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The Guardian en español

El encarcelamiento de activistas puede dar más legitimidad al movimiento democrático en Hong Kong

Hong Kong da un golpe al movimiento democrático enviando a prisión a sus líderes

Tom Phillips

Para el acosado movimiento por la democracia de Hong Kong, el vigésimo aniversario de la transferencia de soberanía de Reino Unido a China ha sido un año terrible.

Pero el pasado jueves por la tarde, minutos después de que la Corte Suprema de la antigua colonia británica lo convirtiera en uno de los primeros presos políticos de la ciudad, Joshua Wong se mostró optimista.

“Nos vemos pronto”, tuiteó el líder de 20 años luego de que él y sus dos amigos, Nathan Law y Alex Chow, fueran condenados a la cárcel por su papel en el lanzamiento en 2014 de la Revolución de los Paraguas, una histórica ocupación de 79 días que hizo que cientos de miles de jóvenes salieran a las calles.

Para Wong, que recibió una sentencia de seis meses de cárcel, la condena ha sido un golpe especialmente duro. El estudiante activista, que se hizo famoso en Hong Kong como el joven “rostro de la protesta” durante las manifestaciones de 2014, esperaba poder presentarse como candidato a un cargo público al cumplir los 21 años en octubre. Esta sentencia le ha destruido ese sueño por al menos cinco años.

Las condenas también han significado un golpe para todo el movimiento por la democracia en Hong Kong, que ya se tambaleaba por la inhabilitación de sus cuatro diputados en el Parlamento y el creciente sentimiento de que la comunidad internacional lo ha abandonado por miedo a enfadar a Pekín.

“Muchos seguidores nuestros lloraron en el tribunal porque no querían aceptar esta resolución”, explica Ray Chan, un político a favor de la democracia y el primer legislador de Hong Kong en declararse homosexual públicamente. Chan fue uno de los que se acercó en apoyo de Wong, Law y Chow.

Las condenas son un intento de intimidar a jóvenes de Hong Kong que piensen en salir a las calles en protesta contra el rechazo de Pekín de otorgarles una democracia verdadera.

Pero para Chan, y muchos otros dentro del movimiento a favor de la democracia, el mensaje es: no nos intimidarán. “No pueden callarnos a todos”, afirma. “Todavía tenemos esperanza porque hay muchos jóvenes dispuestos a sacrificar su libertad por luchar por la democracia. Quiero ser aún más positivo: unos meses no es mucho tiempo”, le dijo Chan a sus amigos condenados. “¡Nunca os rindáis!”

Benedict Rogers, un activista británico por los derechos humanos que conoce a los tres activistas condenados, explica que él también puede ver luz al final del túnel por el que está pasando el movimiento por la democracia en Hong Kong.

Rogers asegura que el encarcelamiento de los tres jóvenes es una farsa de la justicia. “Son personas encantadoras. Estos tres jóvenes están entre las personas más inteligentes, listas, amables y divertidas que conozco, y la idea de que sean culpables de un delito es ridícula”, describe.

“Si algo sirve para que la comunidad internacional vea que en Hong Kong las libertades fundamentales y la doctrina ”un país, dos sistemas“ penden de un hilo –si no es que ya están destruidos– es el hecho de condenar a tres jóvenes cuyo único delito –si es que lo han cometido– ha sido político”.

En un comunicado, el partido de Wong, Demosistō, acusó al presidente chino, Xi Jinping, de impedir las libertades civiles y políticas que se le prometieron a Hong Kong tras la transferencia de soberanía a Pekín, y lamentó la “enorme humillación” que el gobierno ha hecho sufrir a los que luchan por un cambio.

Sin embargo, Rogers dice que al convertir a estos tres jóvenes en presos políticos, las autoridades les están dando aún mayor legitimidad y dando impulso a la misma causa que están intentando debilitar. “Cuando estudias historia, las personas que se convirtieron en figuras emblemáticas, a menudo han pasado un tiempo en la cárcel”, sostiene .“Uno sólo tiene que pensar en Gandhi, Nelson Mandela o Aung San Suu Kyi, entre muchos otros”.

Eddie Chu, un diputado a favor de la democracia, también se niega a ser pesimista. Chu acusa al Partido Comunista de intentar “borrar una generación de potenciales candidatos”, metiendo en la cárcel a todo aquel que pretenda presentarse en las elecciones representando a la oposición. Pero insiste en que la táctica no tendrá éxito. “El pueblo de Hong Kong no será vencido”.

Traducción de Lucía Balducci

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