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Gobierno de coalición: una sinfonía inacabada

Pedro Sánchez, presidente de gobierno en funciones.

José Antonio Martín Pallín

Magistrado emérito del Tribunal Supremo. Comisionado de la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra) Abogado de Lifeabogados. —

Estamos asistiendo a los últimos acordes de una sinfonía que, mucho me temo, finalizará como la famosa “inacabada” de Franz Schubert. Nunca sabremos si el compositor austriaco no pudo acabarla o quiso dejarla así. Como melómano impenitente, recomendaría a los políticos actuales y a los futuros que se aficionasen a la música clásica. Les ayudará a entender cómo se pueden ensamblar y hacer sonar armónicamente los diversos instrumentos que forman una orquesta sinfónica. Las familias musicales, la cuerda, el viento y la percusión deben entenderse y mirarse unas a otras para que todas las notas suenen de forma armónica y melodiosa.

La política, encarnada en los diversos partidos que conforman el arco parlamentario, debe comportarse, sobre todo en los momentos de una investidura, de manera que las diversas ideologías que configuran el pluralismo político, sean conscientes de la complejidad de un Parlamento en el que conviven numerosos partidos políticos. Su tarea es buscar la armonía y el pacto. Una de las acepciones de la palabra armonizar es pactar.

Los grandes maestros compositores musicales que a lo largo de la historia han dejado piezas memorables que resisten y resistirán el paso de los tiempos, han utilizado las siete notas musicales, combinándolas según la inspiración y la clase de pieza que trataban de componer. Esa amalgama o coalición de notas musicales ha permitido que el resultado final resulte perfecto o casi perfecto. En política, me parece utópica la búsqueda de la perfección, debemos contentarnos con alcanzar el arte de lo posible.

La obras maestras musicales han sido, por lo general, encargo de los reyes o nobles de la época. Con arreglo a nuestro sistema constitucional, el mecanismo de investidura del presidente del Gobierno, que tiene absoluta libertad para configurar su Gabinete, en el caso de que resulte investido, se pone en marcha una vez que se ha constituido el Congreso de los Diputados después de la celebración de las elecciones. El Rey, es decir el Jefe del Estado, previa consulta con los representantes de los Grupos políticos, con representación parlamentaria y a través del Presidente/a de Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.

A partir de este momento, la aceptación me parece una elemental obligación constitucional. La persona propuesta asume la tarea de componer una coalición, si no ha obtenido, la mayoría absoluta y de encargarse de la dirección de la orquesta. En la política, los diversos partidos que componen, lo que se llama el arco parlamentario, con cierta similitud fonética al arco de los violines, emiten sonidos y mensajes diferentes pero no es necesario que se pongan todos de acuerdo para conseguir la investidura. Estamos viviendo un momento político en el que parece que solamente hay dos posibilidades para lograr un acoplamiento sinfónico de la política. Por un lado, el Partido Socialista Obrero Español y por otro Unidas Podemos, con la peculiar característica, no frecuente en otras latitudes, de los nacionalistas de izquierda y de derecha y de grupos denominados por los críticos de la derecha como anti sistema, aunque resultan más sistémicos que alguna de las formaciones que ocupan los escaños del hemiciclo.

La doble condición de compositor y director ha recaído en la persona de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE. Pocos compositores han terminado sus obras en unos pocos días. Tienen, lógicamente, que tomarse su tiempo. Manejando las notas musicales disponibles, Pedro Sánchez manifestó que su fuente más cercana de inspiración, sería Unidas Podemos. Después de una investidura fallida; el 24 de julio, ofrece una vicepresidencia y tres ministerios a Unidas Podemos. Al parecer, a los requeridos no les gustaba demasiado la partitura y pusieron objeciones a la culminación de la obra y a su interpretación definitiva y solemne en el Hemiciclo. No tiene mucho sentido buscar al culpable de la retirada de las notas del pentagrama, lo cierto es que, al día de hoy y hasta que termine la definitiva ronda de consultas, el próximo martes día 17 de septiembre, no existe una partitura que permita interpretar la definitiva composición de una coalición.

Pienso que el anuncio de una retirada de Pedro Sánchez, si no obtiene los apoyos necesarios, es precipitado y va en contra de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, máximo intérprete de la Constitución, que en dos sentencias de los años 1984 y 1985 nos recuerda que nos encontramos dentro de un sistema de lo que se ha dado en llamar “parlamentarismo racionalizado” lo que implica que debe asumir la obligación de presentarse, el candidato del Partido más votado. Si fracasa habrá que romper definitivamente la partitura e iniciar una nueva consulta electoral, en la que los ciudadanos y solo ellos, tienen la responsabilidad de reflexionar y medir el alcance de su voto para que sea posible conceder una nueva oportunidad a la inspiración del compositor y al director de la orquesta.

Parece que el PSOE, en la figura siempre prescindible, en cualquier escenario político, de su actual Secretario General y Presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, quiere llevar la batuta y dirigir a todo el complejo político que supone la formación de un Gobierno. No admite, según sus principios, que exista un Gobierno dentro de su Gobierno. En los gobiernos de coalición siempre hay un partido mayoritario que domina la mayor parte de las familias musicales que forman la orquesta gubernamental. En la dirección de las grandes orquestas siempre ha habido divos con un gran ego personal que han conseguido imponerse sobre los demás componentes del conjunto, pero siempre han corrido el riesgo de ser tachados, en cierto modo, de dictadores. En un gobierno puede haber personalidades fuertes y opiniones diversas. No me parece en absoluto perjudicial para la buena gobernanza, porque siempre sus decisiones serán el resultado de las deliberaciones del Consejo de Ministros, regidas por una Ley, que atribuye al Presidente del Gobierno la decisión última sobre las medidas que en cada Consejo de Ministros se pueden adoptar.

La música tiene muchas virtudes, incluso dicen que amansa las fieras. Ahora bien, sin llegar a esa exageración, absolutamente inadecuada en el momento presente, puede ser útil para que los ciudadanos y los políticos que nos representan, podamos, por fin, culminar un concierto de voluntades que acabe con el ruido y el vacío. Todos somos necesarios, los virtuosos de la cuerda, los magos del viento y los estridentes percusionistas. Tan importante es ser timbalero como el primer violín. Si todo esto fracasa, corremos el riesgo de irnos con la música a otra parte.

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