Este verano es posible descubrir esta joya del románico catalán pero con una visita... entre risas

Imagen de un momento de la distendida visita

Alberto Gómez

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Durante estas semanas de menos trabajo o de incluso vacaciones para muchos, los hay que aprovechan para desconectar metidos en remojo ya sea en la playa, en un lago o en un río de aguas cristalinas. Pero, cuando las temperaturas acompañan, también los hay que aprovechan para hacer visitas culturales, con las que es posible aprender y descubrir acerca de algunos de los tesoros del enorme patrimonio repartido por toda la geografía.

Si nos decidimos por visitar un castillo, una iglesia o un monasterio, la oferta que tenemos es inabarcable, con diferentes ejemplos de construcciones mejor o peor conservadas, con una historia más o menos basada en hechos comprobados por los estudiosos de la materia y, sobre todo, que nos ayuden a entender lo que pasó en épocas anteriores y cómo lo hicieron para levantar y vivir en semejantes construcciones.

Una de las opciones para visitar este verano en la provincia de Girona es el monasterio de Sant Pere de Galligants, situado o erigido concretamente en la preciosa capital de la provincia. Y además podemos apuntarnos para descubrirlo y admirarlo a una de las visitas guiadas que realizan en tono de humor, es decir, que podemos aprender de quién vivía en este monasterio gerundense entre risas. Toda una opción más que recomendable para pequeños y no tan pequeños.

El divertido recorrido histórico por el monasterio de Sant Pere de Galligants comienza con dos personajes, perfectamente vestidos con sus hábitos religiosos, que dan la bienvenida a los curiosos visitantes con un “Padre Abad, ¡que hay peregrinos!”, una sencilla manera de trasladar a las personas que están a punto de descubrir una joya del románico catalán que para ellos, para estos supuestos monjes, es toda una sorpresa que haya peregrinos en la puerta del monasterio.

Los expertos que han estudiado sus elementos arquitectónicos consideran que el monasterio en cuestión es una de las muestras más notables del románico catalán, a pesar de que solo resten visibles la iglesia y el claustro. Desde 1857, Sant Pere de Galligants actúa como museo de arqueología y bellas artes, uno de los más antiguos de Catalunya. De hecho, actualmente es la sede de Girona del Museu de Arqueologia de Catalunya.

Se tiene constancia de su existencia ya en el siglo X, aunque buena parte de la construcción que se puede observar detenidamente hoy en día pertenece al siglo XII. En aquella época, en el monasterio vivían monjes benedictinos, que seguían las estrictas reglas de Sant Benet, monjes que tejieron su historia en relación con la ciudad y con su entorno.

Esta visita teatralizada y en tono distendido pretende acercar a todos aquellos que visiten en monasterio, de forma entretenida y hasta divertida, la vida y la cotidianidad no solo de aquellos monjes que habitaban esta joya de la arquitectura sino también de la sociedad del siglo XII, lecciones impartidas in situ, es decir, a través de un escenario tan emblemático como es el propio monasterio.

En pleno centro de la ciudad

El monasterio de Sant Pere de Galligants se ha convertido en una de las visitas obligadas para todo aquel que pone un pie decidido a visitar los monumentos más significativos de la ciudad de Girona. Se encuentra ubicado en la trama urbana de la ciudad, un hecho poco habitual si tenemos en cuenta que la mayoría de monasterios de la península suelen estar situados en lugares aislados. Pero esta abadía benedictina también es singular por su cabecera y el campanario.

Y es que la cabecera de Sant Pere presenta una complicada forma asimétrica: está formada por un ábside principal con dos absidiolos a un lado y uno en el otro, mientras que en el extremo del brazo del crucero hay un ábside lateral más, lo que hace pensar en el reaprovechamiento de elementos de un templo anterior. En este espacio encontramos también el campanario de ocho caras, perfectamente simétrico y con decoración lombarda. Lo más destacado es la escultura que encontramos en los capiteles de la nave principal y, sobre todo, los de la cabecera. El monasterio alberga los materiales arqueológicos hallados en las excavaciones de diversos yacimientos de las comarcas de Girona, desde la prehistoria hasta la edad media.

Tal y como hemos mencionado anteriormente, la visita, que suele durar unos 90 minutos, es más que apta para todos los públicos, para grandes y pequeños, aunque se recomienda que los más pequeños de la casa tengan al menos cinco años. Hay visitas guiadas diurnas y nocturnas, en función del día que escojamos para visitarlo. Y para entrar hay que adquirir una entrada, aunque se trata de precios populares. De hecho los menores de ocho años entran gratis.

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