no tuviera la situación bajo control. Al día siguiente, decidí parar mi carrera profesional”, ha afirmado en un comunicado hecho público en sus redes sociales.

Rubio ha asegurado que mejora “cada día”, pero todavía está trabajando en su salud mental y por ello pide privacidad para él y para su familia hasta el momento en que decida profundizar sobre los motivos. “Un día, cuando sea el momento, me gustaría compartir mi experiencia con todo el mundo para ayudar a apoyar a otras personas en situaciones similares. Hasta ese momento, querría mantener la privacidad para mi familia y para mí. Todavía estoy trabajando en mi salud mental. Pero me enorgullece decir que estoy mejor y que mejoro cada día”, ha explicado.

El jugador ha recibido una oleada de mensajes de apoyo, entre ellos Pau y Marc Gasol: “Tu valentía y fuerza ayudará a muchísimas personas. Estamos contigo, Ricky”, ha escrito Pau. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha agradecido ser “un ejemplo para todos”: “Ahora más que nunca estamos contigo”.

Rubio, que debutó en el Joventut de Badalona con solo 14 años y fue a los Juegos Olímpicos de Pekín con 17 de la mano de Aito García Reneses, ha hablado en otras ocasiones sobre su propia salud mental, cómo le afectó el fallecimiento de su madre de un cáncer en 2016 y la humanización de los deportistas de élite.

Tona Vives falleció a los 56 años, cuando Rubio tenía 25 —sus hermanos Marc y Laia, 28 y 19— y llevaba casi un lustro jugando en la NBA. En 2019, escribió un artículo en el que contaba que la primera temporada tras su muerte se sentía enfadado y culpó, entre otras cosas, al baloncesto. “Culpé a muchas cosas. Culpé al baloncesto. Culpé a las personas a mi alrededor por cómo me sentía. Le eché la culpa a todo. Pasé por una depresión. Y miré el baloncesto de manera diferente después de aquello. Vi la vida de manera diferente (...) Y no sabía cómo solucionarlo solo. Aprendí eso cuando finalmente recibí ayuda, cuando fui a hablar con un terapeuta”, dijo.

En 2018, el base impulsó la fundación The Ricky Rubio Foundation para luchar en la prevención del cáncer de pulmón. “La idea de crear mi propia fundación me rondaba a menudo por la cabeza hasta que llegó un punto de inflexión, un día que me marcó. A mi madre le diagnosticaron cáncer de pulmón en el verano de 2012. Los siguientes cuatro años fueron un auténtico infierno. En una de las últimas conversaciones con ella, le prometí que haría todo lo posible para ayudar a los demás”, explicó.

En el extenso artículo que dedicó a su madre, Rubio citaba un recuerdo feliz de su debut en la NBA en 2011 con los Minnesota Timberwolves, con 21 años. Empezó el partido en el banquillo y, cuando iba a salir a jugar, buscó caras conocidas en las gradas que coreaban su nombre. “Encontré a mis padres entre la multitud. Mi madre, su cara. La recuerdo con una enorme sonrisa de orgullo”.

“Mi familia. Ese es mi equipo”, escribió.

Ahora, 698 partidos y cuatro ciudades después, Ricky Rubio dice adiós.

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