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Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

“El estallido arrancó la puerta de hierro de la tienda, me golpeó en la cara y perdí el conocimiento”

Mariam Chaar, refugiada de Palestina, en Beirut.

Líbano estaba ya atravesando la peor crisis social, económica y de salud, especialmente con el brote de COVID-19, cuando el pasado 4 de agosto una explosión sacudió Beirut. El incidente se cobró la vida de cientos de personas, dejando a otros miles heridos, muchos desaparecidos y un número aún incalculable de personas sin hogar.  

La catastrófica explosión afectó también a los almacenes nacionales, que contenían casi el 85% de los cereales del país, el alimento básico de la dieta, y al principal puerto del país -donde llegan la mayoría de las mercancías. En un país que importa el 80% de sus alimentos, esta situación podría ser devastadora.  

Aunque la explosión no ha afectado en exceso a los campamentos de refugiados, - según los últimos datos de Naciones Unidas 34 personas refugiadas de Palestina han fallecido tras la explosión y 124 han sido heridas-, sus consecuencias afectarán con más dureza a las comunidades más vulnerables entre las que se encuentra la población refugiada de Palestina.  

 

Jihad Banat es una del más de medio millón de personas registradas por UNRWA como refugiadas de Palestina en Líbano. La mitad de ellas viven en los 12 campamentos distribuidos por el país y su inestable situación se tambalea aún más con los recientes sucesos.  

Jihad es carpintero y se encontraba en la calle Gemayzeh en Mar Michail de Beirut preparando sus herramientas cuando de repente escuchó la primera explosión. “Entré corriendo a la tienda y escuché la segunda. El estallido arrancó la puerta de hierro de la tienda, me golpeó en la cara y me desmayé. Cuando abrí los ojos, pensé que era un intento de asesinato y me angustié mucho. Solo quería que mi esposa y mis hijos estuvieran a salvo”. Su amigo, herido en la pierna, le sacó de la tienda y consiguió que dos ciudadanos les llevaran a un hospital. Jihad nació y creció en la zona sur de Jiyyeh en Beirut y jamás había visto algo parecido, “me dolía muchísimo la cabeza, estaba sangrando mientras caminábamos entre los escombros y la destrucción. Había fuego, sangre, humo negro y personas heridas por todas partes”. 

Las personas refugiadas de Palestina se encuentran entre las comunidades más vulnerables del país, pues apenas disfrutan de derechos civiles y se enfrentan a grandes problemas como la pobreza, el hacinamiento, el desempleo y malas condiciones de la vivienda. Según Naciones Unidas, más del 80% de la población palestina tiene puestos de trabajo precarios y no cualificados, pues la ley prohíbe su acceso al sector público y a 39 profesiones más. La mayoría de las personas refugiadas de Palestina presentes actualmente en el país viven por debajo del umbral de pobreza, y su situación se ha visto agravada por la profundización de la crisis económica y las medidas restrictivas desencadenadas por la pandemia COVID-19. 

 

- Solidaridad para hacer frente a la tragedia -  

A pesar de las presiones y dificultades que la población refugiada de Palestina enfrenta en Líbano y ante las adversidades tras la explosión en Beirut, el pueblo palestino vuelca sus esfuerzos y solidaridad con los libaneses, “somos hermanos del pueblo libanés: su aflicción es nuestra aflicción y su alegría es nuestra alegría. Por lo tanto, sentí que debía ayudar y apoyar a estas personas, en cuya tierra ha vivido mi pueblo desde 1948”, comenta Tha’er Dabdoub, director de la Asociación Médica de AMAN en el campamento de Burj Al-Barajneh. “Nos trasladamos al lugar de la explosión y participamos en la búsqueda de los desaparecidos y en el tratamiento de los heridos con nuestros colegas de la Asociación Médica Al-Shifa”, afirma Daboud y añade que “80% de las instituciones y las personas de los campamentos de Burj al-Barajneh y Chatila estaban en terreno para ayudar”. 

 

A Mariam Chaar, refugiada de Palestina en Beirut, la onda expansiva le trajo recuerdos de la devastación que ya había vivido antes y lanzó la iniciativa “Soufra”. Con ella se alimentará a las familias que han perdido sus hogares y a los voluntarios les ayudan. “A pesar de las dificultades que enfrentamos en los campamentos de refugiados, Líbano sigue siendo nuestro segundo hogar, el país en el que crecimos. La capacidad de ofrecer ayuda a otros seres humanos es lo mínimo que creemos que debemos hacer”, sentencia Mariam.  

  

Incluso antes de la explosión, la seguridad alimentaria en Líbano era motivo de grave preocupación, ya que un millón de personas ya vivían por debajo del umbral de pobreza y el 45% de la población libanesa se hundía en la pobreza, según el Banco Mundial. Ahora, con el puerto principal en ruinas, la ONU advierte de que el país se podría enfrentar a interrupciones críticas en el suministro de alimentos.  

 

Los últimos meses de profunda crisis social en el país han golpeado con especial dureza a los más vulnerables, por eso es necesario que la comunidad internacional garantice que se incluya a la población refugiada de Palestina en la respuesta de emergencia inmediata y en los planes a más largo plazo para apoyar a la población de Líbano. 

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UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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