Cinco pueblos y cinco bosques para disfrutar los colores del otoño
Cuando el otoño se pone en marcha muchos de los bosques españoles entran en estado de transformación, los árboles se preparan para la llegada del frío y los paisajes cambian de color. Los verdes dan paso a los amarillos, ocres, marrones y rojizos, y los suelos se llenan de hojas que pisar. Es el momento ideal para ir a conocer algunos de los bosques más bonitos de España y, ya que estamos, visitar también unos cuantos pueblos que no se quedan atrás.
Estos cinco pueblos tienen cerca algunos de esos parajes naturales que se vuelven un espectáculo de color cuando llega el otoño, por lo que además de adentrarnos bajo los árboles en busca de las hojas podemos convertir nuestro viaje en toda una experiencia cultura. Pasando por Huesca, Navarra, Cáceres, Guadalajara y Jaén, aquí tienes cinco propuestas para pasar un fin de semana cien por cien otoñal.
Torla-Ordesa y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Huesca
Viajamos en primer lugar a Torla-Ordesa, que fue solo Torla hasta noviembre de 2014, y que hace de puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Huesca. Aunque el pueblo fue seriamente dañado durante la Guerra Civil luce un bello conjunto urbano de calles estrechas y empedradas típicas del Pirineo. Merece una buena visita, donde verás que la torre de su iglesia y varias casas señoriales como la Casa Oliván o la Casa Viú son algunos de sus elementos más llamativos.
Pensar que Ordesa y Monte Perdido es Parque Nacional ya dice mucho. Cuando llega el otoño sus ríos se llenan, sus cascadas crecen y sus árboles lo llenan todo de naranjas y ocres. Adentrarse en el bosque puede convertirse en una experiencia mágica y disponemos de infinidad de rutas de senderismo para comprobarlo por nosotros mismos.
Hervás y el Valle de Ambroz, en Cáceres
Llegamos al límite norte de la provincia de Cáceres, donde se encuentra el municipio de Hervás, en pleno Valle de Ambroz. Su casco histórico mantiene una de las juderías mejor conservadas del país, por lo que no faltan las calles estrechas y una arquitectura serrana levantada a base de adobe, madera de castaño y teja en vertical.
Aquí, en el Valle de Ambroz, los bosques nos dan la bienvenida con árboles centenarios. Una tierra de castaños y robles donde los paisajes se ponen tan bonitos que merecen la celebración del Otoño Mágico, una fiesta cultural que lleva celebrándose más de veinte años con una agenda en la que no faltan actividades como las caminatas, los conciertos, las rutas en bicicleta de montaña, la gastronomía, la artesanía y mucho más.
Ochagavía y la Selva de Irati, en Navarra
La Selva de Irati no necesita presentación, es sin duda uno de los bosques más bonitos de España y más aún cuando el otoño lo cambia todo de color. Ochagavía presume de ser uno de los pueblos más bonitos del Pirineo navarro y tiene razones para hacerlo, con sus casas de piedra con empinados tejados de pizarra, varias casas palaciegas y algunas blasonadas con escudos nobiliarios. Su puente de piedra de origen medieval es su principal seña de identidad.
Desde Ochagavía estaremos muy cerca de la Selva de Irati, uno de los mayores bosques de hayas y abetos de Europa que se convierte en un espectáculo de color cuando llega el otoño. Hay multitud de senderos bien señalizados que nos permiten recorrer kilómetros y kilómetros pisando hojas secas.
Cazorla y las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, en Jaén
Estamos en Jaén, en el pueblo de Cazorla, el que da nombre a la sierra y que rezuma encanto por los cuatro costados. Aquí, además de caminar sin rumbo entre casitas blancas, hay tres lugares que no te puedes perder: el Castillo de la Yedra y las ruinas de la iglesia de Santa María junto a la bóveda del río Cerezuelo, pues la primera fue construida sobre el segundo, que fue encauzado con una singular bóveda para poder construir sobre él.
Por su lado, las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas son Parque Natural y están plagadas de bosques, ríos y senderos que nos permiten conocerlas en profundidad. El otoño hace salpicar de colores sus árboles y, aunque el nacimiento del río Guadalquivir es uno de los lugares que nadie se quiere perder, en realidad la Cerrada de Elías o la Cerrada del Utrero son dos de sus senderos más espectaculares.
Valverde de los Arroyos y el Hayedo de Tejera Negra, en Guadalajara
Y para terminar este viaje otoñal llegamos a la provincia de Guadalajara, donde podremos conocer pueblos como Valverde de los Arroyos, posiblemente el más bonito de los pueblos negros guadalajareño, y bosques como el Hayedo de Tejera Negra, uno de los hayedos más importantes del país. Valverde de los Arroyos es un gran y bello ejemplo para conocer la Arquitectura Negra, una serie de pueblos que forman un conjunto singular por utilizar en la construcción de sus viviendas lajas de pizarra y piedra oscura entre los que también se encuentran Campillejo, El Espinar, Campillo de Ranas, Robleluengo y Mataelrayo.
Pero definitivamente, para vivir un otoño diferente metidos en la naturaleza, nada como visitar el Hayedo de Tejera Negra a través de sus senderos circulares perfectamente señalizados para caminar entre hayas y los llamativos colores ocres de sus ramas. Aunque el acceso es libre el acceso en coche sí está restringido, por lo que es necesario realizar una reserva para el aparcamiento.