El Altiplano de Granada, de vuelta a las cavernas

Castril, además de imágenes de postal gracias a su peña, también cuenta con un Parque Natural

Roberto Ruiz

En la provincia de Granada, más allá de maravillas como su Alhambra o el Parque Nacional de Sierra Nevada y su Mulhacén, aún hay mucho más que recorrer. Viajamos al Altiplano de Granada, un enclave de contrastes rodeado por las provincias de Jaén, Albacete, Murcia y Almería, y donde bosques y desiertos comparten un mismo territorio conformando un complejo entramado natural.

Aquí encontraron su hogar los primeros pobladores de Europa y civilización tras civilización ha quedado una huella imborrable de riqueza histórica, patrimonial y cultural, por lo que visitar el Altiplano será como hacer un viaje en el tiempo que te llevará ni más ni menos que a vivir en cuevas bajo tierra para ser troglodita por un día.

Repartido en dos comarcas (Baza y Huéscar) y un total de 14 municipios (Baza, Benamaurel, Caniles, Castilléjar, Castril, Cortes de Baza, Cúllar, Cuevas del Campo, Freila, Galera, Huéscar, Orce, Puebla de Don Fadrique y Zújar), el Altiplano de Granada está preparado para ofrecerte visitas que se salen de lo común.

Baza, su Dama y los íberos

Una de las paradas imprescindibles y básicas para comprender el valor geológico y cultural de todo el Altiplano granadino es la que debes hacer en el Museo Arqueológico Municipal de Baza. Allí, tras comenzar con un vídeo con el que podrás hacerte una idea de la formación del lugar hace millones de años, cuando todo el área se encontraba bajo el mar, podrás recorrer su historia desde la prehistoria hasta la actualidad. Paseando entre multitud de objetos recuperados de los más importantes yacimientos de la región podrás ser consciente de la importancia y magnitud que llegó a tener el pueblo íbero bastetano, donde más tarde se asentarían romanos, visigodos, musulmanes y cristianos.

Sobre todos los elementos expuestos destaca uno en especial: la Dama de Baza. Una estatua íbera del siglo IV a.C. que hizo de urna funeraria para las cenizas de una mujer joven, posiblemente reina de la ciudad de Basti. Aunque la pieza original se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, la copia expuesta en Baza reproduce con exactitud cada uno de los detalles de esta obra que un día estuvo completamente policromada.

Las casas-cuevas, de viviendas humildes a reclamos turísticos

Aquí tendrás fácil volver a la época de las cavernas pero sin perder el confort de un buen alojamiento del siglo XXI. Las casas-cuevas son uno de los grandes atractivos del altiplano granadino, un verdadero reclamo turístico que cada año atrae a más y más gente, aunque en realidad hayan estado siempre ahí como un tipo de vivienda local que se remonta al medievo.

Las cuevas eran la manera de vivir de sectores humildes de la población o de agricultores que necesitaban un hogar provisional mientras atendían las tierras, un tipo de vivienda que nos puede recordar a la Capadocia turca. Pero ahora, con la puesta en valor de este tipo de alojamiento y su adaptación para cumplir con todas las necesidades de confort exigibles hoy en día, una casa-cueva no tiene nada que envidiar a la mejor casa rural que puedas imaginar.

Todo está construido dentro de la montaña y las ventanas pueden encontrarse en respiraderos verticales a modo de chimenea. Tienen la peculiaridad de mantener una temperatura constante de unos 20 grados durante todo el año, con altas dosis de silencio y tranquilidad gracias a sus enormes paredes de roca caliza. Puedes encontrar varias de ellas con piscina e incluso alguna con hamman subterráneo incluido. Ahí es nada.

Con formas ovaladas y curvas, rematadas en blanco impoluto, las casas-cuevas se encuentra repartidas por casi toda la región, encontrándose las más antiguas en Hafas de Arriba, en Benamaurel, de época almohade datadas en el siglo XII. Algunas, además, conforman algunos de los barrios más bonitos y pintorescos de la zona, como el Barrio de las Cuevas de Baza, las Barriadas de San Sebastián, San Marcos y San Juan de Caniles, el Barrio de Triana en Cuevas del Campo, el Barrio del Pozo de Freila o el de Abatel en Zújar. Todos ellos tremendamente fotogénicos.

Los encantos naturales del Altiplano

El Altiplano de Granada tiene la capacidad de sorprender por el llamativo contraste visual que ofrecen sus bosques y desiertos. Igual que puedes recorrer páramos áridos de tierra rojiza, embalses donde practicar piragüismo y cimas a las que subir por encima de los 2.000 metros, también podrás disfrutar de una nutrida red de senderos que recorre los Parques Naturales tanto de Castril como de Baza, y todo poco después de encontrarte ante la inmensidad de sus paisajes de badlands. Por lo que, como ves, actividades al aire libre nunca te faltarán aquí.

Castril, en el noroeste del Altiplano, cuenta además con unas de las estampas más llamativas de la región pues más allá de su peña y mirador que reinan como símbolo del pueblo, el sendero de la cerrada del río Castril, o también conocido como “Sendero de las Pasarelas”, recorre un pequeño cañón rocoso a través de pasarelas que se aferran a la pared, al más puro estilo Caminito del Rey, pero a escala reducida.

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