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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Te recuerdo, Toni

Toni Comín

Gabriel Rufián

Diputado de Esquerra Republicana (ERC) en el Congreso de los Diputados —

Te recuerdo sentado en el Born junto a un tal Oriol Junqueras en aquella primavera de ilusión y ganas del 2014. Y te recuerdo representando lo mejor del socialismo catalanista maragallista en aquella tarima junto al Presidente de una nueva ERC que se comía al mundo, viendo y hablando sobre lo que pocos veían y aún menos hablaban.

Te recuerdo en el extremo de la mesa de aquel bar de Poblenou en el que nos citaste una tarde del otoño de 2014 y lo orgulloso y nervioso que estaba. Y te recuerdo, grande y generoso, callando, preguntando y escuchando a gente sin cargo, sin despacho, sin historia y sin nombre como si fueran diputados, consellers o ministros.

Te recuerdo en un teatro de Rubí en aquel invierno de actos en locales y bibliotecas del 2014 en el que te hice de telonero frente a mis padres, de cómo me mirabas con los brazos cruzados sonriendo y del abrazo que le diste a mi madre al final. Y te recuerdo poniendo a la gente en pie hablando de catalanismo, de Maragall, de socialismo y de libertad sin importar la bandera que cada cual tuviera en el balcón o en el corazón.

Te recuerdo en una sala en Francesc Macià la primavera del 2015 debatiendo de política y filosofía, de que paraste y me diste la palabra porque “tenéis que escuchar a este chaval” y de cómo pensé que los más brillantes son siempre los más generosos. Y te recuerdo liderando sin saberlo a un grupo de personas que ya no tenían partido pero sí memoria.

Te recuerdo ayudándome en aquel verano de llamadas y reflexiones del 2015 y tú ya sabes de que te hablo. Y te recuerdo dando cariño y confianza sin saber o preguntar si la merecía o no, sin esperar nada más que uno de eso abrazos fuertes y largos que todo el mundo sabe que solo son tuyos. Y te recuerdo solo dando a un mundo, a un momento, a una gente y a un partido que quizás te necesitaba más que tú a ellos.

Y luego ya te recuerdo en una cena en tu casa con tu familia y amigos que hiciste por mí, y en un acto en Vilanova y de como pensé que yo aquello no lo podría hacer así de bien nunca, y en un acto en Castelldefels y de cómo pensé qué suerte teníamos de tenerte, y en un acto en Santako abrazado a la gran Meritxell Serret riendo los dos en mitad de una plaza en la que se hablan 10 lenguas diferentes, y te recuerdo en la sede de ERC diciéndonos que, pasara lo que pasara, le debíamos a un pueblo en la calle ir con la cabeza alta y no ceder, y te recuerdo en un bar de Bruselas y de cómo pensé que me dolía verte ahí casi tanto como escribirte esto hoy y de cómo teníamos que ganarles más que nunca, y te recuerdo en mil momentos en tres años más y siempre con ese azul en los ojos y con esa sonrisa de niño pequeño.

Te recuerdo, Toni. No te olvido. Y debería haberte escrito más. Perdóname, amigo.

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