La portada de mañana
Acceder
Investigación - Los préstamos que evitaron la imputación de Juan Carlos I
El mapa de las 65.000 viviendas turísticas ilegales que hay en España
Opinión - 'Sánchez, ante el capítulo decisivo', por Neus Tomàs

El secreto biológico detrás del desastre de Napoleón en 1812

Cuadro de 1851 titulado “La retirada de Napoleón de Moscú” de Adolph Northen

Ada Sanuy

4

La retirada de Napoleón de Rusia en 1812 ha pasado a la historia como una de las mayores catástrofes militares de todos los tiempos. De los más de 600.000 hombres que partieron hacia Moscú, apenas 30.000 regresaron con vida. El hambre, el frío y las derrotas sucesivas explican parte de aquella tragedia, pero durante dos siglos ha persistido una pregunta sin respuesta: ¿qué epidemias asolaron al ejército imperial en su desesperado regreso?

Un nuevo estudio genético acaba de resolver el misterio. Según un equipo internacional del Instituto Pasteur y la Universidad de París, los soldados de Napoleón murieron en masa víctimas de dos infecciones: fiebre paratifoidea y fiebre recurrente transmitida por piojos.

Las teorías y el resultado de la investigación

Durante más de 200 años, los historiadores médicos habían sostenido que el tifus exantemático fue la principal causa de las muertes en la campaña rusa. Algunos informes contemporáneos hablaban también de disentería o neumonía, pero ninguna hipótesis había sido confirmada de manera científica.

La retirada de Napoleón de Moscú” de Adolph Northen; Mapa geográfico de Europa que muestra la ubicación y datación del sitio arqueológico en Vilnius; Fotografías 'in situ' tomadas durante la excavación de las trincheras que contenían los cuerpos de los soldados napoleónicos

En los años noventa, el hallazgo de una fosa común en Vilna (actual Lituania), donde fueron enterrados centenares de soldados franceses, abrió una nueva vía de investigación. Los análisis preliminares mediante técnicas de PCR apuntaban a la presencia de bacterias como Rickettsia prowazekii (tifus) o Bartonella quintana (fiebre de las trincheras), aunque las pruebas eran fragmentarias y no permitían una conclusión definitiva.

El nuevo estudio, publicado en Current Biology, cambia radicalmente la interpretación. Los investigadores extrajeron ADN antiguo de los dientes de 13 soldados identificados en la fosa de Vilna (Lituania) y aplicaron técnicas de secuenciación masiva, capaces de detectar fragmentos genéticos degradados y asociarlos con patógenos conocidos. Los resultados fueron sorprendentes: en lugar de Rickettsia, el equipo halló rastros inequívocos de Salmonella enterica (serovar Paratyphi C), causante de la fiebre paratifoidea, y de Borrelia recurrentis, una bacteria transmitida por piojos responsable de la fiebre recurrente.

Así lo analizaron

El hallazgo fue confirmado mediante análisis filogenético y autenticación del ADN antiguo. Los científicos compararon los genomas extraídos con bases de datos modernas para descartar contaminación y falsos positivos. El resultado mostró una coincidencia clara con cepas históricas de ambas bacterias, reforzando la idea de que estas infecciones se propagaron rápidamente en el ejército napoleónico durante su paso por los campos helados de Rusia y Lituania. “El ADN de Borrelia recurrentis en varios individuos y el de Salmonella Paratyphi C en otros demuestra que coexistieron ambas enfermedades, algo que multiplicó su impacto mortal”, explica el estudio.

Autenticación de datos de ADNa de S. enterica

Qué tan letales eran las enfermedades detectadas

Las dos infecciones eran especialmente letales en un contexto como el de la Grande Armée. La fiebre paratifoidea se transmite por agua o alimentos contaminados y provoca diarrea, fiebre alta y deshidratación, síntomas descritos con precisión por los médicos de la época. La fiebre recurrente, por su parte, se contagia por la picadura de piojos y se manifiesta en ciclos de fiebre extrema seguidos de breves períodos de alivio. En un ejército agotado, sin higiene ni recursos, ambas dolencias habrían creado un escenario devastador, con brotes simultáneos que debilitaron rápidamente a las tropas.

Los testimonios históricos coinciden con este nuevo diagnóstico. En diciembre de 1812, el médico militar J.R.L. de Kirckhoff describió en Vilna “fiebres violentas acompañadas de diarrea y abatimiento general”, una descripción que encaja mejor con la fiebre paratifoidea que con el tifus exantemático. Otros informes de la época mencionan el hedor insoportable de los campamentos, la escasez de agua potable y la presencia masiva de piojos entre los soldados, factores que favorecen tanto la salmonelosis como la infección por Borrelia.

Más allá de resolver un misterio médico, el estudio aporta una lección científica: demuestra el potencial del ADN antiguo para esclarecer episodios históricos y sanitarios que dejaron pocas huellas documentales. Los autores subrayan que es la primera vez que se identifican genéticamente Salmonella Paratyphi C y Borrelia recurrentis en restos humanos del siglo XIX, y que esta combinación de enfermedades puede haber sido responsable de otras crisis epidémicas olvidadas en Europa.

Etiquetas
stats