Los científicos van a derretir el hielo más antiguo del planeta para revelar el mayor misterio del clima prehistórico
Las capas más profundas de la Antártida oriental conservan un frío perpetuo que impide cualquier tipo de deshielo natural. A varios cientos de metros bajo el hielo, los termómetros marcan valores extremos que se mantienen por debajo de los -55 °C incluso cuando en la superficie se alcanzan los picos de radiación solar del verano austral.
Esa resistencia térmica convierte a la región en un gigantesco archivo natural que ha congelado fragmentos enteros del pasado terrestre. Precisamente desde esas profundidades heladas ha sido extraído un núcleo de hielo que podría contener el registro ambiental más antiguo jamás recuperado en el planeta.
Las primeras pruebas buscarán rastros del clima terrestre más remoto
El cilindro fue transportado hasta Reino Unido tras pasar varias semanas almacenado en una cámara subterránea de la Antártida. Según confirmó la British Antarctic Survey (BAS), se trata de un bloque que podría superar el millón y medio de años de antigüedad, lo que prácticamente duplicaría en tiempo al anterior registro más longevo, de 800.000 años. La pieza forma parte del proyecto europeo Beyond EPICA – Oldest Ice, una iniciativa científica internacional cuyo objetivo es ampliar el conocimiento sobre la evolución climática de la Tierra.
Los investigadores trabajan con la hipótesis de que este fragmento de hielo podría ofrecer información clave para comprender una fase crítica en la historia del clima terrestre: la Transición del Pleistoceno Medio. Este proceso se caracterizó por un cambio drástico en los ciclos glaciales, que pasaron de producirse cada 41.000 años a establecer un ritmo de 100.000 años. El fenómeno tuvo lugar hace más de 800.000 años, pero su origen sigue sin explicación completa por parte de la comunidad científica.
Durante las próximas semanas, el equipo de especialistas en Cambridge procederá a fundir el núcleo de forma controlada para analizar las burbujas de aire atrapadas, los residuos volcánicos, los restos de sal marina y otros elementos depositados en el hielo desde hace más de un millón de años.
La doctora Liz Thomas, responsable del área de núcleos de hielo del BAS, explicó a la BBC que el laboratorio utilizará tecnología de análisis de flujo continuo para estudiar las partículas liberadas, con el fin de identificar datos relacionados con la temperatura, los patrones de viento y el nivel del mar en diferentes épocas.
Según explicó Thomas en una entrevista concedida a Reuters, la importancia de esta muestra radica en que “estamos explorando un período completamente desconocido de nuestra historia y lo que esperamos es desbloquear todos estos secretos increíbles”. El análisis incluirá espectrometría de masas por plasma acoplado inductivamente, una técnica que permitirá detectar más de veinte elementos y compuestos traza presentes en el hielo.
Los fragmentos fueron recuperados en el enclave de Little Dome C, a unos 40 kilómetros de la base italo-francesa Concordia. Las tareas de perforación y extracción se extendieron a lo largo de cuatro campañas y requirieron un complejo transporte que implicó su traslado por barco y camión refrigerado hasta el Reino Unido. En paralelo, otros segmentos del mismo núcleo han sido enviados a centros de investigación en Alemania y Suiza, que también participarán en el estudio conjunto del hielo más antiguo del mundo.
El pasado climático puede ayudar a comprender los cambios actuales del planeta
La intención del equipo no se limita al análisis histórico. A través de esta muestra, los científicos esperan identificar cómo se comportaba la atmósfera cuando los niveles de dióxido de carbono eran similares o incluso superiores a los actuales, pero sin intervención humana.
En declaraciones recogidas por la BBC, Thomas señaló que “nuestro sistema climático ha experimentado tantos cambios que realmente necesitamos retroceder en el tiempo para comprender estos diferentes procesos y puntos de inflexión”.
El objetivo final es reconstruir una línea continua de datos atmosféricos que permita entender mejor la relación entre las concentraciones de gases de efecto invernadero y las fluctuaciones climáticas de largo plazo. Ese conocimiento ayudaría a modelar posibles escenarios futuros ante el calentamiento global provocado por las emisiones actuales. El hielo, en este caso, actúa como una cápsula del tiempo capaz de ofrecer respuestas sobre cómo evolucionó el planeta en otras épocas de transformación profunda.
Aunque el foco está puesto en el análisis técnico, el proceso de manipulación de los núcleos también implica medidas de protección estrictas para conservar la integridad del material. Las muestras solo pueden manipularse en condiciones de frío extremo y el personal debe limitar sus turnos dentro de la cámara a lapsos muy breves.
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