El terremoto de Albacete cuestiona la idoneidad de los pozos de 'fracking' y el almacén nuclear
El análisis sismológico fue uno de los aspectos que criticó el director de Seguridad de Consejo Nuclear sobre el emplazamiento del silo atómico, a menos de 100 kilómetros del foco del temblor en Montiel
La empresa Oil & Gas Capital quiere buscar gas subterráneo justo en 17.000 hectáreas situadas en el término de Ossa de Montiel, epicentro del seísmo
El fracking en Ossa de Montiel aún no ha empezado, pero los ecologistas temen que pueda potenciar la actividad sísmica en la zona o que un terremoto provoque un desastre ecológico por la contaminación de acuíferos subterráneos

Piden que se paralicen los proyectos de "fracking" previstos en Ossa de Montiel
El Campo de Montiel (Albacete) es una zona propicia para los terremotos. Lo ha recordado el seísmo de magnitud 5,2 que se registró este lunes por la tarde con epicentro en Ossa de Montiel. Esta comarca, y su prolongación hacia el norte, han sido escogidas para, o bien tratar de buscar gas encerrado en las rocas del subsuelo y extraerlo mediante fractura hidráulica, o emplazar el almacén de residuos radiactivos en el que encerrar los desechos de las centrales españolas.
Este campo (denominado geológicamente Antepaís Bético Castellano) está atravesado por fallas activas, según el Instituto Geográfico Nacional, y forma un área de "riesgo medio". El Instituto Geológico y Minero considera que "seísmos de relativa pequeña magnitud no son infrecuentes en la zona". La empresa Oil & Gas Capital tiene tres permisos para hacer prospecciones en esta comarca desde 2012 y con seis años de vigencia. Suman más de 70.000 hectáreas.
Según sus previsiones, el potencial de la exploración es "medio" y "el riesgo alto". Dentro del apartado "hidrocarburo esperado" describen "gas y petróleo". Tras los estudios cartográficos, la prospección se limitará a 17.000 hectáreas focalizadas en Ossa, según cuentan las agrupaciones ecologistas de la zona. Juan Arenas, de la Plataforma contra el 'fracking' del Campo de Montiel, ha contado a eldiario.es que "la empresa ha estado realizando catas y exploraciones y de las tres áreas la que más interesa es justo la que abarca este pueblo".
El presidente del Colegio Oficial de Geólogos, Luis Suárez, se ha extrañado por este suceso: "Se ha producido en una zona intraplacas donde apenas hay registros previos de terremotos", ha dicho tras el temblor. Julio Mora, de Ecologistas en Acción de Albacete contrapone que "este episodio demuestra que se asientan en una falla activa que es la de la Meseta Sur". Mora recuerda que en sus alegaciones en contra de los permisos otorgados en 2012 por el Gobierno de Castilla-La Mancha ya se incluyó el tema de los terremotos. "Hay riesgo de que haya más terremotos y más fuertes pero nos rechazaron las alegaciones el pasado mes de enero", se queja el ecologista.
De hecho, el movimiento de esta fractura de las placas fue la que originó las Lagunas de Ruidera. Por eso el Campo de Montiel es una "área de gran importancia hidrogeológica (...) su acuífero drena hacia el norte" a la Llanura Manchega donde se sitúan las lagunas, según recoge un estudio sobre el contexto tectónico de esa joya medioambiental realizado por la Universidad Complutense de Madrid. Oil & Gas Capital ha declinado hacer ningún comentario sobre si este reciente seísmo modificará sus planes.
Aunque la acción humana no se haya relacionado directamente con la actividad sísmica, los datos estadísticos sí han unido uno y otro fenómeno. En España el almacén submarino de gas Castor, en la costa mediterránea, terminó por clausurarse ante el aumento de los terremotos en la falla de Amposta que afectaban a esta localidad tarraconense y a otras de Castellón como Vinarós. El Gobierno decidió indemnizar a la empresa dueña del depósito, ACS, por cerrarlo: 1.350 millones de euros, ya abonados a la corporación.
Pero cuando se trata de fractura hidráulica, la cabecera está en EEUU. Allí, los estados en los que se están concentrando los pozos de extracción de gas mediante la inyección de agua a alta presión para romper la roca subterránea y liberar así los hidrocarburos atrapados entre el mineral ha visto cómo se multiplicaban sus terremotos. Así, en 2014, un estado como Oklahoma multiplicó por tres los seísmos de magnitud 3 o más detectados en California –por donde discurre la célebre falla tectónica de San Andrés–. El Instituto Geológico estadounidense constató 562 en Oklahoma por 180 en California. La evolución de la intensidad sísmica de ambos territorios desde 2000 puede observase en este indicador.
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